
RA —Doctor Raggio, ¿alguna puntualización respecto a lo que decía la doctora Roche sobre su subespecialidad?
VR —A mí siempre me lo preguntan, cuando voy a una reunión social y digo que hago medicina genética todo el mundo se imagina un laboratorio, mezclando el ADN de un dinosaurio, cosas así, y yo en realidad estoy sentadito en mi oficina, mi consultorio es lo más parecido al consultorio de un psicoanalista que uno se puede imaginar. Los genetistas clínicos nos dedicamos a eso, a ver pacientes, a hablar con los pacientes, a hablar con los colegas y tratar de aportar desde la genética herramientas que pueden ser importantes en el diagnóstico, en el pronóstico, en la prevención de enfermedades. También en un área que es más específica de la disciplina que es el asesoramiento genético, que es ayudar sobre todo a parejas a tomar ciertas decisiones reproductivas en función de riesgos genéticos que tengan, por supuesto interactuando con los demás colegas. Ese es el trabajo del genetista clínico, en Uruguay muchos de los que nos dedicamos a la genética y a la genética humana lo hacemos dese la clínica, directa o indirectamente. Porque también está la parte de laboratorio que acompaña ese trabajo.
RA —Vayamos ahora al tema que nos convoca. Ustedes se habían mantenido al margen de toda la polémica con respecto al título de Sendic, hasta que ahora la senadora Lucía Topolansky reflotó el tema con esas declaraciones aquí en En Perspectiva el jueves pasado. ¿Qué opinión general tienen de lo que ha sido toda esta controversia, como especialistas en genética humana?
LR —Como científicos hemos tratado de no involucrarnos. Por un lado ha generado muchas confusiones, pero por otro lado también ha puesto a la genética un poco más en el conocimiento de las personas. Por eso después que se fue dando todo este proceso nos pareció que era el momento de salir a explicar más directamente cuáles son las funciones de la genética.
Otra cosa que está relacionada con lo que hacemos en la Sociedad es que la gran mayoría estamos en el ambiente académico y nos preocupamos por la formación de recursos humanos. La polémica iba un poco más por ahí, qué es un título universitario, cuál es la formación. En ese sentido la gran mayoría somos profesores de la facultad, tanto en la parte clínica como en la parte de otras investigaciones genéticas o del Instituto Pasteur o de alguna universidad privada donde hacemos formación. Entonces nos interesaba aclarar que si bien en Uruguay y en muchos países no hay una licenciatura en genética humana, con ese nombre, sí hay otras carreras en las que uno se puede especializar en genética.
RA —A raíz de la polémica pública que se ha generado, ¿en algún momento percibieron que el prestigio de la disciplina estaba siendo dañado? Porque hubo muchos comentarios, bromas en redes sociales. Me imagino que a ustedes les debe haber pasado en reuniones sociales, que el tema salía una y otra vez y les preguntaban. ¿Cómo lo vivieron desde ese punto de vista?
VR —Yo no lo viví desde un sentimiento de desprestigio o un sentimiento negativo. Sí lo viví con cierta preocupación porque lo primero que vimos fue el gran desconocimiento que había en los medios y en la sociedad en general, y eventualmente entre los políticos, de qué es lo que se hace en genética acá, qué es lo que se puede estudiar y qué es lo que no. Desde el primer momento percibí eso y lo conversamos con los compañeros, no como Sociedad en sí pero sí en los grupos de trabajo. Y la vicepresidenta el otro día acá mismo dijo cosas positivas, resaltó la importancia de la genética, resaltó la necesidad de aumentar el trabajo en genética en Uruguay, puso un ejemplo en salud humana, y habría muchos otros. Pero a mí por lo menos me pareció –y eso sí lo discutimos– que en una interpretación apresurada uno podía entender que había que empezar de cero, que no había genética antes.
RA —Vamos a escuchar exactamente qué fue lo que dijo y cómo lo dijo la vicepresidenta Lucía Topolansky.
(Audio Lucía Topolansky.)
LT —Desde el punto de vista de la genética humana, pienso que en Uruguay (Sendic) es uno de los que saben más, aunque no tenga ese cartoncito.
EC —Esa es otra historia para discutir aparte.
LT —Me consta que ahora él va a dedicarse a revalidar lo que pueda, porque en Uruguay no existe esa licenciatura, existe la Licenciatura en Biología Humana. Entonces todas esas materias que hizo le sirven, le faltaría una materia, que es matemática, que no tenía, le faltan un curso y la tesis.
(Fin audio.)
RA —¿Qué fue lo que particularmente los molestó o les llamó la atención de estas declaraciones de Lucía Topolansky como para tener que salir a hacer estas aclaraciones?
LR —Lo que estaba diciendo recién, creo que hasta ahora nosotros no habíamos sentido como que se había contribuido a la falta de apreciación de la genética en la sociedad. Pero en estas declaraciones –aparte de una persona gobernante, que venía diciendo cosas muy interesantes y respetables– se notó un desconocimiento.
RA —Ella dice eso, que seguramente Raúl Sendic sea la persona que más sabe de genética en Uruguay. Ustedes entienden que eso no es así, dada la capacitación que hay en esta área, en esta disciplina.
LR —Claro, nosotros no pensamos que ella no tuviera la menor idea, sino más bien que fue en un contexto. Pero quedó eso y nos pareció que era un buen momento para explicar la importancia que tiene para un país que haya científicos, que haya formación de recursos humanos en genética para el desarrollo del país. La comunidad científica y la genética ahora tienen un papel fundamental en la biotecnología, en la medicina, en el progreso de un montón de aspectos, también en la producción animal y vegetal, entonces nos pareció que era el momento…
RA —Porque la afirmación puede ser cuestionable, ya que la genética como tal, como disciplina, y la genética humana en particular, ha avanzado una enormidad desde los años 80 o fines de los 70, cuando Sendic hizo sus estudios en Cuba.
VR —Sí, claro. Yo resaltaría eso, que la interpretación que se podía hacer de esas palabras es que no había genética antes. Nuestro comunicado se centra en eso, resalta la historia, el presente y en cierta medida las posibilidades a futuro de la comunidad de genética humana y de genética en general en Uruguay. Y lo otro es que se podía interpretar erróneamente o apresuradamente que uno no puede estudiar genética acá, que es una cosa en la que sin duda hay que profundizar. Entonces no sé, a mí por lo menos, como a algunos otros colegas con los que hablé, no me salió la necesidad de polemizar o de salir a responder específicamente, y sobre todo polémicas que a veces son inconducentes. Pero sí a aclarar e informar a la sociedad, eso sí es nuestro rol como sociedad científica. Fue eso lo que quisimos priorizar.
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