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Entrevista central, miércoles 12 de octubre: Luis Lacalle Pou

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EC —Dejemos a un lado el tema seguridad pública y el factor Bonomi. Me interesa sobre todo que avancemos en entender de qué manera trabaja el sector Todos y cómo está jugando en este escenario de hoy y para el que viene en los próximos meses.

LLP —Una acotación sobre algo que para mí es importantísimo en todo este sistema, que es anterior a lo que hablábamos de la prevención y la represión. Lo que ha fallado en nuestro país después de mucho dinero gastado o invertido –allí está la discusión– es la inclusión social. Falla la inclusión social. Tú y yo escuchamos durante años que la pobreza era el disparador de conductas delictivas, y eso para mí está en discusión, para mí es un concepto cuasilombrosiano de determinismo de la delincuencia. Después de años de un sistema de transferencias económicas, de muchos recursos gastados que se obtienen mediante impuestos a la gente, fracasó la inclusión social. Hay muchos uruguayos, muchos más de los que debería haber en una sociedad que hizo la inversión que hizo, que no se sienten pertenecientes, que no son del grupo, y la gente que no quiere al todo puede atentar contra él. Allí están la deserción escolar, la deserción liceal, el desapego al trabajo, la soledad personal –porque no hay una contención familiar pero tampoco hay otro tipo de contención–, allí está el alejamiento de las actividades lúdicas, deportivas, la distancia con los líderes positivos barriales. Allí hay mucho para trabajar, porque si no arreglamos eso, si a eso no le ponemos un control, un método, si no hacemos mediciones humanas, que son las más difíciles de hacer, vamos a terminar siempre en lo último, que es prevenir y reprimir.

EC —Entonces la cosa no se arregla sacando a Bonomi y a la cúpula del MI.

LLP —Como dice un amigo mío, hay que caminar y comer chicle al mismo tiempo. Lo de la inclusión está visto que ha fracasado. Y eso obviamente no se hace para el lunes que viene, es un proceso de mediano y largo plazo que creo que el FA no va a empezar.

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EC —En los primeros días de octubre su sector desarrolló un encuentro en Trinidad, departamento de Flores. En el documento que se aprobó al final, entre otras cosas, se afirma: “Al final de una década larga de enorme abundancia, el sueño de un país de oportunidades se aleja”. Y se agrega: “Aunque a veces cueste creerlo, el Gobierno del presidente Vázquez todavía no llegó a la mitad de su período. Aún quedan por delante tres años y medio de gestión. […] Si nos mantenemos durante todo ese tiempo en la situación de bloqueo y de falta de claridad estratégica en la que estamos hoy, los costos los van a pagar miles y miles de uruguayos. […] Nosotros, sin dejar de ser oposición, queremos ayudar a que este Gobierno termine su tarea de la mejor manera posible”. Esa última frase fue motivo de disgusto, bronca, reacciones, distintas interpretaciones. Vayamos al porqué de un párrafo como este.

LLP —Para mí no tiene dos interpretaciones. Lo que decimos desde la visión crítica que tenemos del Gobierno es que falta mucho y por eso el documento insiste en el aquí y ahora. Sería ilógico y hasta una hipocresía hablar de lo que haríamos si nos toca ser gobierno, faltando lo que falta para los procesos electorales y para el cambio de gobierno. Y tenemos dos opciones, la primera, que no está en nuestra esencia, es sentarnos acá y mirar cómo el presidente fracasa una y otra vez, cómo no se la juega a saltar el alambrado –que creo que es el tema más grave– de una trenza entre sectores políticos, intereses político-partidarios, legítimos, pero que lo tienen trancado, condicionamientos corporativos. Por eso nuestro sector dice: acá está el PN, vemos que la cosa no está bien, que cuando el presidente de la República dice determinadas ideas que suponen una acción posterior está solo, y nos ofrecemos a dar el respaldo político de un partido que es nada menos que el [primero] de la oposición.

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