EC —¿Con qué horizonte? ¿Qué quieren decir con largo plazo?
AG —Tres horizontes. El primero es 2050, técnicas de prospectiva, mirada larga, tendencias del mundo, de la región y posibilidades para Uruguay ahí, con el objetivo de anticipar riesgos, pero también oportunidades.
Después un período más corto en el cual elaborar la mayor cantidad de planes de desarrollo en diferentes áreas. Así como tenemos el Plan Nacional de Energía, que ha brindado la posibilidad de que hoy Uruguay sea uno de los pocos países del mundo que generan energía eléctrica a partir de energías renovables, casi 100 %, buena parte del año. Replicar ese plan en otras áreas. De hecho, antes de fin de año vamos a presentar un Plan Nacional de Competitividad y Transformación Productiva, que se viene trabajando no solo a nivel de gobierno, sino también con los actores económicos de manera muy importante.
El segundo, 2030, planes nacionales de desarrollo, con la idea de enganchar los presupuestos de cada año con esas carreteras más largas, para salir del corto plazo, para salir de la discusión a demanda, para salir de esas demandas muchas veces legítimas pero que tienen mucho más que ver con el corto plazo que con las grandes apuestas que el Uruguay tiene que hacer también a nivel presupuestal. Por lo tanto nos parece importantísimo enganchar estos tres períodos, de manera de dar elementos para que el presupuesto se aplique hacia estas líneas estratégicas.
EC —Ahí ustedes tienen un desafío, un factor de complicación, el hecho de que están manejando plazos que van más allá de este período de gobierno.
AG —Sí.
EC —¿Entonces?
AG —Es necesario trabajarlo a nivel nacional. Esto no es tema de un gobierno, es tema del país. Y vemos con muchísimo agrado que el Parlamento también haya generado algunas instancias. Vemos con mucho agrado que la sociedad las plantee, de hecho el matutino La Diaria tiene “un día del futuro” que ya se ha transformado en una costumbre. Esto es sistematizar y oficializar una visión de trabajo conjunto gobierno-sociedad de cosas que ya se hacen separadamente en diferentes lugares. Sin ir más lejos, en la academia. O encontramos con agrado que también muchos gobiernos departamentales tienen alguna visión más larga que un período de gobierno.
EC —Tienen que definir allí políticas de Estado.
AG —Exactamente, esa es la idea. A veces empleamos la imagen de las paralelas que se juntan en el infinito. Si lo aplicamos en políticas, podemos estar separados hoy, pero si miramos hacia delante y vemos con elementos objetivos, con técnicas que se utilizan a nivel mundial, podemos converger en una visión común, por lo menos en los grandes temas, que nos permita dar pasos que son necesarios, imprescindibles.
Y la cuarta área –la segunda área nueva– es todo lo relacionado con la Ley de Transformación Productiva y Competitividad. Eso lo impulsamos fuertemente, forma parte de nuestra agenda. Creo que va a ser un cambio muy importante para el Uruguay. Yo trabajaba en el sector privado, llegué en el año 2005 al gobierno, conocía poco de políticas públicas, fui a la presidencia de la Corporación Nacional para el Desarrollo y allí visualizamos que prácticamente no había herramientas del sector público a favor de un desarrollo productivo. Nosotros tenemos el convencimiento de que el Estado tiene que jugar un rol, los grandes países que se han desarrollado tienen políticas públicas fuertes, en conjunto con el sector privado. Como decimos, zapatero a tus zapatos, cada uno en su área, y fuimos construyendo una institucionalidad pública en estos 12, 13 años que permite hoy tener un sistema con seis, siete u ocho agencias destinadas cada una a un aspecto del desarrollo productivo: innovación, capacitación, economía social, Mipymes, el área agropecuaria, Laboratorio Tecnológico del Uruguay, el Uruguay 21. Todas esas agencias tienen una especificación y la ley prevé que el Gabinete Económico sea el que establezca las políticas para ello.
EC —¿Cómo juega la OPP ahí?
AG —La ley crea una secretaría de ese sistema, de ese gabinete ministerial de Transformación Productiva y Competitividad, que está en la OPP. Esa es la segunda área, que es muy importante, más teniendo en cuenta el fuerte crecimiento económico de los últimos 14 años y la necesidad de seguir cambiando e innovando para mantenerlo.
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EC —A partir de esta descripción de por dónde va la OPP, cuáles son sus principales líneas de trabajo, tenemos una buena base para ir a este debate, a esta discusión que ha estado presente en los últimos meses. La oposición ha insistido mucho en la denuncia de que al segundo gobierno Vázquez le falta agenda. Pero esa preocupación también está dentro de la propia izquierda. ¿Cómo reacciona usted cuando escucha los argumentos, y por ejemplo los escucha dichos por gente del propio FA?
AG —Yo lo separaría en dos partes. Por un lado la oposición, el discurso y la acusación de no tener agenda, a lo que la realidad le da un mentís. Y en segundo lugar, si hay alguna visión inquieta acerca del futuro del Uruguay, hacia dónde va el Uruguay, creo que trasciende al FA, tiene que ser una visión del país en general. Y está muy vinculada a las iniciativas de las que estábamos hablando recién, que también nos preocuparon a nosotros y nos preocupan, de tener una mirada más larga del Uruguay, como planteábamos en alguna presentación, “el futuro es hoy”. Hoy tenemos vehículos autotripulados en operación en el mundo, no estamos muy lejos de que haya entregas de deliveries con drones, la medicina personalizada es una realidad que va a avanzar cada vez más. Tú estuviste con la doctora Spangenberg hace poco, yo tomé contacto con ese tema en el décimo aniversario de la ANII y es maravilloso lo que sucede, la medicina genética, por ejemplo. Y podríamos seguir nombrando temas que tienen que ver con el cambio vertiginoso que la tecnología y otros aspectos imponen al mundo.
Por lo tanto lo que ha sucedido con las aplicaciones, esa nueva realidad del mundo en el cual las principales empresas son tecnológicas, ya no son automotoras y petroleras, todo eso preocupa, obviamente, y nos debe ocupar, y es lo que estamos haciendo desde la División de Planificación, haciendo converger todas esas visiones. Por lo tanto en eso coincidimos, entendemos necesario mirar la realidad de manera crítica y mirar el futuro de manera de poder anticipar riesgos y oportunidades.
EC —Le cito ejemplos: Gerardo Caetano, Brecha, 21 de julio del año pasado: “Acá hay falta de conducción, pero también hay falta de proyecto, de ideas nuevas, de coraje para discutirlas aun siendo gobierno y en un contexto muy difícil. Si la izquierda no es capaz de retomar y recrear un libreto, en donde, ante una realidad adversa, tenga un proyecto para responder y seguir las transformaciones, la ciudadanía la sancionará”.
AG —Vamos a tener que hablar un poquito más con Caetano.
EC —O Constanza Moreira, en enero de este año: “Este tercer período no se caracteriza por tener grandes reformas o iniciativas estructurales poderosas, pensadas y articuladas sobre la base de un cronograma. Eso caracterizó su primer gobierno; este no tiene esta impronta y eso le quita cimientos”. Y podría mencionar más.
AG —Creo que estamos más o menos, sacando algún adjetivo, en línea con la preocupación de que tenemos que encarar el futuro, qué va a pasar en Uruguay. Hace dos, tres años, antes de la desaceleración, el Uruguay llegó a niveles de desempleo estructural. ¿Con qué gente vamos a cimentar el crecimiento del futuro por ejemplo? Todas esas cosas están sucediendo hoy, quizás deberíamos conversar más tanto con Caetano como con Constanza.
