EC —Pero resulta que Lacalle Pou es el líder del sector mayoritario del PN.
LLP —Y que le ha ofrecido medidas, apoyo… ¿Qué más podemos hacer?
EC —Por eso. Entonces, ¿qué viabilidad tienen estas cosas que ustedes están poniendo arriba de la mesa, estas ideas, esta posibilidad de seguir intercambiando en algunos temas sensibles, delicados, teniendo en cuenta ese vínculo que no existe?
LLP —Insisto, el vínculo personal… que es mejor tenerlo, obviamente. Cuando lo veo al presidente nos saludamos, “¿cómo le va, doctor?”, “¿cómo le va, presidente?”. “Bien”, “bien”. Tiene buena relación con mi padre, o sea que no hay problema. Pero si encontramos un punto de contacto real y hay disposición primero del Gobierno y después nuestra de darle blindaje político, me parece que generaría en este momento del país, en este momento de estridencia que se está viviendo en la sociedad, una paz enorme. Pero no para juntarnos por fotos y vamo’arriba, sino para realmente modificar la realidad de los uruguayos, porque me parece que ahí es donde empieza una separación y un divorcio grande del Gobierno del FA.
EC —¿Tiene pensado de qué forma podría instrumentarse ese diálogo?
LLP —Hay canales en el Parlamento, hay canales en todos lados.
EC —No necesariamente algo formal.
LLP —No, no, el Gobierno y la política son para modificar la vida de la gente, para bien. Si allí hay encuentros entre lo que nosotros proponemos y lo que propone el Gobierno, entre lo que supuestamente piensa parte del Gobierno y frena la otra parte, hagamos las mayorías suficientes. El tema es que el presidente se encontró en una cruz de caminos y tenía la posibilidad de volcarse a las necesidades de la gente o de refugiarse en el poder, y terminó haciendo lo segundo, que es más cómodo.
