
VA —La intención es hacer crecer al PN. Indudablemente hay una finalidad última que tiene que ver con la cuestión electoral. Lo que no me parece es que sea simplemente con la aspiración, como pasa en muchos casos, de ser presidente, vicepresidente, senador. No pasa por ahí. Yo voy a tirar del carro desde el lugar que la gente elija que tenga que ocupar. Pero tiene que ver con recuperar la confianza y la credibilidad que la gente perdió en los políticos. Se trata de trabajar, de escuchar. Hoy desde la oposición es muy difícil resolver determinadas cosas, pero si trabajamos también con compañeros que pertenecen a otras fuerzas políticas a veces podemos encontrar respuestas o mínimas soluciones que para la gente en muchos casos son la vida.
Yo no pienso diferente de muchos compañeros del propio FA. Pienso muy diferente de los radicales del FA, ahí sí estoy lejos, muy lejos, pero en muchos temas pensamos muy parecido que referentes como el canciller Nin Novoa. El problema del canciller Nin Novoa es que los radicales del FA no lo dejan hacer lo que quisiera hacer. Creo que de eso se va a tratar en estos tres años por delante, allí hay una tarea desde el propio presidente de la República, que tiene que animarse a cruzar el río si no quiere quedarse solamente con su fuerza política. Me parece que de este lado hay muchos que creemos que podemos construir entre todos. De eso se trata esto que estamos haciendo, esa agrupación, saber que podemos pensar y trabajar también con los que piensan distinto.
RA —Una encuesta divulgada por Radar el mes pasado la sitúa a usted con una buena intención de voto entre eventuales votantes del PN. Según ese estudio, Luis Lacalle Pou es el que consigue el mayor porcentaje, 53 % lo votaría seguramente si fuera candidato y otro 26 % probablemente. Lo sigue Jorge Larrañaga, con un 28 % que indicó que seguramente lo votaría y 33 % que probablemente lo votaría. Y en tercer lugar aparece usted, con 19 % que seguramente la votaría y 35 % que probablemente la votaría. ¿Cómo evalúa esos números? ¿Evalúa presentarse como precandidata a la presidencia?
VA —Repito, hoy no es momento. Los números los evalúo como algo positivo, pero no nos podemos quedar ahí, son fotos del momento. Me parece que eso tiene que ver con seguir fortaleciendo, y la idea es seguir fortaleciendo ese trabajo que vengo haciendo en todo el país. Lo que estoy haciendo es armar una gran estructura nacional, y el tiempo, pero sobre todo la gente, dirá en qué lugar me quiere para seguir levantando mi voz frente a los abusos de poder, para seguir trabajando convencida de que se puede transformar el país. Yo soy de las que creen y estoy absolutamente convencida de que se puede, de que podemos hacer las cosas diferente. ¿Desde qué lugar? Estaré en el décimo, en el quinto, en el segundo o en el primero, voy a hacerlo dependiendo del apoyo de la gente.
RA —¿Estaría dispuesta a integrar una fórmula presidencial? Porque Lacalle Pou ha dicho que le gustaría que el candidato a vicepresidente fuera una mujer.
VA —Dos cosas. Primero, no creo en las fórmulas digitadas entre cuatro paredes, de cúpula; creo en las fórmulas que decide la gente, creo en el apoyo popular. No hay nada más legítimo en un sistema democrático que que sea a través del apoyo de la ciudadanía. Y para ser candidato a vice en mi partido hay que ser precandidato, así se resolvió en la elección en la que Lacalle Herrera ganó…
NB —Eso es lo que ha marcado la tradición, hasta ahora en las internas del PN –creo que no en la primera, pero sí en el resto– quienes han perdido han acompañado en la fórmula. Eso casi no se da en la última elección, cuando Larrañaga hizo su discurso luego de la derrota en la interna diciendo que era la última vez que subía la escalinata de la casa del partido.
VA —Está claro. Lo que quiero decir es ser un candidato a vice, por lo menos con peso –salvo que uno quiera ser un florero, que no es mi caso–, con legitimidad y con fuerza popular, pasa por el voto. Y el voto lo marca una interna. Ese es el mecanismo más legítimo o el que a mí me gusta; si tengo que decidir, es el que me gusta.
Y lo segundo con respecto a este tema de las mujeres vice es que hay de fondo –y esto no involucra solamente a mi partido– una predisposición a decir “las mujeres van en segundo lugar”. Y esto sin ninguna cuestión de soberbia ni mucho menos. Hay cierta discriminación. ¿Por qué ya per se, cuando se habla de mujeres, es “elijo una mujer para que quede linda la fórmula”? Repito, las mujeres le aportamos a la vida política mucho, muchas mujeres, ojalá seamos muchas más. Las mujeres tenemos esa manera diferente y humanizamos la política, les ponemos rostro, les ponemos nombre a los problemas de todos los días. Entonces el valor que la mujer le aporta a la vida en general y a la vida política en particular es mucho para que en algunos casos los hombres digan “vamos a poner en la fórmula una mujer porque hace linda la fórmula”.
NB —Usted va por todo, hasta donde los votos le den, pero va por todo.
VA —Creo en el apoyo popular, creo que es la ciudadanía la que decide y no los candidatos que hoy quieren hacer fórmulas entretenidas o lindas para la foto.
NB —Con eso hace referencia a una nota que publicó este fin de semana el diario El País, que dio cuenta de un encuentro que tuvo lugar en el piso 40 de una de las torres del World Trade Center, que reunió al líder del Partido de la Gente, Edgardo Novick, con un grupo de mujeres empresarias. Allí Novick dijo que le gustaría que una mujer lo acompañara en la fórmula, y uno de los nombres que las mujeres que estaban allí manejaron como hipotéticas acompañantes fue el suyo. Más allá de lo que acaba de comentar, ¿cómo vio esa hipótesis, esa posibilidad que se manejó, usted como compañera de fórmula, pero en otro partido, el Partido de la Gente?
VA —Dos o tres cosas me genera la reflexión sobre esa nota. Primero, Edgardo Novick es una persona a la que le tengo aprecio, lo conozco, lo considero una persona bienintencionada, y a diferencia de otros que lo critican, incluso en mi propio partido, me parece bien que personas bien intencionadas y que quieren hacer las cosas bien ingresen en la política, justamente para tratar de recuperar esas cosas que hemos perdido muchos de los políticos. Con lo cual me parece que Edgardo Novick está haciendo bien, y la pregunta que nos tendríamos que hacer, en lugar de criticarlo, es qué cosas hemos hecho los políticos para que figuras de fuera de la política vengan y logren ilusionar a muchos por la desilusión que han generado otros.
NB —A lo largo de esta entrevista usted ha dejado entrever que tiene esa coincidencia con Novick, ese discurso que en el caso de Novick suena muchas veces a antipolítica o crítica al actual sistema político, usted tiene puntos de contacto con eso.
VA —Definitivamente. Y lo considero una persona bienintencionada. Bienvenido a la política.
NB —Y si usted a veces queda tan sola dentro del PN con estos planteos, como el que mencionamos al inicio a esta entrevista, ¿no tiene sentido que dé esa batalla con un candidato que ya toma esa bandera?
VA —No, porque mi trinchera es el PN, completamente convencida.









