
EC —Pero el convenio está firmado por los presidentes de los dos países. Entonces, ¿de dónde sale la selección de una firma como esa para ocupar el papel que termina ocupando?
DC —Quizás ahí hay una confusión. En el marco de un encuentro presidencial, como hay millones todos los años –por suerte nuestro gobierno, y no solo el del Frente Amplio, los gobiernos de diferentes partidos políticos han tenido como política de Estado la búsqueda de mercados para las empresas–, se firman acuerdos entre estados y empresas, entre empresas privadas de distintos países; lo que hace el Estado es abrir mercados para que las empresas exportadoras e importadoras de cada país puedan establecer acuerdos comerciales. Cómo se seleccionan, cómo se procesan son seguramente procedimientos que tiene que establecer el Estado venezolano. En este caso hablamos de una empresa que compra alimentos, y un privado uruguayo, Aire Fresco, pero son varias empresas. Recordemos que por suerte en Uruguay desde el 2005 ha exportado más de US$ 2.700 millones a Venezuela.
EC —Sí, pero en los acuerdos de enero de 2011 la única empresa que figura a efectos de jugar ese papel de intermediario es Aire Fresco. Después muchas empresas exportaron y seguramente lo hicieron a través de Aire Fresco.
DC —Exportaron a través de Aire Fresco si entendieron que necesitaban hacerlo, o a través de otras empresas y de contratos, porque lo que hay es sobre todo una muy buena sintonía entre el sector privado uruguayo y la necesidad que tiene el Estado venezolano de comprar alimentos. De esos US$ 2.700 millones que Uruguay exporta a Venezuela, 2 de cada 3 dólares son alimentos del sector lácteo. Empresas muy importantes como Conaprole, Pili, Calcar, Claldy exportan no solo quesos, sino también leche en polvo, hacen contratos con el Estado venezolano y establecen negocios. Aire Fresco es una de las empresas que hicieron negocio con el Estado venezolano, como otras empresas.
Aquí se ha construido la idea de que el monopolio del negocio con Venezuela estaba centrado en Aire Fresco. Quedó demostrado ayer en el debate parlamentario, con las pruebas que presentó la mayoría, que no es así, que el comercio que representa Aire Fresco es menos del 9 % del volumen, y que además Aire Fresco no tiene el monopolio de ninguno de los productos. Porque los productos que exporta Aire Fresco también los exportan empresas uruguayas como Saman, Tres Arroyos. Creo que también es importante echar luz sobre eso porque se ha construido una idea sin ninguna prueba que la sustente. Eso es lo complicado.
EC —Una de las preguntas pertinentes que se han planteado en el debate es de dónde sale Aire Fresco y por qué termina asumiendo ese papel tan destacado que le corresponde en estos convenios. No era una empresa que se dedicara a la intermediación, que ya tuviera experiencia en negocios entre países. En todo caso, parece que su valor fundamental eran los contactos con el gobierno de Venezuela.
DC —Aire Fresco es una empresa que tiene vigencia desde mucho antes de los acuerdos firmados. De hecho, para poder exportar cualquier producto a cualquier país se necesita licencia de exportación, permisos fitosanitarios, se necesitan un montón de procedimientos para poder concretar la propia exportación. Y de hecho Aire Fresco, como otras empresas, estableció los procedimientos necesarios que luego terminaron en un proceso de exportación. Aire Fresco no es una empresa monopólica en el comercio exterior con Venezuela, no tiene potestad para cobrar comisiones, es una empresa exportadora.
Pero creo que lo más importante es ver cómo nosotros como Estado, como país, construimos entendimientos con otros países para que la producción nacional tenga mejores destinos de exportación. Creo que hay una cuestión político-ideológica en algunos diputados de señalar con cierto ahínco que el gobierno de Venezuela tiene ciertos desvíos ideológicos; yo creo que los países más que amigos tienen intereses comunes e intereses que defender. En ese sentido Uruguay tiene un interés muy importante que defender. Uruguay es un productor de alimentos nato, produce alimentos para más de 28 millones de personas y tiene que seguir construyendo entendimientos con estados, con empresas privadas, con la mayor cantidad posible de destinos a los efectos de lograr que nuestros productos de exportación entren con mayores facilidades a cualquier destino.









