
RA —En el caso de las telecomunicaciones estamos hablando de los servicios de Antel de comunicación.
GB —Los servicios de Antel. La otra cuestión que hay que mencionar es que hay excepciones. Además de la lista negativa hay otros elementos que aparecen como si fueran también lista negativa, que están en los anexos. Por ejemplo, si bien no es exactamente lo mismo, porque en las listas negativas no se aplica ninguna de las cláusulas establecidas en el acuerdo, en los anexos se pone un conjunto de bienes que Uruguay ha decidido, por ejemplo el servicio aeronáutico, el de transporte, el de pesca, industrias creativas. Y en general las empresas públicas energía, distribución de combustibles y agua salen del acuerdo.
RA —Todo eso queda excluido del acuerdo.
GB —Queda excluido del acuerdo. El problema de las listas negativas es que por una parte no se puede evaluar sector por sector dónde Uruguay sería más competitivo o Chile sería más competitivo, y por lo tanto si a Uruguay le conviene o no liberalizar. No se hace un análisis exhaustivo de lo que queda. Esto es lo primero.
Lo segundo es que hay sectores que no existen hoy. O sea, ¿quién habría dicho hace 10 años que la impresión 3D podía ser un sector que pudiera desarrollar el Uruguay? ¿Quién habría dicho hace 10 años que el sector de realidad virtual se podía realizar en Uruguay? Son ambos sectores de servicios. ¿Quién dice que dentro de 10 años o de 5, con la velocidad del desarrollo tecnológico, no va a haber un sector que no está en la lista negativa, porque no lo conocemos, y que en el futuro va a entrar en las restricciones que impiden establecer determinadas políticas para que Uruguay pueda desarrollarlo?
RA —…A futuro esos sectores pueden quedar carentes de resguardo si están totalmente liberalizados por este acuerdo…
GB —Exactamente.
RA —Y por otro lado, ¿ustedes qué ven? ¿Una falta de estudio del impacto que puede implicar este TLC?
GB —Vemos dos cosas. En primer lugar vemos que detrás de estos acuerdos hay una concepción teórica que en principio plantea como si solo pudiera haber este tipo de acuerdos. Por ejemplo, en materia de estudios de comercio y de relaciones económicas entre los países, la teoría neoliberal plantea que la liberalización de recursos genera un máximo bienestar a nivel global. Pero cuando habla de intercambio de recursos, habla de capital, que podrían ser perfectamente nuestros acuerdos bilaterales de inversiones, es movimiento de capital, pero habla también de recursos humanos. Acá no se explica –la propia teoría que manejan los que defienden e impulsan estos acuerdos– que sería importantísimo para la humanidad poder liberar también los recursos humanos. Vemos las tragedias que pasan en Europa, las estrategias que pasan en México. Cuando en México se negoció el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (Nafta) no se planteó que los recursos humanos se podrían distribuir libremente entre los distintos países. Esto genera problemas porque los acuerdos como el Nafta se proponen mejorar los salarios –está en los objetivos–, disminuir la concentración de la riqueza, mejorar por lo tanto los índices de igualdad, transformar la matriz productiva, y por lo tanto, como conclusión, como corolario, una vez que la población mexicana vaya alcanzando un nivel de vida similar al que tienen Estados Unidos o Canadá, no va a ser necesario que emigre a Estados Unidos. En vez de hacer esto, lo que estamos discutiendo hoy es poner un muro, frenar la inmigración. Por eso los acuerdos de libre comercio son truncos.
Existen otros tipos de acuerdos. Por ejemplo, el espacio que generó la Unión Europea, con libre circulación de personas. Es importante esto, porque cuando entra un país de renta menor que la renta media de la Unión Europea, este recibe fondos estructurales por la cantidad de años necesaria hasta que alcance la renta media de la Unión Europea; no es necesario que alcance la renta de Alemania, el país más rico, pero tiene que alcanzar la renta media. Por ejemplo, España desde el año 85, cuando ingresó a la Comunidad Europea en aquel entonces, antes de que esta se transformara en la Unión Europea, hasta el 2005, cuando alcanzó la renta media de la Unión Europea, recibió casi 1 % del producto todos los años como renta neta, equivalente a unos US$ 6.000 millones para que pudiera ser comparable con la situación de la Unión Europea. Esto logra que la gente se quede en sus países. Es decir, entendemos que hay otro tipo de acuerdos comerciales que se pueden hacer.









