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Entrevista central, lunes 5 de octubre: Ruben Villaverde

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Entrevista con Ruben Villaverde, ex presidente de la Comisión Delegada del Sirpa.

Vea el video de la entrevista

EN PERSPECTIVA
Lunes 05.10.2015, hora 8.18

EMILIANO COTELO (EC) —El Sirpa (Sistema de Responsabilidad Penal Adolescente) sigue estando en el centro de la polémica.

Al procesamiento de 26 funcionarios debido al incidente en el Ceprili (Centro de Privación de Libertad), en julio de este año, le siguió la renuncia de dos de los directores del Sirpa y luego un nuevo episodio de abuso hacia internos protagonizado esa vez por la Guardia Republicana, que aún está siendo investigado por la justicia. Además de varios casos de fuga e intentos de motín de los jóvenes a cargo de la institución.

Las últimas novedades, sin embargo, apuntan a la gestión anterior del Sirpa. A partir de una denuncia, la justicia de Crimen Organizado está indagando la forma en que ingresaron varios de los funcionarios. Según publicó el semanario Brecha el viernes 25 de setiembre, mientras fue presidente Ruben Villaverde fueron incorporadas 79 personas que tenían vínculos familiares con jerarcas del organismo.

Pero ese no es el único frente que tienen abierto las autoridades que estuvieron a cargo del Sirpa en el gobierno de José Mujica. El juzgado también investiga las obras que se realizaron en hogares del Sirpa en ese período, y que, según las nuevas autoridades, ya presentan señales de deterioro.

¿Cómo responde Ruben Villaverde a estas acusaciones?

Vamos a conversarlo con Ruben Villaverde, técnico en Relaciones Laborales, ex director del Instituto Cuesta Duarte del PIT-CNT y ex integrante de las tertulias de En Perspectiva hasta su nombramiento en el Sirpa, en abril de 2012.

RUBEN VILLAVERDE (RV) —Hay un programa, creo que en Estados Unidos, de esos para latinos, en el que aparece una mujer presentadora que dice: “¡Y que pase el desgraciado!”.

EC —¿Se considera “el desgraciado”?

RV —Sí, claro, pronto para la interpelación. ¡Adelante!

EC —Hay varios temas arriba de la mesa. Supongo que los conoce de cerca. En primer lugar quiero pedirle una consideración general. ¿Cómo analiza este revisionismo que se ha instalado con respecto a su gestión?

RV —Supongo que el revisionismo va a permitir destacar lo que fue una gestión diferente. Yo asumí ahí enfrente [en la Torre Ejecutiva], el 12 de abril de 2012, en el Sirpa, cuando se crea el Sirpa. Ya había arrancado el gobierno de Mujica dos años antes. El día que asumí pude pronunciar un discurso, cosa que no pude hacer el día que me fui porque no me dejaron.

EC —¿No lo dejaron hacer un discurso?

RV —No. Yo salí el 20 de mayo de 2015, y el 19 de mayo de 2015 me llamó la presidenta del INAU, Marisa Lindner, quien estaba como muy afectada, pero lo hizo personalmente –es una mujer con quien tuve un trato muy muy bueno– para decirme que lamentablemente, por razones que no me podía señalar, yo no iba a poder dar unas palabras de saludo al personal ni de bienvenida a las nuevas autoridades…

EC —¿Esa disposición de quién era? ¿De la nueva presidenta, Gabriela Fulco?

RV —No lo sé, tampoco le pregunté. … Y que no iba a poder estar sentado en la mesa junto con la ministra Arismendi y las nuevas autoridades del Sirpa, en ese momento Fulco, Bellomo, Noya; de esas tres personas solamente queda Fulco.

El 12 de abril del 2012, cuando asumí, en el discurso de presentación terminé planteando un concepto que era: llegó la hora de empezar a escribir las páginas de la educación y el trabajo en lugar de las páginas de los motines y las fugas. Básicamente ese fue el concepto trasmitido el día de inicio de tareas y esa fue la inflexión que le dimos a la función.

No me encargué de mirar para atrás, en ese momento me paré mirando hacia delante, con una referencia que era el pasado. En los 20 años anteriores a mi gestión se habían producido –está registrado– 15.250 fugas. En el mundo no existe algo similar, en sistemas para mayores, para menores, para el que sea. No existe en 20 años 15.250 fugas. Por eso tiene tan mala opinión entre la población, en general se dice “el INAU”, pero póngale el nombre que quiera, Sirpa, Inter, Semeji.

