solventás lo que te falta para pagar lo extra: te da para pagar el resto de los jugadores y parte del cuerpo técnico. Ahí los esponsors obviamente son más caros, porque te van a televisar más. El gran secreto está en que tuvimos mucha suerte con las recaudaciones que tuvimos tanto con Peñarol como con Nacional.
EC —¿Cuánto están ganando los jugadores de primera entonces?
RG —Hoy el jugador de primera gana $ 32.248, el mínimo. Yo tengo 26 contratos y la AUF me paga [el equivalente a] 31, por derechos de televisión me paga cinco contratos de más.
EC —Pero teniendo en cuenta que son retribuciones bajas, incluso en el contexto del fútbol uruguayo, ¿cómo se consigue que los jugadores entreguen lo que han entregado, se comprometan como se han comprometido?
RG —Por lo que dicen ellos: el hambre de gloria que tienen, las ganas de triunfar. Y no olvides que muchos de esos jugadores hace 12 meses ganaban $ 12.100 en mano y hoy están ganando dos veces y media más. Ellos prácticamente no tienen gastos acá, están a dos o tres cuadras, vienen en bicicleta a entrenar, gastos fijos no tienen –no tienen que pagar nafta, no tienen que pagar boleto, no tienen que pagar un taxi–. La vida acá en el departamento, en la ciudad, en el pueblo, es diferente de lo que es en la capital. Y la mayoría son chicos jóvenes, tenemos el plantel más joven del profesionalismo.
EC —Tienen un promedio de 21 años…¿no?
RG —Un poquito más, 22,9 más o menos. Waldemar Acosta tiene 30, [Sergio] Leal, [Federico] Puppo y [Mariano] Bogliacino tienen 33 o 34. Después son todos chicos, el más grande es categoría 90. Tenemos un montón de jugadores de 18 a 25 años, y el promedio anda por ahí porque tenemos muchos chicos de 18 y 19 también.
EC —¿Algunos de ellos trabajan aparte de jugar al fútbol?
RG —No, eso yo lo escuché… Creo que no; capaz que acompañan al padre en algún momento. De repente en la B hacían alguna cosita, pero prácticamente no. Cuando llegamos sí trabajaban, no se dedicaban al fútbol profesional, se dedicaban al fútbol chacarero. Nosotros los trajimos porque les veíamos muchísimas condiciones; capaz que cuando llegamos sí trabajaban, pero ahora te puedo garantizar que prácticamente no trabaja ninguno.
