EC —¿Es correcto que si la víctima de un caso de agresión, de violencia doméstica, es una mujer policía a ella se le puede terminar quitando el arma de reglamento?
JZ —Son cosas diferentes. En el caso del denunciado, el retiro del arma es obligatorio; en el caso de la víctima, hacemos una evaluación de riesgo. Si la víctima tiene pareja policía y va a continuar conviviendo, no tendría razón de ser el retiro del arma al ofensor y dejársela a ella. En ese caso, para su propia protección, se le retira el arma porque sigue conviviendo con ese policía. La otra posibilidad es que la persona manifieste ideas de autoeliminación o esté cursando una depresión, que es muy probable si está padeciendo una situación de violencia doméstica. Hay que aclarar que al policía denunciado el arma se le puede reintegrar solo a través de la Junta Nacional de Aptitud y después de que pasó por un proceso. Y en el caso de la víctima es diferente, porque con la víctima lo que estamos haciendo es protegerla. Entonces si ella va a los servicios y se entiende que no hay elementos de riesgo, se le reintegrará el arma.
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EC —Vi declaraciones de los sindicatos policiales que denuncian que no están funcionando los mecanismos que podrían ayudar a prevenir los episodios de violencia doméstica. En particular, aseguran que no está dando buenos frutos la Unidad de Distrés Funcional, un ámbito al que podrían recurrir los policías, pero que se utiliza poco. ¿Hay evaluación en ese sentido?
JZ —Me parece que eso es entreverar todo. No podemos seguir diciendo y asegurando –y a esto me refiero con relativizar el problema– que las situaciones de violencia doméstica son provocadas por el estrés del funcionario. Basta darnos cuenta de que no todos reaccionamos ante el estrés de la misma forma, no todos nos transformamos en una persona violenta con nuestra pareja porque estemos estresados. Puede ser un elemento que aporte a la situación difícil que se esté viviendo, pero la forma de reaccionar ante los problemas no tiene que ver con el estrés laboral. Eso es lo primero que tenemos que aclarar, y dejar de entreverar todo, porque acá estamos hablando de roles y estereotipos de género que refuerzan que la mujer es propiedad del hombre y por eso se le puede quitar la vida.
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Transcripción: María Lila Ltaif
