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Entrevista central, martes 23 de mayo: Ricardo Vilaró

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EC —Vamos al para qué de todo esto. Usted es un profesor de Matemática de larguísima trayectoria; ¿retirado ya?

RV —Estoy retirado desde hace tiempo de la docencia.

EC —De la docencia efectiva sí.

RV —De la docencia de aula sí. He participado en cursillos, seminarios, pero en este momento estoy trabajando para el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP).

EC —¿Cuál es su actividad en este momento?

RV —Integro la Comisión de Diseño Curricular para la Educación Primaria en el área de la matemática, estamos elaborando libros para los niños y libros para el ciclo. El CEIP ha tenido la virtud de decir públicamente que tiene problemas, tiene problemas de repetición, tiene problemas de calidad de aprendizaje en lenguas y matemáticas. Por más que el TERCE (Tercer Estudio Regional Comparativo y Explicativo) de la Unesco le da un buen resultado si lo miramos desde América Latina, hay otros países que están por debajo pero están mejorando más rápido, y en el caso nuestro se está en una situación horizontal, no hay avances. Entonces la gran preocupación del CEIP es cómo enfrentamos esa situación, porque se entiende que eso repercute en los niveles que siguen.

A partir de esa base me convocaron para trabajar y me pareció una cosa muy positiva e hicimos un contrato en el marco de la Ley de Voluntariado, con escribano, todo formalizado. Es un grupo de 10 maestros, inspectores, una profesora de Matemática que estamos trabajando juntos en un clima humano muy bueno, que a mí personalmente me exige estudiar muchísimo, porque es primaria y yo trabajé siempre en media y terciaria. Pero estoy contento con el trabajo.

EC —Entonces ahora se está desempeñando por un lado como asesor del CEIP en una tarea honoraria.

RV —Como integrante de la comisión.

EC —Tiene, por otra parte, esa larguísima trayectoria de docente y de inspector de Matemáticas. Tiene además una identificación política, usted es frenteamplista. Y en lo gremial fue dirigente durante añares –algunos lo han llamado dirigente histórico– de FENAPES (Federación Nacional de Profesores de Enseñanza Secundaria).

RV —Y fundador de la CNT. Estoy trabajando en la Comisión de Fundadores.

EC —Pero en el sindicato tuvo sus inconvenientes. Es muy recordado que fue expulsado debido a que participó en el equipo que llevó a cabo la reforma que encabezó el profesor Germán Rama en el segundo gobierno de Julio María Sanguinetti.

RV —Efectivamente. Luego de tener el visto bueno del sindicato para hacerlo.

EC —Con todos esos antecedentes, ¿por qué participa en Eduy21? ¿Con qué expectativas se sumó a esta fundación?

RV —Yo tengo una preocupación muy fuerte. Creo que el tema educación está puesto equivocadamente en el país, hay una confrontación que termina siendo partidaria, estamos en el 2017 y ya tenemos un campo electoral con este tema. Eso le hace un gran daño a la educación, le hace un gran daño a la expectativa de las familias y golpea seriamente a los docentes. Necesitamos recrear un clima de trabajo, tolerante, en el marco de la diversidad. Yo estoy en Eduy21 porque hay diversidad: hay gente de todos los partidos, hay opiniones distintas, no hay unanimidades, se pueden construir acuerdos y también marcar que existen puntos de vista distintos. Ante ese hecho me pareció importante participar. Lo cual no quiere decir que sea el único marco en el que voy a participar para discutir y elaborar en el tema educativo.

EC —¿Qué quiere decir con eso?

