
EC —Se veía venir.
DM —Sí, pero apareció ahora. Aparte hay que reconocer que son brillantes, su estrategia es entrar de pesados, ganar prensa por la vía de los hechos. No voluntariamente, sin querer, el sistema periodístico les hace propaganda y luego buscan negociar o lo que sea. El problema de la limpieza, la falta de camiones y los problemas estructurales que tuvimos. Fueron problemas brutales, nos sacaron mucha energía. Entonces sobrevivimos a un año muy difícil, ahora hay que reenfocar en los cambios de largo plazo, porque si no, vamos a vivir apagando incendios toda la vida, y es lo que yo no quiero.
EC —Uno de los grandes focos de conflicto para los últimos intendentes montevideanos ha sido la relación con Adeom (Asociación de Obreros y Empleados Municipales) el sindicato. ¿Cómo califica hoy el estado de esa relación?
DM —Buena, no excelente pero buena. Primero, creemos en la negociación colectiva; segundo, creemos en la independencia de clase, no queremos un sindicato servil, queremos un sindicato que defienda sus intereses. Sin duda hay un problema objetivo de desconfianza acumulada a lo largo de varias administraciones entre el sindicato y la administración. Yo siempre digo que en todo divorcio hay dos culpables, no soy de los que creen que haya un solo culpable.
EC —Usted ha dicho que quiere crear “un nuevo paradigma de relacionamiento”, que no pase por “echarle la culpa” al sindicato de lo que sale mal en la gestión. ¿Cómo es eso? Sobre todo, ¿cómo logra que no quede simplemente como una concesión al gremio?
DM —No, perdón, nadie puede decir…
EC —Está bien, no se le echa la culpa al gremio, pero…
DM —Nadie puede decir que no buscamos y aplicamos medidas en las que pusimos el centro en la necesidad de los ciudadanos. Hay dos cosas. Primero, nosotros vamos a respetar la negociación colectiva, yo creo filosóficamente, democráticamente en la negociación colectiva. Pero que también entiendan: tenemos un norte que es excluyente: solucionar los problemas de los ciudadanos, eso debe pasar y debe ser parte, entiendan que para nosotros va a ser condicionante de todo lo que hagamos relacionado con los trabajadores. Y segundo, discutimos, pero después hay quien fue elegido por el voto de la ciudadanía para tomar decisiones, que es el intendente. Eso no está en discusión, no es un tema de falta de autoridad.
Para mí el caso más claro fue el tema de la limpieza. Empezamos a estudiar el tema, lo analizamos, vimos lo que pasaba en el área de Mantenimiento, que tenía problemas serios, como la falta de camiones. Cuando uno hace las cuentas de la utilización óptima de la maquinaria, los circuitos que hay que hacer, se da cuenta de que faltan camiones, hay más contenedores que camiones, es un problema. Aparte teníamos un problema muy complicado –no quiero calificar más– en Mantenimiento y hubo que meter cuchillo. Llegamos y al mes sacamos el gerente de Mantenimiento, pusimos otro que empezó a trabajar muy bien, pero tuvo un problema personal a poco de estar funcionando muy bien, que lo sacó del circuito, por lo menos por un tiempo, y lógicamente hasta mentalmente su cabeza estaba en otro lado.
Hubo que salir a buscar otro muchacho joven con el mismo perfil, que conociera y que estuviera dispuesto a utilizar procedimientos RSM (research confiability maintenance, rehabilitación y confianza en el mantenimiento). O sea normas, saber que existen procedimientos, que hay gente que hace 100 años que viene estudiando cómo hacer las cosas bien, que hay que planificar, que hay que tener planes, que hay que determinar cuánto mantenimiento preventivo, cuánto predictivo, cuánto rotura, hacer todas esas cosas, porque no había esos procedimientos. O sea que nos embromó. Y también tuvimos que cambiar el gerente de Operaciones, que era un ingeniero, divina persona, excelente profesional, pero no era el perfil para ejecutar una tarea que implicaba mucha presencia en la cancha. Terminamos poniendo una persona que se conoce cada contenedor, cada camión, cada trabajador y cada esquina de Montevideo.
EC —¿A quién se refiere?
DM —A Parra, el gerente de Operaciones. Armamos en medio de la situación de sobreexigencia de los camiones, porque hoy están sobreexigidos, la semana que viene termina el proceso de reparación y de corrección de algunos problemas de los dos camiones, recién lunes o martes tendremos los próximos, están llegando esta semana o a principios de la que viene en barco. A falta de camiones hemos venido navegando, pero fue un esfuerzo descomunal.
EC —Pero usted me cuenta esta historia apropósito de limpieza cuando veníamos hablando de la relación con Adeom…
DM —Por eso mismo. Hubo gente que se tentó a decir “echale la culpa a Adeom, que es el gremio menos querido del país, no solo de Montevideo, del país”. Y yo me negué a demonizar y a echarle la culpa al sindicato. Obviamente unos paros que hubo a fin de año agravaron una situación que ya era gravísima. Dije eso: la situación que existe es estructural, yo no voy a culpar al sindicato de un problema contra el que ya de una forma u otra venimos peleando mal. De ahí que concentramos el esfuerzo en mejorar el mantenimiento, en encontrar las personas adecuadas para Mantenimiento y para Operaciones y ahí fue cuando hicimos la famosa jornada de limpieza. Primero llamamos a los militares que nos dieron ayuda y nos permitieron cerrar el año en una cierta estabilidad de limpieza y no con Montevideo tapado de basura. Sabíamos que enero y febrero son meses de menos exigencia, lo cual nos daba tiempo para trabajar un poco más tranquilos, y largamos en marzo ya con un mantenimiento mejor planificado y con mejores medidas. Y en Operaciones con alguien con el perfil adecuadao. Aunque repito, no cuestiono ni al ingeniero que estaba en Mantenimiento ni al ingeniero que estaba en Operaciones, los dos personas conocidas por mí, muy queridas, sobre todo uno de ellos, con una relación de amistad de hace tiempo, hasta pertenencia político-partidaria el segundo, pero hay que buscar la mejor gente.