EC —Usted da esta respuesta cuando yo le pregunté cómo veía todo este proceso de revisionismo. ¿Por qué se fue al discurso que hizo cuando asumió?

RV —Porque hay que tener un punto de partida. Y supongo que el revisionismo va a dar que la gestión que tuvo la primera Comisión Delegada (Villaverde; el maestro Alonso, quien luego falleció, y José María Mieres por el Partido Nacional; luego Jorge Gago en lugar de Alonso y Carlos Manzor en lugar de Mieres por el Partido Nacional) cumplió con lo que prometió. Apareció la educación, nosotros recibimos 28 exámenes rendidos –claro, no había presos, se escapaban– y entregamos a las nuevas autoridades 2.500 exámenes, y faltaba por avanzar en materia de educación. Recibimos que nadie trabajaba –¿a quién le iba a interesar trabajar si era un boleto escaparse?–, sin embargo entregamos más de 400 posiciones de trabajo en los tres años y un formato de acuerdo con sindicatos, empresas, el propio sector público, que permite un horizonte diferente. Tanto que se redujo sensiblemente la reincidencia. Prácticamente la totalidad reincidía, y la entregamos en un 23 %. Por lo tanto el revisionismo, bienvenido.

EC —No, no me parece que le resulte bienvenido…

RV —Ah, no. [Se ríe.] Bueno, pero…

EC —…Por las primeras palabras que dijo hoy cuando empezó la entrevista…

RV —Y menos mal que la audiencia no escuchó las que dije antes de empezar la entrevista, que son exactamente lo contrario de lo que acabo de decir. Pero sí, me la tengo que fumar, ¿qué querés que le haga? [Se ríe.] Meten una denuncia en Crimen Organizado… Todo aquel que lee eso… no sé, me imagino en el edificio… Yo vivo en un edificio de 55 apartamentos, hay 54 que deben de estar temblando de tener un vecino investigado en Crimen Organizado. ¡Temblaron!

EC —La justicia de Crimen Organizado está investigando una denuncia presentada por un exfuncionario que abarca dos aspectos de su administración: ingresos de empleados y calidad y forma de contratación de obras. ¿Ya tuvo que declarar?

RV —No, no, no. No, no.

EC —¿No fue citado?

RV —No, tampoco. Estoy esperando que aparezca un policía –que es una cosa un poco desagradable para los que no somos delincuentes– y me golpee la puerta. Los 54 vecinos están esperando ese momento –porque tiene su costado cholulo la cosa–, veamos cuándo viene la policía a llevarse esposado a Villaverde. Estoy esperando. Hasta ahora lo único que tengo son sueltos en los medios de comunicación. Ni siquiera sé quién es el denunciante. ¿Usted sabe quién es?

EC —Sí, algo de información hemos logrado juntar a los efectos [de la preparación de esta nota].

RV —Ah, avíseme si llega a saber quién es, porque…

EC —No creo que no sepa [quién es]…

RV —¡Pero es que no tengo información real! No tengo acceso al dato de quién fue que me denunció. Lo que tengo son oídas, pero me gustaría conocer el pedigrí del individuo.

***

EC —Hace un par de semanas el semanario Brecha publicó que en el Sirpa hay al menos 114 funcionarios que ingresaron por sus vínculos familiares con autoridades, directores, subdirectores, gerentes o funcionarios. Se señala además que la mayor parte de esos ingresos, 79, habrían ocurrido en la administración anterior, cuando usted la encabezaba. Así que, primero, y sin entrar a ver casos particulares, ¿alguna consideración general?

RV —¿Sin entrar en casos particulares? Esa nota está encabezada: “No se salvó ni el presidente Villaverde, quien habría llevado a su cuñada”.

EC —Bueno, hablemos en todo caso en primer lugar de esa situación en particular.

RV —Tengo un hermano, Jorge Villaverde, que no está en pareja en este momento, yo no tengo cuñada por mi hermano. Estoy casado, mi señora tiene dos hermanos varones, y no contraté a los hermanos de mi señora, mis cuñados no entraron. Ellos están y han estado casados, el hermano mayor está casado con Silvia Bonifás, que trabaja en la Intendencia de Montevideo, no vino a trabajar al Sirpa, y el hermano menor, con Giovanna Pina, quien tampoco entró al Sirpa. Adriana Pronzatti…

EC —Ese es el nombre que se maneja en la nota de Brecha y en la denuncia.

