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Entrevista central, martes 20 de setiembre: Tabaré Aguerre

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EC —Justamente, usted prefirió responder hablando globalmente del agro, no fue una contestación punto por punto sobre lo que había dicho Reilly. ¿Por qué fue por ese lado?

TA —Una vez tuvimos una entrevista, cuando yo estaba por asumir –creo que fue la única entrevista que tuvimos–, hace casi siete años, y yo le decía que en el Uruguay hay como un divorcio intelectual y de reconocimiento del Uruguay urbano –no solo Montevideo, también las zonas urbanas del interior– con respecto a la importancia de la actividad agropecuaria. Y yo definí una estrategia de política pública agropecuaria, que se conoce como el Uruguay agrointeligente, que tiene como primer pilar los temas vinculados a inserción internacional y competitividad, diferenciación, valor agregado, intensificación sostenible, etcétera, que fue todo lo que hicimos de suelo, y ahora la anunciada ley de riego, desarrollo rural, pero termina con un pilar que se llama articulación institucional.

Uruguay se caracteriza por tener políticas con un desarrollo importante de bienes públicos en materia agropecuaria en cuanto a institucionalidad. Y en toda esa institucionalidad está presente el sector privado, el sector privado codirige el INIA, codirige el Inase, codirige el Plan Agropecuario, codirige el Inave, codirige el INAC. Hace 20 días habíamos tenido una conversación acá en la calle Uruguay con toda la directiva y la junta ampliada de la ARU, y obviamente hay matices, diferencias. No pretendo decir que todo lo que hacemos está bien, lo que digo es que muchas de las cosas que el Uruguay tiene como problemas o como dificultades para resolver forman parte de algo que no puede juzgarse en términos de uno, de dos o de tres períodos de gobierno, sino que tienen que ver con el sistema del Uruguay. Y eso vale para las cosas que están mal, pero también para las cosas que están bien.

Entonces mi sorpresa, que me obligó a tratar de hacer un mensaje por la positiva…

EC —[ Se ríe.] ¡Que un ministro de este gobierno hable de “la positiva” es toda una curiosidad!

TA —Creo que hay que hacer un mensaje que apunte a los puntos de contacto que tenemos. Y para mí el discurso –se lo dije personalmente al ingeniero Reilly– estuvo desbalanceado en cuanto a mirar solamente el vaso medio vacío y no el medio lleno, sin tener en cuenta dos cosas: que el Uruguay lo construimos entre todos y entre varias generaciones. Por eso siempre hablo de los momentos en los que yo siento que el Uruguay tuvo pensamiento estratégico agropecuario, que fueron el período de José Batlle y Ordóñez, el período de Wilson Ferreira Aldunate y humildemente creo que hace seis, siete, ocho años el Uruguay tiene un pensamiento estratégico integral mirado a largo plazo, viéndose como un proveedor de alimentos confiables y dietas saludables a los consumidores más exigentes del mundo. Y esa es una de las fortalezas que el Uruguay tiene que desarrollar.

EC —Entonces, ¿qué interpretación hizo? ¿Por qué “el tono político” de la disertación de Reilly?

TA —No hago interpretaciones, me llamó la atención el tono excesivamente político. Pero vivimos en un país libre.

EC —¿Lo ve como una operación que va más allá de la actividad gremial agropecuaria?

TA —No, para nada. Creo que una de las fortalezas que tenemos como país es que podemos decir lo que queremos y seguimos conversando con respeto. De mi parte nunca va a escuchar un ataque ni a la prensa, ni al que tiene una posición con la cual discrepo, jamás les voy a atribuir intencionalidades de ese tipo, porque son las reglas de juego. La tribuna del Prado históricamente ha sido una tribuna de reclamo, en los últimos años habíamos creado una tribuna que tenía un equilibrio entre reclamo y propuesta. Por lo tanto, como dije al final, lo que está dicho está dicho, pasan los 20 minutos de cámara y mañana tenemos que resolver los problemas de mercado, tenemos que viajar a China, tenemos que hacer todo lo que tenemos que hacer juntos el sector público y el sector privado.

Lo único que sí me molestó, y mucho, fue una alusión genérica a la falta de idoneidad de los funcionarios. Eso me molestó, porque, como le dije a usted en la primera entrevista que tuvimos hace casi siete años, yo soy hijo de la formación de mis padres en mi hogar, soy hijo educativo de la escuela pública y de la Universidad de la República y soy hijo económico de un Banco de la República (BROU) que me apalancó cuando me inicié. Por lo tanto creo que en Uruguay no podemos vernos exclusivamente desde nuestra perspectiva personal, individual, desde nuestra casa, desde nuestro jardín o desde el colegio de nuestros hijos. Creo que tenemos que construir un Uruguay inclusivo tratando de eliminar o de disminuir al menos las diferencias iniciales con las cuales nacemos los distintos ciudadanos. Aludir genéricamente a la falta de idoneidad de los funcionarios es no reconocer. El Uruguay hoy es reconocido en el mundo entero por el trabajo que han hecho muchísimos funcionarios a lo largo de distintos gobiernos. Me canso de decir que el Uruguay no empezó en el 2005, me canso de reiterar que las políticas públicas que ya son políticas de Estado de alguna amanera tienen antecedentes que arrancan hace 100 años.

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