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Entrevista central, lunes 3 de octubre: Eduardo Bonomi

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NB —Entre los derechos que usted reseñó en su comparecencia en la Comisión de Seguimiento del Sistema Carcelario hace unos días aparece el derecho a la defensa. Sin embargo, antes que usted había pasado el comisionado parlamentario, Petit, quien había manifestado que en algunos módulos, como el 8, la visita de los abogados defensores estaba comprometida. No la visita al módulo, sino la posibilidad de que sacaran a los presos del módulo para ir al locutorio, que queda frente al módulo 8. Sin embargo durante mucho tiempo –Petit llegó a manejar que fue más de un año– los reclusos de allí no eran sacados del módulo.

EB —Tampoco iban los defensores porque no querían pasar por el escáner.

NB —Algunos defensores no van porque no quieren pasar por el escáner…

EB —La mayoría.

NB —… pero hay defensores que van con una lista de reclusos a visitar y en muchos casos no les bajan esa lista de manera completa, no bajan todos los reclusos, y con los del módulo 8 pasó durante mucho tiempo que no los bajaban.

EB —Los abogados no querían ir al módulo, se hizo un locutorio para los abogados y algunos no quieren ir porque no quieren pasar por el escáner. Yo no tengo la información de que no se saque a los reclusos, pero no descarto que pase lo mismo que pasa con el rugby. Esos son los que digo que están forzando situaciones. Hay un proceso de investigación.

NB —El caso que desencadenó la actuación del fiscal Gustavo Zubía ocurrió a principios de setiembre, cuando un grupo de reclusos salió de su celda para atacar a otro grupo que estaba en otra celda, al que atacó con lanzas y pedazos de polifón prendidos fuego, lo que terminó con la muerte de un recluso calcinado y con otros integrantes de esa celda heridos. ¿Qué lectura hace el ministerio de lo que ocurrió en ese episodio?

EB —Hago la lectura que ya hice. Esa situación se ha dado muchas veces. Con los que hacen eso se toman medidas, que son tenerlos más separados, con sus movimientos más restringidos. Cuando se hace eso se plantea que se les están violando los derechos humanos.

NB —No, la pregunta primera es qué es lo que ocurre en el módulo con la capacidad de respuesta de los efectivos de guardia –que se sabe que son pocos, pero la idea es saber cómo funciona– que no alcanzó para parar eso.

EB —Esto es muy rápido.

RA —¿Cuántos efectivos hay?

EB —¿Cuántos piensa que debe haber?

RA —En las declaraciones que han hecho ellos, tanto policías como reclusos hablaban de dos.

EB —En el penal de Libertad en la época de la dictadura había dos cada 100 presos.

RA —¿Y hoy?

EB —Debe haber más que eso, hay más de dos cada 100 presos. El problema es que con dos cada 100 presos, si en determinado momento cuatro se confabulan para hacer algo muy rápido, lo hacen. El problema es que eso no debe suceder, y no es solo un problema de cuántos son, es un problema de en qué situación están.

RA —Hay quienes manifiestan que es una zona liberada.

EB —No, no es una zona liberada, en este momento está absolutamente controlada. ¿Cómo se controló? Entró la Guardia Republicana, y no está en un lugar, en un punto, sino que está cuidando en general la situación. En este momento la situación está controlada, absolutamente controlada. Se puede descontrolar, pero no porque esté liberado. Usted no puede tener un guardia para cada preso; en el baño, en alguna situación, si [los presos] quieren actuar, lo pueden hacer. El problema es que hay que controlarlos de otra forma, hay que controlarlos clasificándolos correctamente.

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