RV —Exactamente… Adriana Pronzatti ingresó como asesora mía. Yo tenía como presidente del Sirpa la posibilidad de contratar a dos personas. Y llevé una para el área de Seguridad, por sugerencia del Ministerio del Interior, Elena Rodríguez, que trabajaba junto con el asesor José González. Y para un área que armé, de Comunicación y Convenio con las Empresas, la señora Adriana Pronzatti.

La señora Pronzatti estuvo casada con mi cuñado hace 23 años y se separó de él hace unos 10 y se divorció hará unos ocho años. Y la verdad es que no fue por razones familiares, porque en todo caso los que no quedaron muy contentos fueron mis familiares por esa decisión. Esto parece Intrusos en el espectáculo, pero hay algunas decisiones que no son muy comprendidas en la familia. Yo llevé a esta persona por sus competencias en el medio empresarial. Es socia fundadora de la empresa AMEC, una empresa muy grande y muy reconocida en nuestro medio. Ella vendió hace muchos años a su hermana, Lisa Pronzatti, su mitad en la empresa y quedó haciendo otras cosas.

Un buen día yo aparezco en el Sirpa y el principal elemento que queríamos distinguir en la gestión era educación y el trabajo. Para los temas de educación estaba el maestro Robert Alonso, para los temas del trabajo estaba yo, no precisaba ningún asesoramiento para vincularme con el PIT-CNT, de hecho tuve un apoyo fenomenal de la central sindical, pero sí lo necesitaba para el medio empresarial. Y fue esta persona la que me generó un vínculo estupendo. Además en materia de comunicación hizo cosas muy interesantes, como una revista de la que salieron seis números –seguramente algunas vieron ustedes en su momento–. Esa fue la tarea que cumplió conmigo.

EC —No fue designada por concurso.

RV —Es que el presidente puede designar dos personas. Tampoco designé a la persona que me asesoraba en seguridad, Elena Rodríguez.

EC —Se lo pregunto porque la nota destaca que el ingreso de Pronzatti figura con la misma fecha, 1.º de diciembre de 2012, en la que un grupo de funcionarios ganaron el único llamado que se abrió durante su administración.

RV —¿1.º de diciembre del 2012?

EC —Sí.

RV —Puede ser que haya coincidido la fecha en la que tuve habilitado el mecanismo para nombrar a los asesores. Será esa la fecha, pero no tiene nada que ver, porque cualquier cargo de gobierno tiene la posibilidad; en otros organismos son cinco las personas que se pueden llevar, yo tenía la posibilidad de llevar a dos personas de mi confianza para trabajar conmigo. Una de esas posiciones fue esa, pero no es mi cuñada.

EC —Sigamos. En el listado que publicó Brecha aparecen varios casos llamativos. Uno de ellos involucra a quien entonces era el representante de la oposición en la comisión delegada del Sirpa, Carlos Manzor (Partido Nacional). Mientras estaba en el cargo ingresaron a trabajar en la institución tanto su hija como su nuera. ¿Qué sabe sobre esas incorporaciones? ¿Cómo se dieron?

RV —El director Manzor tenía la misma posibilidad que tenía yo de llevar a dos personas de su confianza. Y no hay nada sobre qué personas puede llevar. Puede llevar a su madre, a la abuela, al tío, al primo… Llevó a las personas que llevó y punto, sí. Es facultad del director llevar a dos personas de su confianza.

EC —¿Se discutió en el directorio?

RV —Yo no puse en discusión quién me iba a asesorar en materia de seguridad, ni puse en discusión quién me iba a asesorar en el vínculo con los empresarios para conseguir puestos de trabajo para los internos. Por lo tanto un día Manzor me dijo: “Estos son mis nombres para trabajar conmigo”. Me di cuenta de que algún parentesco había porque se repetía el apellido; en el otro caso no tenía la más pálida idea –me vengo a enterar ahora– de que había otro vínculo familiar. Pero delito no hay ninguno.

