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Entrevista central, lunes 26 de setiembre: Fernando Amado

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NB —Hablábamos recién de por qué dar esa batalla dentro del PC. La otra pregunta que cabe hacerse es por qué no asociarse con otros sectores del partido que se están gestando y que también reivindican el sobretodo batllista. Pienso en Tabaré Viera, en Ope Pasquet, en José Amorín, todos invocan la figura de José Batlle y Ordóñez con el mismo ahínco que Fernando Amado.

FA —Lo hemos dicho muchas veces, cuando desembarcamos en esta aventura de BO eso respondió a una necesidad del grupo, de la agrupación, que sentía que podíamos sumar en el partido, con independencia, manteniendo independencia y no tratando de coaligarnos con sectores que ya existían. Porque además hay un planteo si se quiere más radical, que tiene que ver con un tema generacional, desde mi punto de vista, con respecto a otros compañeros que también están recorriendo el camino de intentar recuperar el batllismo para que sea mayoría dentro del PC. Lo estamos haciendo con las características propias de la vida de cada uno, que marcan matices. Lo cual no quiere decir que no tengamos puntos de contacto con lo que está haciendo Tabaré Viera, con lo que está haciendo Ope Pasquet. Con Ope ya teníamos coincidencias desde antes, dentro de VU tuvimos algunas diferencias en el tema de la Concertación, por ejemplo, pero hubo otra cantidad de coincidencias en temas que nos encontraron juntos, a veces en minoría dentro de VU. En el caso de la despenalización del aborto, por ejemplo, fuimos los dos obligados a no votar algo que queríamos votar, que ideológicamente sentíamos que teníamos que apoyar.

He hablado con todos ellos, informalmente, porque nunca nos hemos reunido formalmente en un despacho o en un lugar diciendo “vamos a hablar de la estrategia electoral o de la estrategia política del mediano plazo”, y lo que todos nos decimos es “dale, metele para adelante, por tu camino, con tu perfil”, y después veremos. Cuando digo lo del plan A es en serio, pensamos en llegar a la elección interna con una expresión electoral que plantee una alternativa de cambio radical al PC y que eso sea acompañado por la ciudadanía a los efectos de desalojar a quienes hoy lideran el PC. Ese es el planteo. Y si más cercano a la fecha de esa elección conversamos con sectores batllistas y vamos eventualmente juntos, el tiempo lo dirá.

RA —El plan de BO es participar en las elecciones internas con Fernando Amado como precandidato a la Presidencia. Con el sistema actual y suponiendo que Bordaberry se vuelve a postular, eso querría decir que van a seguir juntando votos juntos en las elecciones nacionales.

FA —Dos cosas. La primera, me suena muy rimbombante eso de ser precandidato a la Presidencia de la República. Le saco presión en el sentido de que es una nomenclatura que hay que utilizar legalmente en este momento, en esta circunstancia, para tratar de hacerse de la herramienta PC, ser mayoría en el PC, liderar el PC, cambiarlo, y eventualmente en el mediano plazo ser una alternativa real de gobierno, que hoy el PC no lo es. Por lo tanto le saco presión al término, porque estoy convencido de que el PC no es alternativa de gobierno en el corto plazo y por ende lo que está en discusión en el PC es qué PC va a tener el Uruguay para los próximos 10, 15, 20 años.

La segunda cosa es sí, vamos rumbo a una elección, y una elección que ojalá tenga a Bordaberry representando al sector más conservador del PC y que tenga otras figuras representando el intento de que el batllismo vuelva a ser mayoría del partido. Me han preguntado qué pasa si en esa elección gana Bordaberry. No lo tengo como opción, la única opción que manejamos –y por eso quizás los más precavidos no nos acompañen o crean que es un camino sin salvaguardas o salvavidas– es ganar. Punto, no hay opción B para nosotros, no tenemos una alternativa. Es parte de este tirarse al agua para cambiar el partido. Yo sé que es muy común en el política tener plan A, B, C, D, F, y no hacer nada sin calcular lo que pueda llegar a pasar. Nosotros no estamos haciendo eso, notoriamente no estamos haciendo eso. Estamos tirándonos a una piscina en la que no sabemos si vamos a lograr tener agua, pero sentimos que es la misión que tenemos en el PC y en la política hoy. Veremos qué pasa dentro de tres años, veremos si yo vuelvo a tratar de reinsertarme en la vida de la ciencia política y a escribir libros, o nos fue bien, el plan A fue exitoso. Porque sentimos además –mentiría si dijera que creemos que vamos a perder– que tenemos la fuerza, la fortaleza, la energía, y no solo la convicción, sino la razón para poder convencer a una cantidad de gente de que este es el camino.

NB —Todavía no descartás, pero tampoco asegurás, que vas a seguir compitiendo en caso de que Bordaberry te gane. Te lo pregunto porque la relación entre ustedes claramente no pasa por su mejor momento, de hecho hace unos días en una entrevista con Suena Tremendo Bordaberry fue bastante explícito al respecto:

(Audio Pedro Bordaberry)

Amado tiene esas cosas. Te digo la verdad, cuando uno se encuentra con gente así… Amado ha sido de las peores personas con que me tocó encontrarme en la política. Porque como que le cuesta mucho la palabra.

(Fin audio)

NB —¿Qué opinás sobre esos comentarios que fue largando Bordaberry en esa entrevista?

FA —La tentación siempre es grande cuando te dicen cosas así. Pero pensando en el camino que estamos recorriendo y que tiene como objetivo final liderar el PC, sería un error contestarle a Bordaberry en el mismo tono. Me da pena que Pedro encare este camino, mis diferencias son muy fuertes y no tienen tregua desde el punto de vista político e ideológico, por responsabilidades en la conducción partidaria, en la conducción sectorial, pero no son personales. Y acá él ingresa en un terreno en el que yo no he ingresado y en el que bien podría ingresar, y podría escribir dos o tres bestsellers, pero no voy a ingresar en ese terreno. Porque además Pedro Bordaberry…

NB —La amenaza de los bestsellers es real, ¿no?

FA —No, lo digo como un dato objetivo de la realidad. [Bordaberry] apela a medias verdades para tratar de desprestigiar o generar cierto efecto de duda sobre procesos políticos que fueron claros.

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