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Entrevista central, martes 11 de julio: Roberto Markarián

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EC —Pero las partidas presupuestales ya están todas asignadas.

RM —Esas sí, si nos dicen que hagamos medio metro cuadrado más, no podemos, porque está todo asignado hasta 2020.

EC —Lo digo por lo que vamos a conversar después, sobre la rendición de cuentas. Todo ese plan, va seguro.

RM —Efectivamente.

EC —Decíamos que además del crecimiento edilicio ha habido un aumento en el número de estudiantes. En 2016 se inscribieron casi 25.000 alumnos.

RM —Casi 25.000. A mí me gusta aclarar este número porque puede haber una confusión: el régimen de ingreso a la institución hace que haya gente que se inscribe a más de una carrera, y esa es una cifra de inscripciones, no de personas.

EC —Entonces son 25.000 inscripciones.

RM —Sí, hay del orden de un 30 % que en el primer año no hace ninguna actividad. Eso no es que todos hayan abandonado, hay una parte que abandonó, no puedo cuantificarla exactamente, pero hay otra parte de gente que se inscribe, por ejemplo, en ingeniería y en ciencias para estudiar matemática o física y luego opta por una de las dos y abandona la otra, eso es muy común, lo hacen muchos estudiantes que en esa cifra están dos veces. La cifra real de gente que entra es ese número menos 30 %.

EC —¿Cómo viene evolucionando entonces la matrícula? ¿Hay un crecimiento más acelerado?

RM —Sí, sí. El crecimiento de los últimos diez años diría yo, diría que es del 3 % anual, y tenemos la suerte de poder decir que el egreso ha aumentado más rápidamente en los últimos cinco años, que ha sido de 4 %, o sea que la Udelar está proveyendo al país cada año de 4 % más de gente con formación superior, esencialmente terciaria, que de una manera u otra se inserta. Voy a dar una cifra muy interesante que es el grado de satisfacción de los egresados: 94 % de los egresados tiene trabajo tres años después de haber salido [de la Udelar] y 91 % al salir. Esas son cifras seguras de estudios que se han hecho con mucho cuidado, no son de toda la Udelar sino de la mitad, y de ellos hay en el orden del 65% que dice que si tuviera que volver a empezar lo harían nuevamente en la Udelar. Creo que son datos que valen la pena porque son muy seguros y están bien documentados, están en la página de la Udelar.

EC —No sé si estos últimos datos tienen algo que ver, pero le iba a preguntar cómo se explica la aceleración en el crecimiento de la matrícula.

RM —Se explica en que hay un crecimiento no muy grande pero real de estudiantes que terminan secundaria y un mayor interés de la gente por tener formación superior y terciaria, que es algo que obedece a la realidad uruguaya pero también a la del mundo en cuanto al desarrollo de la ciencia, del arte, del modo de producir y hasta de comunicarse. Un caso bastante comentable en una radio es que los profesionales de la comunicación antiguamente no se formaban y ahora hay una facultad para eso, lo mismo pasa con los gestores de cuestiones artísticas y demás. En la medida que hay un crecimiento muy grande de las cuestiones técnicas este dato del sector de las Tecnologías de la Información y la Comunicación, que tiene ocupación negativa, porque la gente antes de salir ya tiene trabajo casi toda…

EC —Yo le hacía la pregunta también teniendo en cuenta otro dato, un asunto que cada tanto surge en el debate: la advertencia de que secundaria ha flexibilizado el pasaje de grado, algo que no solo facilitaría la llegada a la universidad, sino que también tendría como consecuencia una falta de preparación adecuada en los nuevos estudiantes.

RM —Ese problema es real, no se puede ocultar. Nosotros hemos tomado muchas medidas para tratar de paliar esas carencias…

EC —¿Pero efectivamente esa flexibilización se está dando en el pasaje de grado, lo han conversado con Secundaria?

RM —Lo hemos conversado, son diálogos que no son fáciles, debo decirlo, nosotros hemos optado por no entrar en polémica por esas cosas. La futura creación de alguna institución dedicada con más potencia a la formación de profesores y maestros puede colaborar a arreglar esas cosas y la inversión bien hecha en esa materia facilitaría mucho el mejorar la calidad de la educación, que es el problema que insistentemente hemos planteado. Porque si no hay un crecimiento equivalente o mayor de dinero para invertir -ahora hablo de la Udelar porque no quiero polemizar con otros sectores- eso va a redundar indirectamente en un descenso de la calidad, no tengo dudas. La calidad también hay que medirla en relación con la rápida variación en las formas de formar a la gente, porque dado que los instrumentos de los que se dispone se modifican muy rápidamente, uno no puede pretender formar a un médico o un ingeniero para la eternidad. Ahora es necesario seguir estudiando, analizando, aprender cosas que van cambiando día a día, quizás se nota más en las ramas técnicas del agro o la ingeniería, pero también pasa en las otras, por ejemplo, los instrumentos que se tienen para comunicarse están variando en horas, no solo en días, y eso hace que la gente que utiliza esas cosas vigorosamente tenga que tener una formación casi continua. Así que la formación final no hay que creerse que es final para la persona o la vida, es una formación que tiene que abrirle el campo de un área de conocimiento específica, y esa es una cosa para la cual aún no estamos preparados del todos.

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