
EC —Jorge Riani, presidente de la Federación Rural del Uruguay (FRU), comentó, cuando había terminado el acto: el ministro “se enojó”, “lo noté un poco molesto”, pero “las balas no eran para él”; “el mensaje fue clarito, era más para el ministro de Economía (Danilo Astori) y para el peso político que tiene el costo del Estado, algo que venimos denunciando hace tiempo en la ARU y en la FRU”.
TA —Lo primero que no comparto es la metáfora de las balas, preferiría hablar de palabras. La referencia a las balas es de una época que no sé de qué manera la recuerda el señor Riani, pero yo la recuerdo con mucha tristeza, por lo tanto me gusta hablar de palabras. Y puede ser que el mensaje haya sido genérico, pero yo formo parte de un gobierno, entonces reclamo que si se señalan las cosas que están mal, se tenga el equilibrio de señalar las que están bien. Porque además son las que el mundo le reconoce a Uruguay que están bien, Uruguay hoy es referente en varios aspectos, y es referente por lo que hemos construido públicos y privados en armonía, porque ha habido un liderazgo y una definición estratégica como país que nos han permitido no ir a los bandazos, sino tratar de ir construyendo, construyendo, construyendo.
Hoy el Uruguay tiene algunos puntos fuertes en la competitividad genuina y auténtica, como entrar en un mercado cinco años antes que sus competidores. Brasil está tratando de entrar ahora a Estados Unidos, o lo están habilitando, está tratando de entrar a Corea, y nosotros vamos a recibir esta semana una delegación empresarial –no técnica– japonesa, que yo mencioné en el discurso como referencia a que creo que estamos muy cerca de terminar el proceso de habilitación sanitaria para Japón. Y cuando hayamos terminado eso, solamente el acceso sanitario, que es imprescindible, no es suficiente; tampoco lo es solamente la gestión arancelaria, porque los procesos de desgravación arancelaria que Japón firmó en el TPP (Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica) nos condenan a 21 años de espera para entrar sin aranceles a ese país. Entonces, bárbaro, tenemos que hacer esta gestión, pero tenemos otras herramientas que nos permiten diferenciarnos ahora, ya, por las características de nuestros productos, por el reconocimiento de nuestros procesos y por la imagen país, que hoy es muy respetada en el mundo.
EC —Habló de competitividad genuina y auténtica. Estaba de algún modo también respondiendo a dichos de Reilly en su discurso, porque se refirió a los problemas de competitividad que tiene el agro hoy.
TA —Sí.
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EC —Hablemos de puntos que están arriba de la mesa, que se trataron el sábado en el intercambio de alocuciones en el acto de clausura de la Expo Prado 2016. Por ejemplo, el nivel de endeudamiento del agro es un factor que está preocupando a los productores. En julio la FRU hizo un llamado al sistema financiero acerca del crecimiento del endeudamiento del campo, que pasó de US$ 445 millones en 2007 a US$ 2.561 millones en el primer semestre de 2016. Pasó del 26 % del producto interno bruto (PIB) para llegar ahora al 78 % del PIB del sector. El comunicado decía “de esta coyuntura no se sale con medidas a corto plazo”. ¿Cómo está viendo este capítulo en particular?
TA —Quiero verlo con una referencia un poco más amplia que el 2007. El Uruguay tuvo un proceso pronunciado de atraso cambiario durante la década de los 90 –que yo viví y sufrí como productor arrocero–, sobre todo magnificado cuando en enero del 99 Brasil devaluó y Uruguay no se enteró, no teníamos lo que tenemos ahora, que sube el dólar en Brasil y sube el dólar en Uruguay, baja el dólar en Brasil y baja el dólar en el Uruguay. Teníamos una concentración comercial muy fuerte con Brasil y hoy tenemos un mercado, salvo los lácteos, mucho más abierto en el resto del mundo. Pero tenemos un sistema de flotación que con vaivenes nos ha permitido que el año pasado el dólar pasara de $ 22 a $ 31 y ahora bajó a $ 29, capacidad de adecuar el valor de la moneda con la cual se vende la exportación uruguaya. El Uruguay exporta el 90 % del arroz y de la soja y el 75 % de la carne y de los lácteos, por lo tanto qué pasa con el dólar es un elemento central desde el punto de vista de su competitividad.
En el año 2003 estábamos todos totalmente endeudados y hubo medidas. Creo que lo primero que hay que referir es que entre 2005 y el 2007 desapareció lo que había sido el tema central del sector agropecuario durante 30 años, que era el endeudamiento, desde la crisis del 80 hasta el año 2005 el problema había sido el endeudamiento; recuerde las marchas por el tema del endeudamiento. Se dejó de hablar del endeudamiento, se resolvió el tema. Por varias razones, primero porque hubo un aumento de los valores a nivel internacional, pero sobre todo porque hubo un profundo proceso de valorización de la tierra en el Uruguay. La tierra multiplicó por 10 su valor entre el año 2002 y el año 2014. Y sobre el valor de la tierra es que se generan los procesos. Valor de la tierra en alza, asociado a precios internacionales en suba, con demanda internacional, sobre todo por el crecimiento del área económica del Pacífico y algunas diferenciaciones en mercados a los cuales Uruguay accedió antes que sus competidores nos llevaron a pasar de 300.000 hectáreas de agricultura a 1,5 millones de hectáreas de agricultura, hubo 10 años de crecimiento de lo que había sido una masa forestal inicial y se siguió forestando, hubo un crecimiento de la lechería, y por lo tanto hubo un crecimiento de la producción y de la actividad económica.
Cuando dije en el discurso hace dos años que nadie hablaba del endeudamiento, era así. En junio del 2016 el endeudamiento agropecuario son US$ 2.429 millones, pero en junio del 2014, cuando la palabra endeudamiento no estaba en ningún discurso, era US$ 2.245, prácticamente lo mismo. El endeudamiento en términos nominales aumentó un 7 %. Lo que cambió es el precio al cual vendemos la mercadería. Por eso el año 2007 es una referencia difícil, porque ese año veníamos recién saliendo del endeudamiento histórico, viendo qué pasaba con la economía, la tierra valía menos de la mitad de lo que vale hoy. Después aumentó la demanda, aumentó la producción y se compraron más tractores, más mosquitos y más cosechadoras. Cuando asumí como ministro en el año 2010 en este país había 28 máquinas de regar, pivots; hoy hay más de 300. Aproximadamente el 50 % de este endeudamiento que se refleja es a largo plazo, es el endeudamiento de la cosechadora, de la compra de campo, de la compra del camión o de la compra del tractor o de la inversión en un sistema de riego que va a haber que amortizar en 10 años.









