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Entrevista central, martes 14 de noviembre: Álvaro García

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EC —El gobierno piensa que la empresa va a terminar haciendo la inversión si se cumple con sus requerimientos por ejemplo en infraestructura. Pero el documento dice textualmente: “En caso de que estas [las iniciativas de infraestructura] sean desarrolladas de acuerdo al cronograma acordado, y otros asuntos pendientes puedan ser acordados a su momento debido conforme a este Contrato, entonces UPM comenzará sus procesos normales de análisis y preparación de una decisión de inversión en relación a una potencial planta de celulosa, el cual también tomará en consideración asuntos como los prospectos financieros y otros prospectos para la Planta de Celulosa propuesta, los prospectos y/o resultados de UPM generalmente y los prospectos del mercado de celulosa global”. Está claro que la decisión final depende de varios otros factores.

AG —¿Por ejemplo?

EC —Los que menciona acá: el mercado de la celulosa, los prospectos sobre cómo ande y vaya a seguir el mercado de la celulosa, los resultados de UPM, los prospectos financieros, etcétera.

AG —Sí. Una empresa de este tipo, que cotiza en bolsa, que tiene presencia a nivel mundial, que tiene la experiencia que tiene, que tiene el conocimiento de punta que tiene, que tiene el cuidado del medioambiente que tiene, no toma una decisión y un paso de este tenor si efectivamente no va a llevar adelante las cosas. Todo ese planteamiento tiene que ver con procesos relacionados con las formalidades que tiene la empresa, que solicitó ponerlo en el contrato y se puso de esa manera.

La cuestión genuina de fondo aquí es que hay una serie de condicionantes económicas que implican que la empresa quiere tener una segunda planta en Uruguay, quiere seguir trabajando en Uruguay, y Uruguay tiene que demostrar en este período que va a tener un avance importante en el ferrocarril. Básicamente ese es el núcleo. Y la imposibilidad para el gobierno uruguayo de dejar liberada esa decisión final de inversión de la empresa más allá de este período de gobierno, porque no queríamos, por obvias razones, dejar comprometida una situación para un futuro gobierno, sea del mismo partido, sea de otro partido. Ese fue un tema importate, y en esta segunda fase los compromisos y los condicionamientos están circunscritos básicamente al avance fuerte en la construcción del ferrocarril. Todo el resto son procesos que Uruguay tiene absolutamente apegados a la legalidad y van a ser recorridos de esa manera. Me refiero a los beneficios fiscales, a los cuidados ambientales, a la legislación forestal, al resto de los temas que hacen al proyecto.

EC —Justamente, la planta de celulosa, en caso de construirse, va a estar ubicada sobre el río Negro, en el departamento de Durazno, cerca de Pueblo Centenario. ¿Se sabe fehacientemente que una planta de ese tipo puede funcionar en base al agua de ese río sin producir un impacto ambiental relevante? Porque el río Negro tiene un caudal 10 veces menor que el del río Uruguay, donde está ubicada la primera planta de UPM, y además tiene dos represas, Rincón del Bonete y Baygorria.

AG —Sí, y ya que estamos hablando en términos de contrato y terminología inglesa, le voy a hacer un disclosure. Yo he sido el coordinador de este proceso y por dos razones me resulta un poco no incómodo, a veces es por falta de conocimiento más profundo, ingresar en cada uno de los ítems. La primera razón es que mis colegas, los ministros que han trabajado en esto, han hecho un trabajo fantástico, muy profundo y muy fuerte de defensa de la postura de Uruguay. Y la segunda es que varios de ellos, cinco, van a tener una comparecencia parlamentaria el 28 para responder a los requerimientos de información que ha planteado la oposición en la Comisión de Hacienda del Senado. Así que puedo responderle con una visión general, pero en caso de querer profundizar en cada uno de los elementos, va a tener que consultar a cada uno de los ministros, y toda esa información va a estar presente en el Parlamento como corresponde.

EC —Sin pedirle las justificaciones técnicas ni mucho menos, como coordinador del equipo le pregunto eso: ¿hay ya estudios que den como factible desde el punto de vista ambiental la instalación de la planta allí? Porque lo cierto es que toda la infraestructura que exige UPM se va a construir dando como un “dato de la realidad” una cierta localización de la fábrica sobre el río Negro. ¿Qué pasa si cuando se empiezan a hacer los estudios ambientales resulta que ahí, por las características del río, una planta de celulosa es un problema?

AG —No se podrá construir.

EC —Pero la infraestructura sí se va a construir, el ferrocarril central, las carreteras, etcétera.

AG —Va a ser para beneficio del resto del país. El tema ambiental es así: en primer lugar, se van a recorrer todos los caminos legales que Uruguay tiene para ello, para lo cual hay que solicitar las autorizaciones ambientales correspondientes, para lo cual hay que tener información de la que hoy no se dispone, porque no hay un diseño de planta, por ejemplo. Lo habrá concomitantemente en ese momento y cuando se tome la decisión final de inversión existirá. Se prevé ir anticipando esos pasos para tratar de que los procesos sean más rápidos, y eso sí se va a tomar en consideración. Siempre con absolutamente toda la información que requiere la Dinama para dar las autorizaciones que corresponda.

En segundo lugar, esta empresa, como otras, tiene varias fábricas de celulosa en su país original y planteó varias veces durante el desarrollo de las negociaciones que los caudales de ríos que existen en muchas de sus fábricas son incluso mucho menores que el del río Negro.

En tercer lugar, hay un avance de tecnología muy importante a nivel mundial y está establecido en el contrato que hay que usar la última tecnología. La empresa misma tiene sus propias reglas con referencia a esto y manifiesta, y lo aplica en la práctica, su total suscripción a las normas ambientales existentes, su total compromiso con el medioambiente. De hecho, como creo que manifestaron en Paso de los Toros en la conferencia de prensa que hicieron, se ha planteado el reconocimiento de que el río Negro ya hoy tiene una afectación de contaminación y que el objetivo común va a ser la mejora de la calidad de sus aguas con mecanismos técnicos de primer orden a nivel mundial.

Esa es la tranquilidad que tenemos, y para ello hay que recorrer los procesos que están planteados.

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