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Entrevista central, lunes 26 de setiembre: Fernando Amado

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NB —Los episodios a los que Bordaberry aludía eran básicamente dos. El primero era la mañana siguiente a las elecciones nacionales, cuando el PC pierde y él plantea la discusión de si ir a saludar a Lacalle Pou y apoyarlo en ese momento de cara al balotaje. Él planteó que consultó a todos los dirigentes y que vos le planteaste que si bien te hacía ruido que fuera a saludar a Lacalle Pou, él era el candidato y lo ibas a apoyar, y que al día siguiente se desayunó, cuando prendió la televisión, contigo criticándolo públicamente por haber tenido esa actitud.

FA —Primero, en esa reunión había varias personas, había 14, 15 personas. La única persona que dijo que no le parecía, que le hacía ruido, fui yo. O sea que es muy fácil de codificar. Incluso recuerdo que antes de que yo hablara –pasó tiempo, pero lo recuerdo– habló Luis Antonio Hierro, habló Julio María Sanguinetti diciendo que sí que había que ir, y yo fui, para variar, la voz que dijo “no, no me parece, me hace ruido”. Lo que sí me parecía correcto y lo dije en ese momento es que él había sido el candidato y podía perfectamente decir lo que había dicho cinco años antes, en el discurso que hizo en la Convención del partido la noche de la elección: que él iba a votar a Lacalle Herrera y que después el Comité Ejecutivo Nacional iba a decir lo que decidiera unos días después. Eso me parecía perfecto, fue el candidato, tenía todo el derecho del mundo a hacerlo, en eso fui muy claro.

No creo que haya razón para sustentar que yo no tuviera el derecho al otro día de la elección –después de haber visto a mi candidato a presidente subirse al estrado del candidato a presidente del PN y de la fórmula, de que haber estado en una situación bastante patética arriba del escenario, agitando la bandera de Uruguay en una de las escenas más tristes de la historia de la política uruguaya–, como colorado, dolido por lo que había sido la performance electoral de mi partido, a decir, ante una pregunta, que no me representó, que no me sentí representado y todas estas cosas que estoy diciendo. Como tampoco era nada menor que se había filtrado y todo el mundo sabía que Bordaberry había llegado al acto y le había comentado creo que a Da Silveira “vengo acá para hacer mierda a Tabaré Vázquez”. Fue explícito, lo supo todo el mundo. ¿Cómo no voy a decir, si me preguntan, y si no me preguntan también, que eso no me representa en la política, no me representa esa forma de encarar la política? Es un poco lo que está pasando conmigo, para él si pensás distinto sos traidor, si planteás ideas diferentes; incluso muchas veces me pasó que planteándolas de frente, el pensar distinto es igual a ser traidor. Por ejemplo, lo que él plantea respecto al voto de la Convención Nacional y a la Concertación.

NB —Ese era el otro capítulo […].

FA —Claro, fíjense lo –y lo digo con naturalidad, porque hay que decirlo– lo mala leche que es en plantear lo que plantea. Fíjense que yo di la batalla contra la Concertación en cuanto micrófono hubo, en cuanto medio hubo, estuve acá con ustedes, con Emiliano en aquel momento, estuve en todos los lugares que pude. No solo en los medios de comunicación, también en la interna de VU y en la Convención Nacional del PC. Me tocó perder y como somos leales y sabemos de lealtad y pertenecemos a un sector, cuando el sector decidió en aquella asamblea de Casa de Galicia por mayoría muy notoria acompañar a la Concertación y que eso tenía que ser una expresión corporativa del sector, obviamente, al final del proceso voté por disciplina sectorial la Concertación. Pero no se puede usar con muy mala fe ese gesto de lealtad –que muchas veces reclama y claramente no entiende lo que es– como una picardía política para tratar de embarrar la cancha.

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RA —De la audiencia, Gonzalo de Pocitos plantea: “El PC requiere renovar sus espacios de militancia, pero no a costa de la mezquina estrategia de desacreditar y confrontar a sus líderes históricos. Amado usa grotescamente la estrategia de la palanca, pegarles a los de arriba para impulsarse él mismo”. ¿Qué contesta a ese tipo de comentarios?

FA —La libertad es libre. Me parece bien que piense eso, nosotros hemos ido históricamente planteando mojones de diferencias con los liderazgos. Si le parece eso, seguramente no voy a poder convencerlo de que es distinto.

Video de la entrevista

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Transcripción: María Lila Ltaif

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