
EC —Volviendo al crecimiento de los homicidios, ¿qué está haciendo el MI en esto que podría llamarse ajuste de cuentas?
EB —El MI lo está trabajando no solo como homicidio, sino como crimen organizado. Ahí hay una dificultad –el fiscal de Corte la ha señalado varias veces–, que creo que va camino a solucionarse mejor, que es que muchas veces cuando se investiga esto, se investiga desde el punto de vista judicial. No quiero que se pierda de vista que quien investiga es la justicia, no es la policía.
EC —El fiscal de Corte dice –lo dijo en una entrevista que le hicimos hace pocos días– que no hay que investigar estos hechos de manera aislada, que no hay que investigar uno de estos homicidios de manera aislada.
EB —Claro, yo lo entiendo perfectamente cuando lo dice, pero él no lo aclara, entonces la gente cree que se queja de la policía. Y no se queja de la policía, se queja del sistema de investigación judicial, porque el juez investiga lo que le cae en el turno. Le cae un homicidio en el turno e investiga ese homicidio, y otro homicidio cae en otro turno y lo investiga otro juez, sin embargo muchas veces están conectados. El caso más claro es cuando mataron a una bebé de un año y medio en la zona 4, en la zona del Cerro, y al tío de la bebé, y a los pocos días mataron a dos traficantes paraguayos en Giannattasio. La policía los quiso juntar, porque eran los mismos, pero la justicia no pudo, porque uno cayó en un turno y otro cayó en el otro. El del Casabó se investigó inmediatamente, se encontraron los responsables, se los procesó, y a partir de eso se pidió orden de allanamiento, pero el juez dijo: “yo no puedo, fue en otro turno”. Los jueces habían renunciado al caso por razones de proximidad, en como dos meses no tuvo juez y no se pudo investigar. Lo que ahora se plantea, con el cambio del Código del Proceso, es que cuando investiguen los fiscales haya una orden de juntar los casos e investigarlos en conjunto.
EC —Eso es lo que se puede hacer a nivel de la justicia. ¿Y a nivel de la policía, del MI?
EB —La policía muchas veces lo tiene investigado, pero no puede profundizar más porque necesita orden de allanamiento, necesita órdenes que tienen que dar los jueces y los jueces no las dan en la medida en que no unificaron. Y no es un problema de los jueces, es el sistema que está establecido. Pero eso se cambia dentro de unos meses.
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EC —Sigamos con los homicidios. De los 130 homicidios que ocurrieron en el primer semestre, el 66 % de las víctimas no tenían antecedentes penales, 34 % tenían un legajo criminal. El diario El País recordaba el viernes que de esta manera queda cuestionado un planteo que hizo el subsecretario Jorge Vázquez en el año 2014 cuando dijo que los ciudadanos que no estén vinculados a la delincuencia, narcotráfico, que no tienen problemas familiares importantes “pueden tener la seguridad de que nadie los va a matar”. ¿Qué dice usted sobre esta particularidad, sobre estos porcentajes?
EB —No me meto con la comparación, pero muchos de los que fueron asesinados en enfrentamientos entre delincuentes tampoco tenían antecedentes.
EC —Justamente, por eso mismo es que los ajustes de cuentas no pueden ser despreciados, no pueden ser dejados a un costado. En los ajustes de cuentas no mueren solo “delincuentes”.
EB —No, no, me estoy refiriendo a que mueren delincuentes que no tienen antecedentes.
EC —Pero también muere gente que no tiene nada que ver, un bebé, por ejemplo.
EB —En ese caso sí, eso es lamentable desde el punto de vista de quién es la persona, pero desde el punto de vista de los porcentajes sigue siendo altísimo el porcentaje de delincuentes que mueren en ajustes de cuentas y muchos de ellos no tienen antecedentes. Lo cual nos está diciendo otra cosa: que hay gente que está cayendo presa y siendo procesada sin tener antecedentes. Hay algo ahí que nos tendría que estar llamando la atención. El otro la policía nos presentó un estudio de una de las zonas complicadas, de los procesamientos en esas zonas, y a mí me llamó la atención el procesamiento de gente sin antecedentes y la liberación de personas con antecedentes, que yo pensé que era mucho más alto y no era tan alto, era mucho más bajo.
EC —Yo me estaba refiriéndome a las víctimas de los homicidios.
EB —Sí, pero un enfrentamiento entre delincuentes es una lucha entre delincuentes, unos son los que atacan y otros son los atacados. Entre los atacados, que son delincuentes, hay muchos que no tienen antecedentes judiciales, que no fueron procesados, pero sí tienen una cantidad de delitos atrás.
EC —Lo otro es que, pese a la cantidad de homicidios, se nota una baja eficacia a la hora de esclarecer los hechos. El informe del Observatorio sostiene que se aclaran el 53 % de los homicidios y no se identifica al autor en el 47 %. El senador Pedro Bordaberry recogió ese dato y escribió: “En Uruguay no se aclaran la mitad de los homicidios; ¡la mitad!, ¡según Bonomi porque son ajustes de cuentas!”.
EB —No, el senador Bordaberry no pierde oportunidad de establecer una contradicción conmigo y se pierde la oportunidad de analizar a fondo en vez de manejarse con titulares. Lo que está haciendo el Observatorio es analizar el nivel de aclaración de los homicidios de ese año. Pero continuamente están aclarándose homicidios de tiempo atrás, de ocho meses atrás, de seis meses atrás, de un año atrás, de dos años atrás. Entonces el porcentaje de aclaración de homicidios es mucho más alto. Lo que pasa es que cuando el homicidio es cercano y no hay ningún elemento y se produce entre gente que desinforma en lugar de informar, el tiempo que lleva la investigación es más alto. Entonces ese porcentaje no es el nivel general de aclaración de homicidios, sino de los homicidios que se produjeron en este período. Creo que el nivel de aclaración es más alto, no baja de 60, 63 %; puede estar más alto, pero no baja. Después de que se cerró el primer semestre hubo algunos homicidios más y la mayoría todavía no están aclarados, se van a aclarar, pero no entra en la estadística la aclaración en general.
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