
EC —Otro de los inconvenientes, según usted ha destacado, era eso de presentar a cada rato a una compañía como “la Facebook de Brasil”, la “Uber nacida en Jamaica”… Eso está muy extendido.
SGR —Absolutamente, demasiado. Lo que los emprendedores que nos están escuchando tienen que pensar es que un inversor no quiere que le describan un emprendimiento que él puede apoyar financieramente por comparación, por proxy, lo que quiere es que le cuenten qué están haciendo y qué es lo innovador.
EC —¿Esa forma de presentarse ya no funciona? Funcionó…
SGR —Funcionó, pero a mí particularmente si alguien empieza un speech diciendo “soy el Uber de…”; no, contame lo que sos, no como qué sos.
EC —Eso ha sido, y quizás todavía sigue siendo, un camino. Pero hay otro, que usted ubica en su comienzo a mediados de la década del 2000. ¿Qué empezó a pasar ahí?
SGR —Primero, América Latina tiene una gran penetración de tecnología. Eso nos ha ayudado a conectarnos con el mundo. Al conectarte con el mundo ya no mirás a Silicon Valley o a Israel como la meca, sino que te enterás de lo bueno, lo malo, lo que podés aprender. De ninguna manera digo que no haya lecciones para aprender de Silicon Valley o de Israel, pero hay que entender que los contextos son muy diferentes. El contexto latinoamericano es que somos una región con volatilidad, con problemas que por ejemplo Suecia, Suiza o Alemania, que tienen un alto índice de emprendimiento innovador, no tienen. Para nosotros es importante el acceso a salud y educación de todo el mundo, porque nuestros sistemas educativos y de salud públicos no son buenos en general –no estoy hablando en particular de este país sino de la región–. Eso nunca va a ser un motivo para emprender para un emprendedor alemán, suizo o sueco, porque allí el Estado tiene muy buena educación para todos, muy buena salud para todos. Por eso hablaba de esa frustración que tiene el emprendedor y que quiere mejorar su entorno con tecnología.
EC —Ah, no es una frustración del emprendedor en sí mismo, es la constatación de una frustración a nivel país, a nivel región o a nivel local que ese emprendedor decide atacar.
SGR —Exactamente.
EC —Eso está pasando.
SGR —Está pasando en toda América Latina y el Caribe. El emprendedor mira a su alrededor y, por ejemplo, sabe que el cobre es una industria importantísima en Chile, pero ¿podemos seguir tratando a esa industria como hace 50 años? No, entonces intenta innovar a partir de la cadena de valor del cobre. O sabe que hay problemas de agua potable e intenta innovar cómo purificar esa agua y llevarla a los lugares donde está siendo un problema. Todo el tema de energías renovables, los paneles solares, porque no se llega a tener un buen acceso a energía en las zonas rurales. Toda esa frustración es frustración con el entorno que no funciona y el emprendedor dice “yo tengo herramientas para hacerlo funcionar” e innova a partir de eso.
EC —¿Esa es una característica de los milenials en particular?
SGR —Especialmente de los milenials y, como yo digo, de los milenials de corazón, que puede ser que no estén dentro de la etapa del rango.
EC —“Los milenials de corazón”. Suena raro el término utilizado por alguien de un organismo como el BID. ¿Cómo entra el corazón acá?
SGR —El corazón entra en que te das cuenta de que tenés las mismas tendencias que tienen estos chicos que crecieron con una actitud más de servicio, más de pensar “si yo tengo algo que los demás no tienen, ¿cómo puedo –como se dice en inglés– give back, devolver a la comunidad?”. Eso es superimportante. Y muchas veces uno puede devolver a la comunidad encarando los problemas que tiene la comunidad o haciendo un upgrade de industrias tradicionales como por ejemplo todo lo que tiene que ver con agronegocios.
EC —Veamos ese ejemplo.
SGR —Acá hay una uruguaya que ya está por todas partes, Victoria Alonsopérez, creadora de Chipsafer. Tener un sistema de trazabilidad del ganado hace que este sea mucho más relevante y mucho más importante en la industria. Creo que ahora está en Australia, hace poco estuvo en África. Es poner algo, ella estudió ingeniería, es poner su carrera al servicio de una industria que obviamente, siendo uruguaya, sabe que es importantísima para este país y para la región. Eso es lo que estamos viendo, mucha gente que pudo haber escogido otros caminos y sin embargo se mete a hacer este tipo de ventures o de pequeñas jóvenes compañías innovadoras que cambian algo que antes se hacía más manual y rudimentario.
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