
NB —La prédica de BO ha estado muy enfocada en criticar la actuación de las dos máximas figuras que ha tenido el partido desde la restauración democrática, como son Sanguinetti y Batlle. Tanto es así que cuando se realizó el acto en conmemoración de los 180 años del partido ustedes no concurrieron porque los homenajeados eran precisamente los expresidentes. La pregunta es, entonces: para vos, ¿qué legado ha sido más valioso desde la restauración democrática, el del PC o el del FA? O, dando vuelta la pregunta o replanteándola de una manera similar, ¿quiénes de los presidentes te parece que han tenido una mejor actuación desde la restauración democrática?
FA —Hay cosas de los gobiernos colorados desde la restauración democrática con las que no tenemos problema, y además nos sentimos orgullosos de reivindicar, que además son cosas que hoy reivindica todo el mundo: la ley forestal, los CAIF, las escuelas de tiempo completo, la reforma de Sanguinetti y Rama en el 96, a contrapelo de una embestida privatizadora de la educación a nivel continental, muy notoria, que venía a caballo de recomendaciones de organismos internacionales de plantar el mecanismo de vauchers en la educación, etcétera. Y acá por suerte, con un gobierno del PC, el gobierno de Sanguinetti, a contrapelo de eso, se peleó por que la reforma fuera apostar a la educación pública.
Pero no tenemos problema en señalar que hay una cantidad de cosas de Julio María Sanguinetti y de Jorge Batlle que nos alejaron, porque fueron una acumulación de gestos que nada tenían que ver con el legado más rico de la historia del PC. Por ejemplo, es inconcebible haber cobijado y amparado que dentro del PC hubiera un senador que había sido el canciller de la dictadura, Juan Carlos Blanco, que fue el primero de los presos por causas de violación a los derechos humanos, y que haya silencio en el PC. Silencio, un silencio que no se puede creer, que nadie diga nada sobre esas cosas, que haya habido dentro del PC el cobijar y el silencio cómplice, porque al final es un silencio cómplice.
RA —¿Y volviendo a la pregunta que te hacía Nicolás, cuál fue la mejor administración desde la vuelta de la democracia?
FA —Creo que la primera administración de Tabaré Vázquez fue muy buena. Fue muy buena en una cantidad de cosas, fue muy buena en la línea de sensibilidad social que tuvo para encarar y poner el famoso Plan de Emergencia. Increíblemente la insensibilidad del gobierno de Jorge Batlle, si bien tomó una cantidad de medidas para dejar el país en orden, y eso es reconocido y fue reconocido por muchas figuras, incluso por el propio Astori, tuvo una tozuda negativa a entender que había que generar un plan social para amortiguar lo que había sido el desastre, la casi rotura del tejido social, que por suerte se mantuvo por años de batllismo que venían de mucho antes. Después la sensibilidad que tuvo para la restauración de una cantidad de derechos que para nosotros son muy importantes. Yo celebro y me identifico ciertamente con Sanguinetti cuando en el primer gobierno democrático reinstaló los consejos de salarios, y no me identifico con los 10 años de PC que después de haberlos sacado el PN no los reinstaló. Y sin embargo ahí tenés a Vázquez, una de las primeras cosas que hizo fue reinstalar los consejos de salarios.
NB —Ponés la primera administración de Vázquez por encima de cualquiera de las dos de Sanguinetti o de la de Jorge Batlle.
FA —Creo que la de Vázquez fue la mejor, realmente creo que fue la mejor administración. La primera de Vázquez fue la mejor.