EC —De todos modos, los casos más impactantes refieren a dirigentes sindicales de la lista mayoritaria (la lista 10) cuyos familiares ingresaron a trabajar en el Sirpa. Por citar algún ejemplo, la nota de Brecha apunta al director del programa de Seguridad –vamos a no dar el nombre–. Trabajan en el Sirpa seis hermanos, dos cuñados y su concubina; nueve personas en total, la mitad de las cuales entraron siendo usted el presidente del Sirpa. Y hay varios casos más similares a este. ¿Qué explicaciones tiene para dar sobre estas situaciones?

RV —Yo hice un llamado a concurso para que entraran 300 educadores, al inicio de la gestión. Presentaron interés en participar en el concurso más de 3.000 personas, trajeron su carpeta más de 1.000, y entre las más de 1.000 personas se hizo una selección de 300. Si alguno piensa que yo sabía quiénes eran los 3.000 interesados en venir a trabajar al Sirpa, lo voy a decepcionar. No. En ese momento teníamos una gerenta general y un par de directores de programa y se compusieron los tribunales. Bastante tiempo después me enteré de que algunos eran familiares. Recibí la objeción en el Parlamento, en una convocatoria en el año 2013. Allí apareció el tema y existió alguna crítica sobre ese concurso. Y hubo una nota, también en Brecha, por el ingreso de la esposa de un dirigente sindical.

En el concurso no estaban impedidos de entrar los familiares. De hecho, ya que vamos por la transparencia y me parece bien, revisemos en absolutamente todas las dependencias del Estado la cantidad de familiares que han ingresado en los distintos concursos. No sé si hay alguna dependencia del Estado en la que los familiares… Ahora, ¿necesariamente lo hicieron con malas artes? Yo no puedo saber si hubo algún fallo en los tribunales. Cuando revisamos las cosas porque en el Parlamento hubo esa objeción, no aparecieron elementos que nos hicieran pensar que había habido un mal manejo de las situaciones.

EC —Pero es sugestivo esto de que de una persona terminen ingresando seis hermanos, dos hermanos y su concubina.

RV —Sí, pero es un proceso bastante más largo que mi gestión. Había familiares que ya estaban de antes y aparentemente en mi gestión, sí, ingresó alguno más. Y lo de la concubina… es una relación que tiene, si no me equivoco, un año, un año y poco. Sí, el tipo se enganchó con una funcionaria de la institución, pero la mujer no entró a la institución a partir… Se entrevera un poco la baraja. Yo no voy a andar negando que haya sucedido algo de eso, pero el director de seguridad del que estamos hablando no lo registro en la directiva del sindicato. Tal vez sea un votante, tal vez sea cercano a la actual conducción del sindicato, pero desde que yo lo conozco, mediados del 2011, no lo registro en la directiva del sindicato.

EC —Según el resumen que publica Brecha, al menos 18 familiares de sindicalistas y directores accedieron a un cargo en esa instancia, cuando –en algunos casos– sus propios allegados integraban el tribunal. O sea que incluso hubo ingreso de familiares de los integrantes del tribunal.

RV —Eso surgió en el Parlamento en el año 2013. Se compusieron varios tribunales y lo que en su momento me informó el área de Recursos Humanos, que era la que llevaba adelante el control de eso, fue que los familiares no concursaron delante de su pariente, sino que fueron a otro tribunal. Tengo entendido que eso fue así.

EC —¿No debió haberse incluido normas en el llamado que impidiesen este tipo de situaciones? ¿Por qué no se lo hizo?

RV —Precisábamos incorporar 300 personas para que no se escaparan los gurises. La verdad es que en ningún momento se me ocurrió decir “y queda prohibido que ingresen familiares”, entre otras cosas porque no está prohibido en el Estado que los familiares de personas que trabajan accedan a un concurso. Esto nos llevó –está registrado en el trabajo administrativo– a pedir una lista de todos los vínculos familiares que existían en los distintos centros, para que una persona que tenía un hermano o un cuñado trabajando en el mismo centro fuera separada. Si estaba en el centro A, uno queda en el A y el otro pasa al B, y así sucesivamente. Ese trabajo se hizo a lo largo del año 2013 para evitar cualquier tipo de ulterioridad por el vínculo familiar. Pero no hay una prohibición en el Estado, en ningún organismo, de trabajar los familiares.

EC —Una de las sospechas que están detrás de estas noticias es que hubiese algún tipo de “acuerdo” entre la dirección del Sirpa y los sindicalistas, en particular con la lista 10, la lista mayoritaria.

RV —Sí, muchas veces se dijo eso…

EC —Se dijo eso como explicación incluso de la caída abrupta en la cantidad de fugas.