RV —Yo soy frenteamplista en primer lugar, trabajé en la Comisión de Programa que en 2014 elaboró el programa de educación del Frente Amplio (FA) que fue al plenario y al congreso. Trabajé en la Fundación Líber Seregni durante dos meses que fueron bastante intensos, que convocaron a 150 educadores frenteamplistas en seis grupos de trabajo sobre temas educativos. Me siento libre desde ese punto de vista, y el FA me preocupa, me preocupa su futuro. Tuvo un programa en el 71, lo actualizó cuando ganó las elecciones en 2005, lleva 12 años en los cuales el país cambió profundamente. Tendrá problemas, tendrá dificultades, tendrá aspectos que a uno pueden no gustarle, pero creo que va a haber renovación, creo que hay posibilidad de renovación de candidatos. Miro a Daniel Martínez, a Mario Bergara, una persona que me da total confianza en su capacidad frenteamplista, en su capacidad técnica, en su mirada del mundo; lo conocí junto con Líber Seregni en la 1815. Está Cristina Lustemberg, está Constanza. En fin, no voy a decir cuáles van a ser los candidatos, digo que hay materia prima frenteamplista para renovar, y la juventud demostró que podía renovar en la campaña electoral con el No a la Baja.

De ahí van a tener que venir cambios, y hay que tener una propuesta de futuro, porque el mundo ha cambiado tanto que lo que se miró en 2005 ya se hizo, para enamorar tiene que enriquecerse preguntándose qué vamos a hacer para seguir cambiando en un mundo muy complejo, con grandes problemas, con una reestructura geopolítica, con guerras parciales, en fin, con todos los problemas que sabemos y que nos duelen cuando simplemente los miramos en la televisión.

EC —Usted hizo esta respuesta y esta explicación a partir de la pregunta de por qué razón se había integrado a Eduy21. En primer término indicó “no es el único ámbito donde voy a trabajar en los temas educativos”. ¿Por qué quiso hacer esa precisión? ¿Ha recibido cuestionamientos del FA por estar en Eduy21?

RV —No, no, no, para nada; ningún cuestionamiento, ha habido incluso actividades que ha hecho el Frente sin ningún problema. Tengo buenas relaciones de amistad…

EC —Es que hay varios frenteamplistas en Eduy21.

RV —Efectivamente. Me parece fundamental crear un marco separado que integre todas las visiones. En Eduy21 hay frenteamplistas, pero afuera también, y afuera hay otros que de pronto son de otros partidos que no están ahí adentro trabajando. Recuerdo la CIDE, para mí lo de la CIDE es un ejemplo muy importante…

EC —Principios de los años 60.

RV —En el año 60 la crea el gobierno de turno.

EC —Y pone al frente al contador Enrique Iglesias.

RV —Exactamente. Participan los ministerios, pero convocan a técnicos de diversa procedencia política e ideológica. Por ejemplo, Danilo Astori, Alberto Couriel, para poner dos. Ante un país que tenía problemas serios, muy serios, que tenía que mirar el futuro e ir renovando, hacer un plan, un proyecto, se sientan a la mesa a trabajar, trabajan y producen mucho, en particular un documento que plantea un proyecto para todo el país y que además dice cosas muy importantes en educación.

EC —Aquel espíritu de la CIDE es algo que a usted le parece que sobrevuela en Eduy21.

RV —No, no, no digo que sobrevuele en Eduy21; tendría que sobrevolar en el país, no lo veo. Por eso no quiero atrincherarme en Eduy21, creo que tiene que haber un marco más amplio, con tolerancia, sabiendo que hay puntos de vista distintos y que estamos ante una situación en la cual en el campo de la educación hay un cambio profundo de paradigma.

Estos días, mirando el libro gordo de la CIDE, encontré que dice que entre 1942 y 1963 el ciclo básico de media se multiplicó por cuatro, pero que la relación entre los ingresos y los egresos siguió constante. Y dice “si no se cambia el cómo enseñar, la educación se va a ir desvinculado de las demandas sociales”. Textual. Muchas de las afirmaciones se empezaron a tomar en cuenta relativamente 20 años después, y algunas están todavía por tomarse. En definitiva la CIDE tuvo esa cualidad de ser un marco de trabajo abierto de gente que tenía distintas visiones, políticas, ideológicas y partidarias, y al mismo tiempo dijo “esto hay que cambiarlo”, y dijo cómo. Pero el país se resiste al cambio. Es el gran problema que tenemos en el Uruguay, todo el mundo habla de cambio, pero todo el mundo quiere que todo permanezca como está, que a mí no me toque.

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