EnPerspectiva.uy

Entrevista central, martes 2 de mayo: Juan Miguel Petit

Facebook Twitter Whatsapp Telegram

EC —Usted dice “no se llega a la tortura. La tortura requiere que haya intención de provocar el dolor con determinados fines”. No se llega a la tortura, pero es muy serio, es muy grave igual.

JMP —Traté de separar eso, porque muchas veces se usa la palabra tortura con un sentido coloquial, “esto es una tortura”. Y muchas veces en esos lugares se dice “esto es como tortura”. Traté de ser preciso y decir esto es lo que es, es muy duro lo que es, es un trato cruel, inhumano y degradante. No es la voluntad de Juan, Pedro o María que eso exista, estoy convencido de que las autoridades no quieren que eso exista, quieren que eso se cambie. Pero eso existe, y objetivamente quienes están ahí se degradan, se deshumanizan, se vuelven más violentos, se enferman. Cuando salen de ahí difícilmente sean buenos ciudadanos, les va a ser muy difícil constituir una familia, les va a ser muy difícil constituir una casa, conseguir empleo. Eso es lo que es. Creo que a cualquiera que entre, mire, observe y dialogue no se le va a ocurrir otra calificación que esa.

EC —El informe tiene tablas y gráficos que van resumiendo las consideraciones. Pero en esta categoría de tratos crueles, inhumanos o degradantes usted ubica a la Unidad 3 (Libertad, los celdarios 1 y 2), la Unidad 4 (Santiago Vázquez, los módulos 8, 10, 11 y 12), la Unidad 5 (femenina, los pisos 4, 5 e ingreso), la Unidad 7 (Canelones, módulo 2, celda externa y sector BK) y la Unidad 13 (Maldonado, sector A). Ahí está el problema más grave.

JMP —Exacto. Los lugares donde está más masificado son en la cárcel de Libertad el celdario grande, el que se ve desde la ruta, el celdario 1, La Piedra, que es el celdario 2; después hay un sector de contenedores y las barracas, que están excluidos de esa situación.

La cárcel de Canelones está en condiciones muy críticas, hace poquito cambió la dirección, esperamos que la nueva dirección pueda encarar algunas alternativas, pero el problema es estructural, de edificio, de espacio, de superpoblación.

En la Cárcel de Mujeres –que también cambió su dirección hace poco, que también ha generado buena expectativa la nueva dirección, pero este informe es de 2016–, el sector 5, que se cerró, es un sector sobre el cual trabajamos mucho. Es una buena noticia y muestra las dos cosas, el trabajo que podemos hacer nosotros aportando planteos y la actitud de las autoridades de escuchar o de estar atentas, porque nadie tiene el monopolio ni de la sensibilidad ni de la preocupación.

Me consta que las autoridades están preocupadas. Esto no es una lucha solitaria contra la negación del bien y los derechos humanos, sino un problema estructural, institucional, en el cual hay que construir. En esos sectores está este problema que requiere esfuerzos extraordinarios.

***

EC —En el informe denuncia que el año pasado “registra la mayor cantidad de homicidios de los últimos 11 años, pasando estos a ser la principal causa de muerte en prisión”. ¿Qué es lo que explica este dato? ¿Los reclusos son más violentos o las condiciones en las que se encuentran favorecen estas conductas?

JMP —Por un lado hay más gente, lo que aumenta el hacinamiento, y no ha habido un correlativo aumento de los programas, y tampoco ha habido una división de la población en grupos de trabajo en los cuales se puedan hacer políticas personalizadas. Seguimos teniendo macropenales, megacentros. El Comcar es una ciudad, tiene 3.400 personas. Hay módulos del Comcar que tienen 500, 700 personas. Tampoco tienen un referente, hay un director general.

Esas muertes tienden a ocurrir –están relevados los lugares– en el Comcar, en Libertad, los mismos lugares donde señalamos los puntos más oscuros. Hay un fenómeno de anomia, de vaciamiento, pasa lo mismo que pasa en los barrios más violentos, es la ausencia del Estado, pero en este caso dentro de la casa del Estado.

EC —Otro dato que vale la pena incorporar: la tasa de homicidios por habitante en las cárceles es 20 veces más alta que en la sociedad en general.