RV —Sí, sí. Yo sería algo así como un gran estúpido, incapaz de dirigir absolutamente nada, que solo mediante “malas artes” puedo lograr un buen resultado. Mire, me he fumado en estos últimos cuatro meses cualquier clase de disparate. Entre otros, tuve que ir a la bancada del MPP, antes de la interpelación a Marina Arismendi, a explicar precisamente esto. Y a los compañeros del Espacio 609, bancada del MPP, entre otras cosas, les dije: “¿Alguno se piensa que por connivencia con el sindicato se redujeron las fugas y los motines?”. Como se hizo silencio, nadie me dijo ni que sí ni que no, por las dudas, seguí explicando. Logramos reducir las fugas y los motines con medidas bastante elementales. Una, dotamos de personal a los centros, había turnos para atender 30 y 40 gurises de dos personas. Tuve que hacer un acuerdo por un concepto cuya existencia desconocía, el de horas a compensar. Gente que de repente estaba dos y tres días consecutivos en el mismo lugar de trabajo porque no había quien la relevara. ¡Era un caos total la institución! Ni le cuento tener que administrar edificios con más de 100 años de antigüedad. Y yo no me quejé, no salí a decir “¡uy, esta casita parece de azúcar!”.

EC —Esa es una alusión a la nueva directora, Gabriela Fulco.

RV —No; no lo dijo ella.

EC —Pero ella se ha quejado de la mala calidad de algunos de los edificios nuevos.

RV —El término no le corresponde a Fulco. Yo no me quejé, porque, primero que nada, yo me considero frenteamplista, y un frenteamplista que tiene el honor de integrar el gobierno tiene que bancar lo que sea. Si no, que no acepte. Si no tiene temperamento para aguantar condiciones difíciles, que no acepte. ¿Qué hice? En mis estudios –en los que no están precisamente los de la criminología y otras yerbas– fui un estudioso de sociología de las organizaciones y tuve la suerte de tener a José Arocena de profesor. Y si algo me dediqué a mirar para ver qué podía hacer, porque me habían puesto en un lugar que supuestamente era o la tumba de los cracks o el lugar donde fracasaban todos los fenómenos…

EC —No tenía muchas alternativas.

RV —No tenía mucha alternativa. Entonces ¿qué hay que hacer cuando a uno lo paran en un lugar tan complicado? Ver la historia de la organización, ver el entramado, cómo funcionan las redes de poder. Porque el sambenito de “la culpa la tienen los empleados, que son todos corruptos” a mí no me cierra. Tiene que haber alguna responsabilidad de los distintos gobiernos. ¿Cómo puede ser que sistemáticamente hayan aparecido personas que luego desaparecieron diciendo “todo esto es corrupto, todo esto es inmanejable, esto es una mafia” y todos esos términos a los que nos acostumbramos? ¿Cómo puede ser que haya habido 15.250 fugas, y el día que aparece un tipo que termina con las fugas [risas] le meten una denuncia en Crimen Organizado? Es una cosa absolutamente de locos. Desde ya adelanto: no me llevé un peso, ni siquiera me comí el asado del final de obra. ¿Sabe por qué? Porque la obra no terminó.

EC —Enseguida hablamos de eso. Estaba explicando de qué forma logró la reducción de las fugas.

RV —A los compañeros de la 609 lo que les dije fue: “Muchachos, a mí me apoyó el Ministerio del Interior: donde habían sacado perimetrales, decisión de las administraciones, ¡puse perimetrales!”

EC —¿Qué son los perimetrales?

RV —Un alambrado de 4, 5, 6 metros de altura, y […] arriba para que no se fueran por el campo de la Colonia Berro. Además, en cada esquina del centro, una caseta policial, con un milico arriba, en cada posición. Hay custodia del Ministerio del Interior. Entonces los que durante tiempo dijeron que yo era un inepto probablemente tuvieran razón; inepto y todo, pusimos perimetrales, pusimos un milico en cada esquina, ¡y además pusimos personal donde no lo había! Con la historia de “los tienen 23 horas encerrados, qué horrible”… ¡Es que no los podían sacar porque eran uno o dos tipos para custodiar a 30! Yo sé que hay algunas visiones idílicas sobre estos muchachos. Pero estamos hablando de jovencitos que vienen con unas trayectorias difíciles, homicidas, sicarios, violadores, rapiñeros de una gravedad inusual, traficantes, traficantes que se han quedado con el negocio de su jefe… Acá ha pasado de todo. Entonces, ¿con dos personas querés atender un turno? Imposible. Por eso hubo un ingreso muy importante de personal. De repente la gente dice: “¡Eh, qué bárbaro, pusieron a 300 personas a trabajar!”. ¡No fue suficiente, tuvimos que llevar más gente!

