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EC —Yo lo escuchaba hacer la descripción de toda esta cadena de mensajes, la segunda y antes la primera, de estos dos casos que hubo en las últimas semanas. Me parecía bueno que usted diera todos esos detalles. Y mientras esto iba saliendo al aire, pensaba cosas como las que dice esta oyente, Silvia: “El problema es que hay mucho tarado. Eso siempre ocurrió, pero ahora tiene eco en las redes”. Dejando de lado el calificativo de “tarado”, es un hecho que estas cosas siempre pasaron, que en las conversaciones entre personas, por lo menos acá en Uruguay, no sé cómo será en otros países, siempre ha pasado que se trasmite como seguro algo que no ocurrió. Incluso todos hemos vivido situaciones en las que alguien, incluso muy cercano, nos dice “mirá que yo esto lo vi con mis propios ojos”, y si uno tira un poco de la piolita resulta que no vio nada con sus propios ojos, sino que en todo caso se lo contaron de segunda o tercera mano. O sea, estas costumbres siempre existieron, pero ahora tenemos la “ventaja” de que quedan registradas y tenemos el inconveniente de que provocan probablemente más problemas que antes.
GL —Es verdad, la conversación entre los individuos siempre ha existido. Ahora la disponibilidad de la tecnología genera una velocidad increíble en la comunicación y sobre todo genera una expansión de esa comunicación en círculos que la persona no puede imaginar. Es decir, en una hora, una hora y media, un audio que se divulga hoy en Uruguay, si es un audio potente, con un rumor potente, ya está instalado absolutamente y está absolutamente fuera de control de quien lo emitió, a veces pensando que esto es una comunicación. Uno elabora un audio, lo envía a un grupo de personas y le parece que es una comunicación personal. Pero no es verdad.
Y hay responsabilidades, la gente tiene que tener en cuenta que hay responsabilidades por divulgar información falsa. Esto implica simulación de delito, generación de alarma pública. No estamos diciendo bajo ningún concepto que la gente no comparta información ni nada que se le parezca, pero hay que ser responsable, no se puede divulgar como conté estos casos, una llamada al 911, una aseveración de que hay camionetas secuestrando personas, mucho menos sacar una fotografía a una camioneta y subirla. Le genero un problema enorme –como sucedió– a una persona absolutamente de bien cuyo su auto empezó ser divulgado como uno de los autos de los secuestradores y a las pocas horas tenía gente en su casa, le apedrearon la casa, eso generó una cantidad de circunstancias increíbles. La tecnología hoy permite eso. También es cierto que cuando uno trasmite información genera rastros, hay una idea de que esto es anónimo, una idea muy particular, porque la gente dice “no, yo lo escribí en Facebook, pero lo escribí en mi muro”, como si su muro…
EC —Como si eso fuera privado, cerrado.
GL —Absolutamente.
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EC —Si entiendo bien, tenemos por un lado situaciones en las que hay una intencionalidad, por ejemplo distraer a la policía, un grupo de delincuentes que intentan que la policía derive recursos humanos hacia un lugar, cuando en realidad las cosas pueden estar pasando en otro lugar. También la intención puede ser generar sensación de nervios, de inseguridad, en una parte de la población. Ahí tenemos a alguien intencionadamente poniendo en juego una operación.
GL —Y generar desconfianza hacia la policía, hacia la autoridad.
EC —Por otro lado están los casos que podríamos llamar de “diversión”, situaciones en las que alguien se divierte inventando un caso que no existe. Después están los que provocan este tipo de conmociones con una intencionalidad política. Y todo esto se mezcla con la gente que reenvía de manera “irresponsable”, indiscriminada. ¿Hay más elementos para este cóctel?
GL —No. Básicamente las tres motivaciones son esas: la motivación criminal, la motivación política –ambas son motivaciones de carácter organizado– y la tercera ya entra en una amplitud de situaciones que tienen que ver con la personalidad de ciertas personas que a veces fabulan inventando situaciones…
EC —¿Hay gente que inventa situaciones para “existir”, para tener protagonismo en las redes?
GL —Sí, para participar, para tener voz en las redes y para ser parte. En algunas de las declaraciones admitieron que habían tenido muchos me gusta o muchos likes en algunas de las informaciones que habían puesto en Facebook y que eso de alguna manera los ubicaba en una conversación pública. En el mundo adolescente eso es muy claro, el tener muchos seguidores es parte de una forma de estar presente en la vida social, pensando que son muchos amigos, porque ahí hay una confusión entre la amistad y quien te sigue. Pero efectivamente hay eso.









