
EC —Ojo, pensar en 2019 implica otras cosas para los partidos políticos, no solo las propuestas para un eventual gobierno del partido tal, sino en qué lugar voy, en qué lista, cómo se define la fórmula presidencial. Todas esas cosas son las que empiezan a discutirse cuando se piensa en las próximas elecciones.
LLP —Es lógico, y como decía un amigo mío, se puede caminar y comer chicle al mismo tiempo. El dirigente político que, dicho sea de paso, ocupa un lugar de responsabilidad –en mi caso el Senado, como otros tantos compañeros y compañeras son intendentes, alcaldes, senadores, diputados–, tiene una tarea hoy a cumplir. 2017 es un año muy complejo, lo único que tenemos claro es la incertidumbre. La incertidumbre en el globo terráqueo, la incertidumbre en la región y la falta de rumbo o de certezas en nuestro país. Ese efecto dominó desde el mundo hacia nuestro país o a la inversa sugiere una atención y una dedicación total a las cosas que pueden pasar este 2017, que tiene algunos agregados locales coyunturales que no son menores. Por ejemplo, que el gobierno, en algo bastante raro o inusual –yo por lo menos desde que tengo memoria no lo recuerdo– se marcó a sí mismo un presupuesto de dos años. Con lo cual este año la rendición de cuentas viene a ser un medio presupuesto.
Por otro lado, la realidad política, ya no solo la de la opinión pública con el gobierno, que genera una presión lógica y razonable, sino la política interna del Frente Amplio (FA) también ha tenido alguna modificación, lo que hace un año excepcional, un año distinto, que genera oportunidades.
EC —Aparte de la discusión sobre la rendición de cuentas, en una mirada global, panorámica, ¿algunos puntos por donde vaya la agenda de su sector, los temas que a su sector le interesa debatir en el Parlamento este año?
LLP —Estoy revisado las propuestas que le hicimos el 2 de marzo del año pasado al presidente de la República. Fueron 22, la última no era una propuesta, era una aspiración, que era relevar al ministro del Interior, por varias razones. Pero las otras eran 21 propuestas formales puntuales que no solo eran una aspiración, sino que había un mecanismo, un método para llevarlas adelante. La respuesta del gobierno fue desde mi punto de vista muy autocomplaciente.
EC —El presidente Vázquez le contestó, pero descartó todos los puntos.
LLP —Agradezco que haya contestado, que en una sociedad un senador le mande propuestas a un presidente y el presidente las conteste, ese solo hecho me satisface. Pero cuando vamos al contenido, ayer le estuve pegando una releída –porque me parece que a la opinión pública el 2 de marzo de este año hay que decirle qué pasó, qué propusimos, qué se nos contestó y qué realmente se llevó adelante, que es al fin y al cabo lo que uno espera de un gobernante, que modifique la realidad de la gente a quien gobierna– y puntualmente hay una que me hace muchísimo ruido, que para mí es muy importante, que es el tema de la elección de horas en Secundaria. Presentamos una propuesta acabada con seis, siete puntos, que establecía la elección por dos años, etcétera, y la ministra de Educación, alguna consejera del gobierno en materia de educación la denostaron, dijeron que eso ya se hacía, que el gobierno ya estaba, que estábamos con los manuales atrasados… Este año pasado, 2016, cuando la elección de horas en octubre, de nuevo se eligió por un año. Eso genera una incertidumbre muy grande no solo en el docente, sino en el destinatario último del sistema educativo, que es el alumno.
EC —¿Menciona ese tema como un ejemplo de una prioridad para este año, volver a discutirlo, volver a intentarlo?
LLP —Hay dos tesis, aquella de que tanto va el cántaro a la fuente que se rompe, y otra de no llover sobre mojado. Me inclino por no reiterar propuestas que el gobierno descarta, que si eran importantes en el 2016, más importantes son en el 2017, porque cuando el tiempo pasa en la vida de una persona y no se resuelven las cosas, es más angustiante la situación. Entonces vamos por otro camino: nos juntamos con Pablo da Silveira y con Azucena Arbeleche, ellos distribuyen el trabajo entre ocho o nueve grupos en distintos ámbitos, con el agregado de que todos esos ámbitos tienen un economista con más expertisse en esa materia puntual, la transversalidad de la economía en todos los ámbitos del país, y nos fijamos una fecha que son los primeros días de febrero, o sea que estamos para cumplir la primera devolución, y después ya adelantar.
Naturalmente –los titulares de los diarios de hoy de mañana lo confirman– sigue siendo un tema el manejo de las cuentas públicas. El año pasado le propusimos al gobierno iniciar un trabajo por una regla fiscal y la respuesta del gobierno –que en realidad es un engaño a sí mismo– fue que ya existía un tope de endeudamiento.
EC —¿Por qué dice que es un engaño a sí mismo?
LLP —Porque un año tras otro el tope de endeudamiento ha sido elevado por el propio Parlamento con las mayorías del gobierno, y cuando no ha sido elevado por el propio Parlamento, hay una excepción o un par de excepciones establecidas en la ley que no se cumplieron, pero igual el gobierno aumentó el endeudamiento. Eso hace parte del manejo de las finanzas públicas. Y hoy como sorpresa está no solo el 4 % del déficit, está el resultado fiscal del gobierno central. La planificación del gobierno central –los números los tengo muy frescos, hay que afinarlos– preveía un superávit de US$ 30 millones en el presupuesto, US$ 400 millones y pico en la rendición de cuentas del 2015, y terminamos superando largamente esa previsión. Entre US$ 30 millones de superávit y US$ 500 millones de déficit hay un trecho importante.
EC —¿Usted o su sector van a insistir con una ley que establezca la regla fiscal?
LLP —Por lo menos, como mínimo, blindar el tope de endeudamiento.
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