EC —No todos entraron por concurso. Recién yo le preguntaba por los cuestionamientos que se hacen a los llamados. Pero una parte importante de ese nuevo contingente de funcionarios entró de otra manera, por designación directa.

RV —Fueron talleristas, exactamente. Una competencia que no tenía delegada la comisión del Sirpa era el ingreso de personal. Eso se hacía vía Recursos Humanos del INAU. Recursos Humanos del INAU tenía que administrar una cantidad de recursos gigantesca en todo el país, además de los concursos del Sirpa. Atendió lo que pudo del Sirpa y lo que no pudo fue quedando para atrás. Porque la oficina de Recursos Humanos del INAU no es que no tenga buenos trabajadores ni competencia, pero son cuatro gatos locos y no dieron abasto para llamar a todos los concursos. Algunos que se abrieron, que anuncié el mismo 12 de abril de 2012, fueron: vamos a contratar hasta 50 abogados, hasta 50 asistentes sociales, hasta 50 psicólogos. Me fui y no entró un abogado por concurso porque hubo presentación de recursos en el concurso. No entró ninguno, yo estuve tres años largos y no entró un solo abogado por esa vía. Los tuve que contratar por la vía de los talleristas. No entró un solo psicólogo, porque presentaron recurso los que perdieron y durante dos años eso anduvo dando vueltas, sigue dando vueltas. Y con las asistentes sociales, que fue el que se hizo más rápido, terminaron entrando dos.

¿Sabe quién presidió la mesa que permitió entrar a dos asistentes sociales –precisábamos 50– por concurso? La presidí yo. ¿Sabe por qué? Porque en el 2013 habíamos tenido un cuestionamiento en el Parlamento. Ahí tomé la decisión: cuando tengamos llamados a concurso yo voy a presidir los tribunales. Figuraba presidiendo el tribunal de asistentes sociales, que hubo que hacer de vuelta porque el primero falló, y figuraba al frente del de choferes, porque teníamos que entrar choferes. Y el resto de los tribunales, si hubieran salido los concursos, los iba a presidir todos yo, para que se terminara esta historia de las dudas de qué era lo que había pasado, si alguien se había puesto de acuerdo con otra persona. Están todos los papeles para demostrar eso.

***

RV —Me quedaron varias cosas colgadas de esa explicación que les di a los legisladores sobre por qué era que [los internos] no se fugaban [durante mi gestión en el Sirpa].

 

[…] Policías en la custodia, en los perímetros, una cantidad de personal como para poder atender. Eso permite el desarrollo de lo que se denomina internamente el cotidiano: levántese a tal hora, realice esta actividad, educación. Teníamos profesores, maestros, profesores de secundaria, horas de UTU, convenios con ONG para distintas actividades, talleres para actividades deportivas. Contratamos por la vía de los malvados talleristas profesores de educación física para todos los centros, terminamos con actividad física en absolutamente todos los centros. Llegamos a comprar los aparatitos esos que se ven en la rambla para hacer gimnasia. Se hicieron cosas para volcar actividades adentro, disminuir la presión interna; muy buena la comida, además. Eso fue parte del secreto para evitar los motines y esto de las fugas constantes. Ese capítulo lo quería señalar.

Sí, contratamos mucha gente, en la medida que no tenía la posibilidad en el último año de llegar por la vía de los concursos a tener médicos, enfermeros, profesionales psicólogos, profesionales asistentes sociales, porque los concursos habían fracasado, sí, contratamos gente por la vía de los talleristas. Facultad que está habilitada en la ley de creación del Sirpa. Se lo explicaremos al juez en su momento.

***

RV – Utilicé el término milicos y desde la audiencia me lo acaban de observar correctamente. Efectivamente lo que pusimos allí fue policías, las disculpas del caso.

EC —Sí, hay un mensaje de texto que dice: “Supongo que cuando dice milicos está hablando de policías”.

RV —Sí, estoy hablando medio caliente y a veces se me va la boca. Perdón.

