
EC —Son asuntos muy delicados, de debate eterno, hasta dónde llega la prensa en la cobertura informativa de un acontecimiento, en qué medida con eso se perjudica o se favorece la investigación.
EB —Cuando lo de Rospide nosotros convocamos una reunión con los conductores de programas y responsables de medios de prensa. Recuerdo que Claudio Paolillo no podía ir porque tenía una reunión de la SIP (Sociedad Interamericana de Prensa). En la reunión se acordó que si había razones fundadas se podía aguantar la noticia tres, cuatro días. Cuando Paolillo volvió de la reunión con la SIP me pidió una entrevista, me preguntó qué había pasado, yo le cuento y me dice: “Ah, no, es absolutamente insuficiente”. Y me contó un caso en Paraguay: había habido un secuestro, toda la prensa sabía quién lo tenía y lo fue callando, hubo acuerdo para callarlo, se lo calló por tres meses y se recuperó a la persona con vida gracias a ese silencio. Me dice: “Si se hubiera dicho dónde estaba, lo habrían matado”. Ahí se logró. “Tres o cuatro días es absolutamente insuficiente”, me destacó. “Yo vengo de la SIP en defensa de la libertad de prensa, y la libertad de prensa muchas veces tiene que confrontarse con un mal que puede provocar y se acuerda.” Creo que es un razonamiento sensato. Acá parece que hay que decir lo que uno sabe, sea cual sea la consecuencia, tirarlo, volcarlo… Hay gente que lo tira en las redes, las redes llegaron para quedarse, por lo tanto vamos a tener redes de acá en adelante, pero hay que saber usarlas. Si uno las utiliza para advertir a aquel a quien quiere perseguir, algo está mal.
EC —Usted está poniendo el acento en comportamientos de medios de comunicación.
EB —Y de redes.
EC —En un caso estamos hablando de periodistas, en otro caso estamos hablando de ciudadanos. De todos modos, querría volver al foco en el MI y cómo está manejando, eventualmente previniendo hechos como estos.
***
EC —Se detenía en las particularidades de los casos que más llamaron la atención en este mes de noviembre, como el de Brissa o el de Valentina.
EB —Pero me faltó uno, el siguiente. El siguiente se produjo en horas de la noche, los vecinos escucharon todo el ruido que generó el problema, después declararon que lo habían escuchado pero que era normal, por lo tanto no dijeron nada.
EC —Que en esa casa ocurrían ese tipo de situaciones, ¿eso fue lo que dijeron los vecinos?
EB —Sí, claro. Pero eso no es normal. Entonces si el vecino, el pariente, el amigo considera determinadas situaciones normales, estamos en un problema. Estamos acostumbrados a que la policía –estamos acostumbrados y es así– tiene tres cometidos: la prevención, la disuasión y la represión. Pero la prevención que puede llevar adelante la policía es la prevención policial, estos hechos necesitan una prevención social mucho más fuerte. Si uno considera normal lo que lleva a un doble homicidio y un suicidio, estamos mal. Falta el otro aspecto, la prevención social. Y en la prevención social tiene que ver la sociedad y tienen que ver instituciones que no son solo el MI, otro tipo de instituciones que tienen que ver con lo social, con lo cultural.
EC —¿A qué se refiere, por ejemplo?
EB —Me refiero a que una forma de pensar, que está arraigada, de que la mujer cumple un papel y el hombre tiene derechos sobre ella, que no son derechos, se los atribuye pero no son derechos, se cambia con un trabajo muy largo, que cuanto antes empiece, mejor. Sin embargo cuando tenemos que rendir cuentas de lo que se está haciendo, generalmente se le piden cuentas al Ministerio de Desarrollo Social (Mides) y al MI. Al Ministerio de Educación y Cultura (MEC) está muy preocupado por esto y trabaja en esto, pero no se le pide que participe. Si no se le pide es porque no se entiende que tiene un papel importante que cumplir, aunque la propia ministra esté convencida de que tiene que cumplir ese papel. La cuestión visual tiene que ver, si uno está tratando el tema de los homicidios, femicidios, violencia doméstica, violencia de género y los que están sentados en la mesa son Mides y sobre todo MI, el tema es policial. Y el tema tiene un aspecto policial, pero lo que desencadena el aspecto policial es una cuestión de cómo se encara la relación hombre-mujer u hombre con niños, niñas y adolescentes. Y si no cambiamos eso, no vamos a tener un éxito relevante en la materia.









