
EC —¿Esta decisión se toma por lo que dice el TCR en su resolución o por la polémica pública que terminó instalándose en torno a esta operación?
JR —Es una suma. Además ayer en las últimas horas de la noche recibimos una notificación del adquirente, de la inmobiliaria que estaba vendiéndonos, que decía que dejaba sin efecto su oferta. En ese sentido el negocio caía.
Evidentemente para el intendente la sensibilidad que podía generarse por esto y las dudas que se habían generado no eran un tema menor. Nosotros leímos con atención lo que escribió el TCR, teníamos la certeza de que habíamos actuado conforme a derecho y de buena fe. Pero también nos llamó poderosamente la atención el negocio privado que había ocurrido 48 horas antes, en que el precio pasó de US$ 750.000 a US$ 1.490.000. Luego pedimos tasaciones, y los servicios nuestros, que son muy serios, nos ratificaron que el precio era correcto e indicaron que el bien incluso podía valer bastante más que eso. Pero también tuvimos una tasación privada que nos dio un precio menor. Evidentemente esto puede generar inquietudes, puede generar dudas en la población, y el intendente prefirió despejar todas las dudas y reiniciar el proceso.
EC —En el proceso hay varios puntos que llaman la atención. Empecemos por el llamado mismo. Según las averiguaciones que realizó En Perspectiva, la IM estaba buscando un edificio para estas dependencias desde mediados del año 2015. Manejaba incluso dos posibilidades, la de construir o la de comprar un edificio que ya existiera.
JR —Exactamente, la directora del área nos informó que habían pedido presupuesto para un nuevo laboratorio y nos costaba US$ 3.000.000 hacer uno nuevo. Pero es una necesidad la mudanza del laboratorio.
EC —En ese proceso, que empieza a mediados de 2015, otra fecha importante es enero de 2016, cuando cierra el laboratorio Merial SA, ubicado allí en la calle José María Penco en el barrio Brazo Oriental. Funcionarios de la IM se enteraron de la noticia, visitaron el local y llegaron a la conclusión de que se adecuaba a lo que se estaba precisando.
Salto al llamado que se hace a fines del año pasado, porque una de las características de ese llamado que ha sido muy comentada es que la descripción que hace del local que se precisa parece un retrato del edificio que utilizaba Merial. Por lo visto era bastante público que a la IM le interesaba ese local, y eso pudo haber facilitado las cosas para que alguien hiciera esa operación de comprarlo y después ofrecérselo a la IM.
JR —Era público que la IM necesitaba mudar el laboratorio. Ya habíamos informado a la propia Junta Departamental y a los funcionarios y trabajadores de la IM que era imprescindible la mudanza. La IM había recorrido y buscado lugares adecuados, como normalmente se tiene que hacer. Pero es un llamado para un laboratorio, con lo cual la descripción no puede ser muy genérica.
EC —Sí, pero varios de los metrajes coinciden con las medidas que tiene ese edificio en particular.
JR —No, nosotros habíamos pedido un local que tuviera más de 2.000 y pico de metros cuadrados y este tiene 4.900, es mucho más grande que el que pedimos. Además hay una serie de exigencias –por ejemplo, ha llamado la atención el tema de los baños y ese tipo de cosas– que son propias de un laboratorio. Hay una gran coincidencia: nosotros queremos instalar un laboratorio y el predio que nos ofrecen es justamente de un laboratorio. Necesariamente iba a haber coincidencias entre los requisitos que teníamos y lo que ofrecía el privado.
EC —Pero todo este proceso era bastante público.
JR —Sí, que la IM necesitaba el local era algo público.
EC —Y que este local le había parecido adecuado también.
JR —Que ese local era un buen local, sí. Podría haber habido otros. Es más, cuando la IM hace el llamado dice que se pueden presentar ofertas en todo el departamento con una mejor puntuación en un radio de 4 kilómetros alrededor del monumento a Batlle; es un radio de 4 kilómetros, es bastante amplio el llamado. Efectivamente, ese laboratorio era muy conveniente para nosotros, pero podía haber otros.
ROMINA ANDRIOLI (RA) —¿Cómo se explica lo que sucedió antes de que se conociera el pliego, esa compra que se dio por la mitad del precio del inmueble?
JR —Fue después de que se conoció el pliego. El llamado se hizo a principios de noviembre, la promesa fue a fines de noviembre, y ellos concretaron su negocio privado un par de días antes de la apertura de la licitación. Ellos hicieron el negocio después de que nosotros hicimos el llamado.
RA —¿Cómo se explica la diferencia entre el precio a que se da esa compra privada y el precio al que lo iba a adquirir la IM?
JR —No tenemos ninguna explicación para ese negocio entre privados. Nos llama poderosamente la atención. Fue uno de los motivos por los cuales el intendente solicitó a la comisión presidida por el secretario general que estudiara a fondo el tema. Una vez que nos enteramos de ese negocio de privados, del cual somos absolutamente ajenos y del que no teníamos conocimiento, se genera una inquietud, porque efectivamente es raro.
EC —Hay una decisión provisoria de compra que el intendente firma en el mes de febrero.
JR —Exactamente.
EC —Se le lleva al intendente el escrito para que en principio firme la compra que después queda supeditada a la aprobación de la Junta Departamental. En ese ínterin, ¿los servicios de la Intendencia no investigaron hacia atrás, no verificaron qué había pasado eso que después tomó estado público, que los vendedores habían comprado ese bien 48 horas antes de la apertura de las ofertas y que lo habían comprado por la mitad de ese precio?
JR —El intendente cuando firmó no tenía conocimiento de ese negocio. El intendente tenía el informe de que el precio era conveniente, de que alrededor de US$ 300 el metro cuadrado es un buen precio y que las características del edificio eran muy convenientes para lo que la IM necesitaba. Con ese informe, el intendente firma.









