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Entrevista central, martes 8 de marzo: Danilo Astori

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EC —Repasando líneas de acción que el Gobierno tiene en sus manos para enfrentar una inflación de dos dígitos como la que ha quedado planteada, usted descartó, por un lado, la posibilidad de nuevos acuerdos de precios con supermercados y Cambadu [Centro de Almaceneros Minoristas, Baristas, Autoservicistas y Afines del Uruguay], no se va a ir por ese camino.

DA —Perdón, dije lo contrario, dije que no lo descartaba. No lo veo factible a corto plazo porque acabamos de finalizar una experiencia y hubo un remarque de precios muy importante después. Así que quizás sea más prudente dejar pasar un cierto lapso antes de hacer un nuevo intento. Pero yo no puedo descartar un instrumento que en muchos casos ayudó.

EC —Por otro lado hablaba de una política monetaria más contractiva de parte del BCU.

DA —Fuertemente contractiva.

EC —Hablando del BCU… ¿y el dólar?

DA —Agradezco la pregunta porque obviamente en los últimos tiempos la devaluación de la moneda uruguaya se aceleró.

EC —Y eso alimenta la inflación.

DA —Sin duda. Se aceleró siguiendo una tendencia mundial de valorización del dólar. Si tomamos 2014 y 2015, la devaluación alcanzó a casi 40 % y en 2015 año fue de 23 %, son guarismos muy importantes. Y en enero y febrero de 2016 el ritmo más acelerado continuó. Ese es uno de los factores que explican buena parte de los aumentos de precios, sobre todo en el caso de los productos que el país hace intervenir en su comercio exterior, los llamados bienes y servicios transables, que son los que se comercian, ahí el dólar pesa y pesa mucho. Pero esto, que tiene un impacto inflacionario absolutamente insoslayable, también tiene un aspecto positivo, que es que contribuye –no es el único factor– a mantener la competitividad del país en niveles aceptables.

EC —Acá estamos hablando de dos de los famosos “platitos chinos” que el Gobierno y el BCU tratan de mantener moviéndose al mismo tiempo.

DA —Estamos hablando de que la política económica es una búsqueda permanente de equilibrios.

EC —Pero justamente, procurando contener esa suba del dólar, el BCU quemó reservas de manera significativa en los últimos tiempos.

DA —Y redujo deuda.

EC —¿Se va a seguir? Parece que no hay margen para seguir por esa línea.

DA —No, esta línea no es infinita ni mucho menos. Y no creo que sea apropiado hablar de “quemar reservas”, porque eso significaría que prescindió de ellas sin tener fundamentos ni razones para hacerlo. Al tiempo que el BCU eliminaba volatilidades del tipo de cambio reducía deuda, hacía lo contrario a lo que había hecho cuando el dólar estaba absolutamente deprimido.

EC —Da la impresión de que la tendencia al alza del dólar en el mundo hoy es algo notorio, claro…

DA —Nos va a seguir acompañando en los tiempos que vendrán.

EC —Entonces no tiene sentido seguir conteniéndolo acá dentro.

DA —No tiene sentido frenar una tendencia internacional, en primer lugar. En segundo lugar, tampoco tiene sentido aceptar volatilidades que son muy inconvenientes internamente. Tercero, hay permanentemente que ver, como quien va observando un fenómeno y modificando las dosis de intervención y el equilibrio entre ellas, esa relación que hay entre conducta antiinflacionaria y competitividad del país. La competitividad exige que en algún momento haya correcciones de precios relativos, esto es, de los precios que el país tiene con los precios vigentes en países con los cuales tenemos relaciones comerciales importantes. Ese ajuste hay que hacerlo, ojalá lo podamos hacer en términos graduales, sin volatilidades inconvenientes. Pero también hay que ver en la evolución cambiaria, en la evolución del tipo de cambio, ese factor positivo para el país.

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