
RA —Ahí sí era muy previsible que hubiera disturbios, porque todos los años ocurren y seguramente van a ocurrir el año que viene.
EB —Estaba la Policía, sigue sin entenderse la cosa. La Policía puede pararse en una esquina, que el que va a armar el problema lo ve en la esquina y arma el problema a dos cuadras mientras la Policía se traslada, porque numéricamente no puede estar en forma importante en cada esquina, tiene un nivel de traslado, que son minutos, y en esos minutos armaron el problema.
NB —El otro episodio que generó bastante repercusión en el fin de semana fue el asesinato de un hombre de 56 años que intentó impedir una rapiña en Carrasco Norte. ¿Ha habido alguna repercusión o alguna novedad respecto a ese caso?
EB —Está en investigación. Creo que se avanzó mucho, pero hasta que no tenga una resolución judicial no puedo decir nada. Pero insisto, yo muchas veces dije que cuando a uno lo están rapiñando de forma armada, con un arma ostensible a la vista, no es conveniente resistirse.
RA —¿Pero qué habría hecho usted en esa situación, si una persona se baja de un coche y ve que rapiñan a una amiga? Porque también hay casos en los que no intervienen y el delincuente termina matándolos igual.
EB —Hay gente que está con un arma a veces con síndrome de abstinencia o bajo efectos de la droga. Me llaman poderosamente la atención en los últimos días robos chicos –porque es poca cosa lo que van a robar– que terminan con un tiro en la cabeza. Llama la atención, es increíble, ¿en qué cabeza pasa eso? En esa situación me parece que no conviene la resistencia.
RA —Pero es esperable que el 99,9 % de los uruguayos actuemos así cuando vivimos una situación de ese tipo, cuando es agredida otra persona que queremos.
EB —No, el 99 % de los uruguayos no actúan así. He visto gente que les da las cosas y lo dicen, “a mí que me roben, es plata” y le tiran igual. Yo he contado varias veces que mataron a un amigo en un robo, él llegó a un supermercado, que era de él, la señora estaba atendiendo una caja, y él fue a su caja, que estaba vacía, agarró un arma y se arrimó a la caja de la señora, que le dijo: “No hagas nada, dejá, es plata, es plata nomás”. Él hizo y en el momento en que fue a tirar bajó el arma y le tiró en la pierna, porque no lo quiso matar, entonces el tipo cayó, le respondió el tiro, le pegó en la cabeza y lo mató. La mujer le dijo: “Es plata”. Después me lo dijo a mí: “Yo le dije ‘es plata, pero si vas a tirar, tirá bien’”. Cuando un delincuente, que está en eso, se cruza con otra personas, el que no es delincuente duda, y cuando duda tira primero el delincuente. Es un problema, uno puede tener la voluntad, yo admiro la voluntad, pero tiene malos resultados.
RA —De todas formas no podemos resignarnos a esa situación, que la actitud que uno tenga que privilegiar sea no actuar.
EB —Si no se resigna, al que se mete le va a ir mal, porque el otro no tiene duda y el que se mete tiene duda. A mí me han preguntado si recomiendo que la gente se desarme. Yo no recomiendo que se desarmen, no me animo a decirle a nadie que se desarme si sabe tirar –y saber tirar no es saber tirar al blanco, es saber qué pasa con uno enfrente–, pero si no se sabe tirar, no se enfrente.
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Transcripción: María Lila Ltaif