JMP —Ese es un dato muy ilustrativo de lo peligroso que puede ser este sector del Estado, cuando lo primero que tiene que asegurar el Estado es la vida, tiene que proteger la vida de las personas acusadas de haber cometido un delito –que en el juicio se verá qué fue lo que cometieron–, asegurarles la vida. Mucho más, la Constitución manda asegurarles la vida para poder reeducarlas, dice: “Las cárceles en ningún caso servirán para mortificar, sino para reeducar y para reintegrar a la sociedad”. Ese es un mandato que tiene el Estado. Lo que me resulta desesperante y paradójico es que el Estado, que tiene una cantidad de fines –educar, combatir las adicciones, favorecer la familia, etcétera–, tiene los casos más extremos de negación de todo eso en el living de su casa, en las cárceles, bajo su protección y cuidado las 24 horas. La cárcel debería ser el CTI de las políticas sociales, allí deberían estar los dispositivos más finos, más intensos, más completos, más adaptados a cada caso. Y sin embargo es donde menos encontramos.

EC —El informe agrega que “el año 2016 también registra la mayor cantidad de suicidios en prisión de los últimos 11 años”, la tasa de suicidas en proporción a la población es seis veces más alta que en la sociedad en general. Sobre este aspecto es muy gráfico el relato que incluye en el comienzo mismo del informe, obtenido del acta de un interrogatorio a una reclusa en julio de 2016:

Pregunta un funcionario de la cárcel donde se encontraba la mujer: “Diga usted los motivos [por los que] se infringe heridas cortantes [en la] muñeca derecha”.
Contesta: “Porque me quería matar, porque soy muy impulsiva y extraño mucho a mi familia, me quiero tratar con psicólogo o alguien que me ayuda para estar bien, y cuando salga poder trabajar y criar a mi hijo, necesito mucho que me ayuden”.
Y a continuación, usted, el comisionado, agrega: “En febrero de 2017 Ana se suicidó en una celda de la cárcel de Pense, en Soriano. No tuvo tratamiento psicológico”.

Es amargo… ¿Es habitual este tipo de situaciones?

JMP —Si tuviera que elegir una página de las más de 70 que tiene el informe, obviamente sería esta. Ahí está resumido todo. Es una muchacha muy joven –yo no la conocí, pero vi su historia–, que estaba en situación de calle, que tenía un hijo y que había pedido ayuda. Y el sistema no le pudo dar ayuda.

EC —Seis meses después de haberlo declarado expresamente, se suicida.

JMP —Exacto. El sistema tiene una enorme debilidad, una enorme dificultad para atender los temas de salud mental, los temas de adicciones, para seguir a cada persona, tener un plan. Una de las cosas que yo planteo es la necesidad de tener planes individuales de trabajo. Cuando hicimos el estudio de las muertes en prisión pedimos la carpeta de cada interno para ver qué estaba haciendo el Estado con esta persona –como podés ir a un liceo, a una escuela, a un hospital y pedir la hoja clínica, o al mantenimiento de un vehículo, de un avión o de un barco–, a ver qué está pasando con esta persona, qué se está haciendo, qué se le está dando, qué está pidiendo. Lamentablemente todavía, en la medida en que no hay programas suficientes y no hay técnicos suficientes, no hay planes individuales, muchas veces las personas así como entran salen.

El otro día en un módulo del Comcar detectamos, porque un funcionario de allí, un […] de allí nos lo indicó con mucha […], que había 60 personas analfabetas. Este caso ejemplifica esa demanda, la necesidad de que esa población sea atendida. Es la población más vulnerada, muchas veces la que más problemas ha tenido a lo largo de su vida, sus familias han acumulado una cantidad de déficits, de violencias, de abandonos. Nosotros vemos la punta del iceberg, la noticia policial, que muchas veces es muy chocante, obviamente el delito es algo muy feo, muy malo, muy doloroso, muy negativo. ¿Por qué ocurre? ¿Qué hilo llevó a eso? Muchas veces son caminos inescrutables, que uno no entiende, pero en buena parte de esos caminos hay unas historias de abandono, de ruptura, de violencia, de falta de derechos, que hay que tratar de filtrar para que el circuito no se multiplique negativamente, para que la persona, cuando salga, salga con más elementos que los que tenía.

***

Comentarios