***

EC —Otro tema que actualmente está siendo investigado internamente por el Sirpa, pero además por la justicia de Crimen Organizado, es la calidad de algunas obras que se realizaron durante su gestión. Obras que han mostrado gran fragilidad, edificios que se rompen o que tienen facilidad para romperse. De hecho, las nuevas autoridades del Sirpa han señalado que algunos de los incidentes ocurridos en algunos de los centros se deben, justamente, a la facilidad que los internos tienen para acceder al hierro de las paredes, con el cual confeccionan cuchillos, cortes. ¿Qué responde?

RV —Sí, se cuestiona la calidad y además se cuestiona la modalidad contractual. Me voy a referir a las dos cosas. En el caso del Cuartel 9, atrás del Hipódromo de Maroñas, ahí pretendimos construir un centro para 108 internos en cuatro módulos de 27 con unas características de seguridad muy baja. Hacia el exterior sí un muro perimetral importante –asesorados por el Ministerio del Interior, en todo momento tuve el asesoramiento del Ministerio del Interior para este tipo de cosas– y hacia adentro le pedimos a la empresa que construyó que hiciera un centro de seguridad. Porque ahí íbamos a mandar a los muchachos que estaban en los procesos de estudio para prepararse para el trabajo y a los que estaban saliendo a trabajar, hacia allí queríamos derivar a todos los muchachos que estaban con salidas laborales.

EC —Pero a propósito de ese lugar dice la nueva presidenta, Gabriela Fulco: “En ese ex cuartel, en las instalaciones que se construyeron, con nada menos que 80 plazas nuevas todavía sin ocupar, la primera tormenta voló el techo, inundó todo y llevó a colapsar la red eléctrica”.

RV —Por lo que yo recuerdo, el techo en donde estaban los lugares para dormir de los internos era de concreto, de cemento. No sé cómo se hizo para volar eso. Creo que el problema estuvo en un área de oficina, en donde además tengo entendido que la empresa había dejado expresas instrucciones de que había que hacer la limpieza –porque en esa zona hay muchos árboles– de las hojas para que no se tapara y creo que hubo un problema de ese tipo. No es que “se voló un techo”. Me parece que la presidenta no estaba del todo informada, o capaz que el que no está del todo informado soy yo. Lo podemos chequear oportunamente. De todos modos, lo que hay que entender es que ese no es un centro construido con criterios de alta seguridad, porque ahí íbamos a poner a los muchachos que están trabajando. Si yo tengo trabajando a un tipo en las cuadrillas de OSE o en el Hipódromo de Maroñas o en la Junta Departamental de Montevideo, no le voy a construir Alcatraz. Entonces, si ese edificio dio algunos problemas, tal vez hayan tenido que ver con una derivación o clasificación no adecuada a los perfiles para los que se había diseñado ese centro.

EC —De todos modos, también están los cuestionamientos a las nuevas instalaciones del Ceprili. Ahí estamos hablando de otro tipo de centro.

RV —Pero ese centro no se terminó de pagar porque teníamos informes que decían que había algunos defectos constructivos que tenían que ser solucionados. Esa obra no se terminó. Por eso había un módulo ocupado y tres no, porque había cosas que corregir. Eso está en los informes y por eso no se terminó de pagar. No nos patinamos los famosos US$ 20 millones, que eran US$ 20 millones a $ 20, no a $ 30.

En el otro, en el Ceprili, yo recibí un avance de la obra en abril del 2014 y me fui el 19 de mayo de 2015. A mí no me pasó nada de eso, no me lo rompieron cada cinco minutos, no me rascaban las paredes y hacían puntas.

EC —La presidenta Fulco señaló que esta nueva onda de fugas que se ha dado este año en parte tiene que ver con la fragilidad estructural que muestran las instalaciones y que ameritaron la puesta en marcha de una auditoría. Por eso hubo que evacuar el Ceprili, “porque se estaba deshaciendo, y es nuevo”, dijo.

RV —Durante un año no presentó esos problemas. Pero está bien, si lamentablemente recibí una obra que no resistía mucho más allá del año que yo la pude ver, está bien que las autoridades actuales cuestionen.

EC —¿Qué controles existieron mientras se hacía la obra a propósito de la calidad, de la rigidez de determinados elementos críticos?

