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Entrevista central, lunes 3 de octubre: Eduardo Bonomi

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NB —¿Cómo no enfocar bien el tema? ¿La discusión de los derechos humanos dentro de la cárcel?

EB —No, uno no debe discutir como si el objetivo fuera respetar los derechos humanos: el objetivo es rehabilitar a las personas. Y lo tiene que hacer respetando los derechos humanos, pero tiene que centrar el objetivo.

NB —El problema es que en las cárceles en Uruguay durante la mayor parte del tiempo no se han hecho ninguna de las dos cosas.

EB —No, acá se están tratando de respetar cada vez más los derechos humanos. Lo que digo es que si uno va a formar un médico no debe discutir “hay que respetar los derechos humanos”, hay que formar médicos respetando los derechos humanos. Si uno va a discutir la situación de cárceles, ¿qué es lo que importa en las cárceles? Rehabilitar a las personas respetando los derechos humanos. El eje de la función de las cárceles es rehabilitar a las personas, que las personas no salgan peor de lo que entran. Si uno discute si se respetan o no los derechos humanos, no discute cómo se rehabilitan las personas. Eso es lo que pasó en el Uruguay durante mucho tiempo, “los estamos respetando”, pero no se discutía cómo se rehabilitaban. Estamos tratando de rehabilitar a las personas respetando los derechos humanos.

Cuando se discutía de esa manera lo que se discutía eran las condiciones en que se cumple una pena. Nosotros tratamos de que se cumpla la pena con una política de rehabilitación basada en el trabajo, el estudio, la recreación, el deporte. Ahora hay personas que están cumpliendo la pena y eso se aplica, y hay personas que están usando la cárcel para delinquir dentro y fuera, desde las cárceles hacia fuera. Con esas personas no corre solo cumplir la pena, sino cómo se evita que delincan hacia dentro y fuera.

Hace unos años fui a visitar la cárcel de mujeres y cuando subo una escalera me encuentro con una mujer privada de libertad sangrando. ¿Qué pasó? La agredió otra persona privada de libertad que estaba en el tercer piso y esta persona estaba en el segundo o en el primero. ¿Y por qué la agredió? Porque salía a trabajar y no quieren que trabaje y cuando sale le gritan. Para proteger a las personas que querían trabajar había que tomar medidas con las que estaban en el tercer piso, y se construyó un módulo de seguridad del otro lado del edificio para que no tuvieran contacto. Si uno va a llevar adelante una política de trabajo, hay gente que no quiere que se trabaje, porque quiere que los que están junto a ellos sigan una carrera delictiva, quiere que los ayuden a organizar el delito afuera, si salen a trabajar les exigen que les lleven un destornillador o droga a la celda. Entonces uno tiene que aislar a uno de otro, tiene que tomar medidas para que se pueda trabajar.

RA —Usted declaró días atrás que hay una campaña para perjudicar el funcionamiento de las cárceles y señaló que se estaba investigando si hay connivencia entre la policía y los presos.

EB —No declaré eso, declaré que hay connivencia.

RA —Lo da como un hecho. ¿De qué tipo de connivencia estamos hablando? Y si tienen detectado el fenómeno, ¿por qué no han podido actuar al respecto?

EB —Hemos detectado el fenómeno pero no siempre exactamente quién. El fenómeno se da de muchas maneras, muchas veces cuando se lleva adelante alguna tarea o alguna práctica deportiva. Por ejemplo, Los Teros están enseñando rugby en las cárceles hace un tiempo con 80 personas privadas de libertad, ahora tienen el objetivo de hacerlo con 1.000, la mayoría de los módulos 10 y 11. Ellos mismos nos han dicho que los policías no los sacan, pasan por una celda y dicen “a ver, a ver, los que están para el rugby, los que están para el rugby” y siguen de largo y no sacan a nadie. Lo hacen por gusto, porque eso aumenta la tensión y después con alguna otra provocación se arma un lío, y si esa provocación además la toman personas privadas de libertad que están en el asunto se arma un lío con pelea y el resultado de la pelea puede ser cualquiera. Eso pasa, y no ahora sino desde hace añares, muchos años. Por eso tanta gente ha terminado presa, policías terminaron presos por esas situaciones. Y ahora está pasando.

Uno también tiene que tener en cuenta que el preso que está para eso tiene que estar en otra situación, no puede estar junto con el que quiere trabajar, con el que quiere estudiar. Entonces no se trata solo de que existan políticas de rehabilitación y respeto por los derechos humanos. Nosotros nos manejamos con una definición muy clara: para las personas privadas de libertad hay derechos, obligaciones y beneficios. Los derechos no se pierden nunca, que es determinado lugar, cierto metraje, definido internacionalmente, tantas comidas al día de calidad, una hora de patio, eso no se pierde nunca. Pero los beneficios se ganan y se suman a los derechos y con los beneficios se avanza y se retrocede, si uno no tiene una conducta adecuada retrocede en cuanto a los beneficios. Y si los piden, ¿tienen que estar todos igual?, no, no tienen que estar todos igual, algunos se ganan beneficios con su conducta y otros los pierden con su conducta. Lo que no puede bajar es el nivel de los derechos.

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