EC —Una especie de “saturación”.
EB —No sé si llega a saturación, pero sí un control muy fuerte. Es más, hace poco estuvimos en China, nos donaron una comisaría móvil –eléctrica, es algo más grande que un ómnibus– y pensamos hacer la experiencia en una zona tomándola como centro de ese patrullaje. Y si funciona bien pensamos comprar varias de esas para desde ahí establecer el patrullaje en las zonas que hoy tienen menos. Además cada comisaría móvil de esas tiene cuatro cámaras, tiene varias cosas que puestas en puntos estratégicos tienen mucho que ver.
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EC —En homicidios hubo una baja de 7,1 % si se compara este semestre con el mismo período del año anterior. ¿Qué explicación tienen ustedes?
EB —En parte es lo que decía recién.
EC —La misma explicación.
EB —No es exactamente la misma, pero la zona donde se producen más homicidios es la zona donde se producen más rapiñas. Hace poco el fiscal de Corte, el doctor Jorge Díaz, decía, con toda razón, que Uruguay tiene zonas de homicidios que son europeas. Es una zona muy grande.
EC —Y otras que se parecen a las peores ciudades de Colombia en sus peores épocas.
EB —En eso se equivocó; todavía no llega a Brasil. Dijo 20 homicidios cada 100.000 habitantes; los países del Caribe tienen arriba de 90, 100, Brasil en promedio tiene poco menos de 30, y nosotros en las más graves tenemos 20. Pero lo importante es que esta baja de 7,1 % se produce sobre una baja de casi 10 % del año pasado. Es decir que con relación a 2015 hay cuarenta y algo homicidios menos. Porque esto no son cifras, son personas, y 40 personas menos es importante, aunque todavía tenemos que seguir bajando esto.
EC —Hay algún dato curioso allí, porque del total de homicidios, los cometidos por hurto o rapiña son solo el 8 %, el 92 % son por otras causas que el informe del Observatorio no aclara. ¿Cuáles son?
EB —Siempre los homicidios por hurto, por rapiña fueron relativamente bajos, creo que el máximo a que se llegó fue 21 %. Los otros son producto de conflictos entre delincuentes, algo que venimos diciendo desde hace mucho tiempo y la gente no lo toma en serio. No lo toma en serio porque cree que decimos eso como diciendo “no se preocupe, mire que por hurtos son pocos”. No, nos preocupa mucho, porque el conflicto entre delincuentes hace algún tiempo se daba con tiros por debajo de la cintura y ahora se da con tiros por arriba de la cintura. Eso lleva a que el que está en ese enfrentamiento pierda el respeto por la vida, y cuando pierde el respeto por la vida es por la vida, no es por la persona con la que se está enfrentando que considera su enemigo. Entonces después cuando va a un hurto, a una rapiña, va con esa cabeza de pérdida del respeto por la vida. Eso ha aumentado muchísimo desde 2012, porque hasta 2011 los ajustes de cuentas, como les decíamos en aquel momento, se producían de la cintura para abajo. Después se empezaron a producir de la cintura para arriba y les seguíamos diciendo ajustes de cuentas. Pero ya no es ajuste de cuenta, porque ajuste de cuenta es usted no pagó y entonces toman represalias, usted hizo algo y toman represalias. Ahora están en una especie de guerra por territorio, guerra por mercado, y eso produce un alto porcentaje de homicidios.
Y el otro, que es lamentable, es la violencia doméstica. La violencia doméstica es muy difícil de controlar en términos policiales solamente. Es algo que abarca la sociedad en términos culturales, educativos, y es más lento.
EC —Las denuncias por violencia doméstica en esta comparación semestre contra semestre crecieron 12 %. Las denuncias, no quiere decir que estemos hablando necesariamente de homicidios.
EB —Sí, nosotros tenemos la duda de si realmente aumentó tanto el delito o se clarificó, porque muchas veces iba disimulado en otras cosas: daños, riñas, riñas y disputas. Ahora el o la policía que toma la denuncia –o los becarios en este momento– diferencian bien cuál es el motivo de la riña y toman como violencia doméstica el motivo de lesiones. Pero nos parece que hay de las dos cosas, que ha habido aumento de la denuncia y aumento del delito.