RV —Pusimos un equipo con un arquitecto al frente y personas que hacían la revisión –creo que sobrestante es uno de los términos–, y había otra gente más que iba recibiendo. Se fueron haciendo modificaciones, hubo que agregar cosas que no estaban previstas inicialmente, pero problemas de gravedad no detectamos. De todos modos, esta obra de lo que ahora llaman el Ceprili, en Bulevar y Gral. Flores, no se terminó de pagar tampoco, porque faltaban cosas y había cosas que corregir. Eso figura en los informes.

EC —De su respuesta anterior yo concluyo que usted atribuye los inconvenientes que se han dado por ejemplo en materia de fuga o de intentos de motines ahí, el hecho de que varios internos accedieran al hierro de la estructura no tanto al edificio, a la forma como fue construido el edificio, sino a la forma como se controla hoy o se controlaba a esos jóvenes.

RV —El primer motín que tiene esta administración es en el Centro Ariel, que tiene casi tantos años como la independencia del Uruguay. Cuando hacen la requisa aparecen 14 celulares, puntas y algunas otras sustancias extrañas. El motín del Ariel nos remite a problemas en la seguridad. Luego hubo motines en el Centro SER –que yo había desafectado y estas autoridades reabrieron–; ese un centro que no presenta problemas constructivos, pero ahí también hubo motines e intentos de fuga. También hubo levantamientos e intentos de fuga en el Centro Piedras de la Colonia Berro. Creo que hubo un incendio en El Hornero, tuvieron que cerrarlo. En Montevideo creo que este fin de semana –por algo que vi en un portal de noticias– hubo un intento de fuga de 20 internos, los 20 que estaban en el viejo Ceprili de la calle Burgues, que es un centro viejo, con unos agujeros en las paredes respetables.

Es decir, hay un problema de seguridad. Yo no voy a ser tan tonto de decir que la culpa la tiene la nueva Comisión Delegada, pero evidentemente algo ha pasado que los internos están teniendo mucha facilidad para hacerse de puntas, de armas, por lo que me han dicho algunos trabajadores que siguen revistando en la institución. Hay un acoso permanente al personal, una actitud muy desafiante, y creo que los episodios que determinaron 26 procesamientos hacen que el personal tenga mucho miedo. Y supongo que el mismo miedo tiene la policía, porque van a hacer una desocupación al Codicen y hay gente que presenta denuncia por tortura, fueron a hacer una intervención al Ceprili y también están denunciados por tortura.

Entonces creo que acá estamos teniendo otro tipo de problemas, más allá de que pueda existir algún tipo de dificultad con la obra como tal. Para eso están las garantías, para eso están los informes técnicos que le dirán a la empresa “usted tiene que venir y reparar esto, porque esto estuvo mal”. Y si yo me tengo que atener a alguna consecuencia de no haber sabido que un fierro estaba mal puesto, pagaré el precio de que un fierro estaba mal puesto. Ahora, mientras yo estuve no se rompía nada.

***

EC —Quedaron preguntas y temas afuera… Veamos cómo sigue esto en los días que vienen y volvemos a conversar.

RV —En la próxima preguntame si yo puse al arquitecto [Daniel] Majic al frente porque era amigo mío, y seguidamente te voy a tener que explicar que entre los 250 invitados al casamiento de mi hija no estaba Majic, por lo tanto tan amigo no era.

EC —¿Quién es el arquitecto Majic?

RV —El arquitecto que yo puse al frente para controlar todas las obras que había que llevar y todas las reparaciones que había que hacer en los 20 centros. Y lo puse por su competencia notoria en una gran obra que se hizo en este país, que fue el Parque Central.

EC —¡Ah, ahora aparece la condición de nacionalófilo! Está respondiendo allí a otra de las denuncias.

RV —¡Si llegaron a decir que le adjudiqué obras a Majic y el tipo era el jefe del área Mantenimiento del Sirpa! Llegaron a decir que estábamos juntos en Nacional. Yo entré en Nacional con 16 años de mensajero a las dos de la tarde del 4 de marzo de 1980, y me fui de Nacional el 28 de junio de 1992. No sé si era recibido Majic en esa época, capaz que sí, pero Majic apareció en Nacional con [Ricardo] Alarcón, o sea que estamos hablando del año 2006, 2007, 2008. Y han pretendido decir eso. Cualquier cosa.

Vea el video de la entrevista

***

Transcripción: María Lila Ltaif

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