
EC —¿Qué decían básicamente esos audios?
GL —Decían cosas diferentes, pero había uno que aseguraba que estaban atacando la seccional 17, que la estaban baleando, que la policía se estaba retirando del lugar. Y había otro que decía que en una esquina muy concreta había un grupo de 30 personas que estaban armándose, y describía con lujo de detalles el armamento que tenían y las características. En otro se hablaba de otro grupo de personas que estaban repartiendo chalecos antibalas y que había gente armada que estaba bajando por una calle concreta de la zona, y que se iban a enfrentar. En otro decía que la policía estaba haciendo allanamientos y estaba matando personas en forma totalmente discrecional y se publicaban algunas de esas fotos, que eran fotos de personas acribilladas en Brasil.
EC —¿Qué fue lo que se logró averiguar en este caso concreto, en este paquete de grabaciones y fotos que referían a hechos falsos? ¿Qué había detrás?
GL —Lo que había detrás en forma preponderante era el interés de grupos criminales de distraer el trabajo policial, porque cuando sucedió el enfrentamiento hubo un cerco policial y uno de los grupos que estaban relacionados en el tiroteo tiene su zona de influencia fuerte en el barrio Cuarenta Semanas, por eso dos de esos audios habían circulado antes en esa zona.
EC —¿Por qué esos audios distraían la atención policial? Más bien generaban conmoción en la gente que los recibía, preocupación, nervios.
GL —Sí, pero eso también genera distracción, porque genera o intenta generar un despliegue de la policía para verificar que ciertos hechos sean ciertos o no.
EC —¿Y se logró identificar a quienes estaban a cargo de esa “campaña”?
GL —Sí, algunas de las personas sí, y son las mismas que después fueron detenidas y que estuvieron vinculadas al enfrentamiento entre esos dos grupos criminales. Pero en ese fenómeno, una vez que ese tipo de cosas se instalan, después comienzan a tener una vida propia, hay gente que las difunde, argumentando que la seguridad está totalmente fuera de control, entonces le ponen un plus a determinados audios y comentarios, les dan cierta característica de verosimilitud o sentido de verdad, porque están convencidos de que la seguridad está absolutamente fuera de control en el Uruguay y tratan de abonar un poco sus ideas, eso les confirma su visión del mundo.
EC —¿La actuación policial también va en busca de estas otras personas, las que reenvían el mensaje y le agregan sus condimentos de opinión, etcétera?
GL —Inicialmente en las investigaciones que se hicieron no, el foco estuvo en los responsables iniciales de producir esa información, porque acá también hay que educar a la población en el uso de las redes sociales y tener en cuenta que mucha gente comparte esa información porque honestamente cree que es verdad o “por las dudas”.
EC —Sí, esa es una de las características más chocantes que tiene todo este fenómeno de las redes en los últimos tiempos, el reenvío sin evaluación previa, el reenvío por las dudas, incluso muchas veces con el agregado de “no sé si será cierto, pero lo paso para que estén preparados”, cosas así.
GL —Claro. En una de las declaraciones una persona dijo “por las cosas que están pasando”. Esa idea de “por las cosas que están pasando” desde el punto de vista del funcionamiento de la sociedad es un tema preocupante, porque cuando una sociedad se acostumbra a reaccionar en base al miedo, al pánico, se vuelve absolutamente manipulable.
EC —Pasemos al segundo caso de estos fuertes de estos días.
GL —El otro fue a principios de octubre y básicamente se concentró en el eje de la ruta 8, en la zona de Pando, Barros Blancos, en el caso de Canelones, y de Villa García y en parte Punta de Rieles en Montevideo. Ahí sucedieron varios hechos a la vez, sucedieron algunos hechos de carácter policial y de personas que estuvieron ausentes durante algunos días, a lo que se sumó un audio sobre el secuestro de un niño de cinco años en la puerta de una escuela que comenzó a viralizarse. Esas cosas se retroalimentaron de una forma increíble y generaron una ola de pánico en esa zona que terminó con cortes de ruta, con agresión a la policía, con una cantidad de situaciones en base a cosas que nunca habían existido.
EC —No había pasado nada.
GL —No.
EC —¿Y acá cuál fue el origen?
GL —Hubo dos orígenes. El contexto que le da la verosimilitud al audio del secuestro del niño son un par de hechos que habían sucedido unos días antes en esa zona. Uno fue la denuncia de una familia de que su hija de 17 años había desaparecido de la casa, había estado ausente. Después, a los nueve días, se encontró que la adolescente estaba ahorcada en su propia casa, una casa de 90 metros cuadrados, y que siempre había estado ahí. Los padres sostuvieron al principio que su hija se había ausentado, y rápidamente en cuanto medio de comunicación estuvieron asumieron la idea de que la adolescente había sido secuestrada. Es más, promovieron un corte de la ruta con quemas de cubiertas con la consigna “No más secuestros”. Una cantidad de gente se sumó a eso, con la convicción de que había una ola de secuestros.
Y a los tres días aparece este audio. Este audio tiene origen en una persona que cuando habla con la policía asegura que lo hizo porque le habían dicho que había pasado, pero que no lo había visto, aunque en el audio daba una cantidad de detalles increíbles del fenómeno. El hecho es un niño que secuestran –imagínese todas las personas que tienen hijos, que han ido a buscar a su hijo o a su nieto a la escuela a las cinco de la tarde– en la puerta de una escuela. ¿A alguien le pasar por la cabeza que pueden secuestrar a un niño de cinco años o intentar secuestrarlo en la puerta de una escuela y que no haya ningún registro de absolutamente nada? Miremos lo que pasó con la pandera de Pocitos. Sin embargo la gente le dio crédito de verdad. Tanto fue así que el MI tuvo que tener una reunión con los padres del colegio que supuestamente estaba implicado en este hecho, porque los padres de ese colegio también protagonizaron y participaron en algunos de esos cortes, hicieron reuniones. Era un grupo de niños de cinco años.









