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DS —Lo que pone nuevamente en jaque la viabilidad del Estado nación como lo concebimos.
RM —Sí, las cosas necesariamente van a tener que cambiar en ese sentido. Pero los Estados nación han demostrado ser muy resistentes. Son procesos largos, históricamente complicados y con transiciones, pero probablemente haya algunos asuntos que por su existencia –y su existencia es complicada y real, pienso siempre en primer lugar en los problemas ambientales, que me parecen gravísimos y muy urgentes– van a obligar a encontrar niveles de decisión más globales que el Estado nación o grupos de Estados nación como la Unión Europea u otros bloques, o países gigantes como Estados Unidos, China, Rusia y otros.
RA —Alejandro dice: “El secreto y la mentira han sido dos pilares fundamentales en la consolidación del poder en todos los tiempos. Toda esa preocupación por las fake news deberíamos pensarla en términos de que al ser manejadas por fantasmas los detentores del poder convencional están muy preocupados. Y ojo con la censura”.
DS —Ese es claramente el límite que no hay que cruzar, porque una vez que se cruza no se vuelve, no hay marcha atrás.
RM —La marcha atrás es muy difícil.
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Transcripción: María Lila Ltaif
