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Entrevista central, miércoles 1º de noviembre: Gustavo Leal

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EC —Es interesante tomar nota de estas variantes. Y después la otra, la de las personas que reenvían. Allí también hay de todo, están los que creen en la información que reciben, por ejemplo porque confían en la persona que se la mandó, y están los que dicen “no sé si será cierto, pero por las dudas, como esto es algo grave o aparentemente grave, lo reenvío para que tomen sus precauciones”. Hay gente que pone el paréntesis, pero igual reenvía.

GL —Absolutamente, es así. Hay por un lado gente que al reenviar lo que está queriendo poner en duda la información, pero confirmándola a la vez. Y en parte es porque no se tiene conciencia de que el rumor existe cuando se masifica, si no no es rumor. Para que exista un rumor tiene que haber una masificación muy importante en la divulgación. Y esa divulgación se da porque muchas de estas informaciones tienen rasgos de verosimilitud, tienen cosas que las hacen parecer ciertas. Y hoy la tecnología permite hacer casi sin costo una trasmisión masiva de información en base a rumores o a cosas que a veces no son verdad, pero que se terminan instalando.

Voy a hacer un cuento. Nos reunimos con los padres del colegio en el cual se había iniciado el rumor del niño de cinco años secuestrado. Primero fuimos a preguntar a la directora si había pasado algún evento, y no había pasado nada. Entonces entrevistamos a todos los padres de ese grupo, a los 25, y ninguno había sufrido ningún problema, pero todos sabían que a uno niño de la clase le había pasado. Los juntamos a todos, a los 25, y dijimos: “Acá están los 25 padres, ¿cuál fue el niño?”, “No, fue acá”, “¿A cuál fue?”. Silencio. No había sido nadie. Pero esos padres se habían movilizado, el día anterior habían cortado la ruta. La situación fue un poco incómoda, porque ahí estábamos el jefe de Policía de Montevideo, el director de Crimen Organizado, el director de la Zona 3 de Jefatura, la comisaria de la Seccional 25 y quien habla. Estábamos todos dándole la certeza a la gente de que eso no había pasado. Fíjense el grado de rumor instalado y de miedo que había para que tuviéramos que hacer esa movida tan grande.

Al final se terminaron convenciendo de que efectivamente no había pasado nada, pero una señora levanta la mano y me dice: “Leal, es cierto lo que usted dice, yo le acepto que la policía tiene esa información y que es verdad, acá nosotros no tenemos ninguna evidencia, pero el audio es verdad”. Le digo: “No, el audio es verdad porque existió”, dice: “No, no, pero lo que dice el audio es verdad”. Ahí me di cuenta de que después de todo ese esfuerzo igual había quedado la semilla de la duda. Padres de una escuela que estaban convencidos de que había sucedido algo. La directora del colegio colaboró mucho con el ministerio, porque estaban muy preocupados porque no podían convencerlos de que eso no había pasado. Y sin embargo al final siempre quedaba la duda. “¿Pero el audio?”. El audio alguien lo hizo, pero que haya un audio no quiere decir que eso sea cierto.

Ahí lo que opera en el fondo para que esas conductas se vayan instalando y se sedimenten es el miedo y el pánico. Yo lo he dicho muchas veces, cuando una sociedad tiene miedo es muy manipulable y asume conductas que están absolutamente fuera de los parámetros que puedan ser racionales. Pero generan hechos objetivos, como las familias que se movilizaron y cortaron la ruta con los carteles “No más secuestros”. A raíz de la denuncia de la ausencia de una adolescente que finalmente se había ahorcado en su propia casa y nunca se había ido de ahí. Toda esa familia movilizó a mucha gente, a partir de un hecho que era objetivo, que era que había una adolescente ausente, instaló un conjunto de ideas de que estaban los secuestros, a lo que se suma el audio y se hace un cóctel. Después hay movilizaciones. En las movilizaciones los vecinos –fíjense cómo es la dinámica esta– solicitaban, para levantar el corte de ruta, se lo plantearon al jefe de zona y al comisario: “Que venga la televisión, si viene la televisión desalojamos”. La policía obviamente no quería enfrentarse, porque se genera la situación de la policía que va a desalojar por la fuerza a un grupo de personas que están reclamando por no más secuestros. Pero se genera una situación cuando los mismos que protestan dicen “si viene la televisión me voy”.

EC —El dilema allí es que si va la televisión eso implica que se va difundir una protesta con un reclamo que tiene que ver con algo que en realidad no pasó.

GL —Exacto, pero hay algo que sí está sucediendo, porque ahí viene la dinámica. El periodista que va tiene un dilema, porque efectivamente está habiendo un corte.

EC —Sí, el corte está existiendo.

GL —La mentira inicial va generando un círculo, y eso es el rumor, y eso es lo que la gente tiene que entender cómo opera, porque después se dice “algo está pasando, porque mirá, están cortando la ruta, está pasando esto”. En Casavalle pasó algo similar, hubo ese enfrentamiento ese día lunes y después los servicios públicos por el rumor suspendieron las clases, los ómnibus dejaron de pasar por esa zona durante dos días, y tuvimos que hacer una reunión en Jefatura con todos, parecida a la reunión de la escuela, para asegurarles que eso no pasaba. Pero si el ómnibus no pasa, si la policlínica está cerrada, que es de la Intendencia, si en las escuelas no hay niños, algo debe estar pasando.

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EC —¿Qué tiene proyectado hacer el MI? Se ha hablado de instalar una “mesa de análisis estratégico”, vinculada a las redes sociales.

GL —Sí, dos cosas tiene planteadas el ministerio. Una de ellas ya se planteó hace unos días en el Consejo de Ministros. En primer lugar, el MI va a desarrollar un protocolo específico para la generación de alertas sobre seguridad, para poder tener una vinculación más estrecha con los organismos públicos a los efectos de que cuando suceden determinados eventos no se levanten los servicios públicos en determinada zona o no se cancelen en base a información, a rumores o a circunstancias que a veces no son muy claras.

EC —¿Y la otra medida?

GL —La otra medida es instalar, donde funciona hoy el 911, que es el Centro de Comando Unificado, una mesa de análisis estratégico. Es un sistema que ya funciona en otros lugares del mundo. De hecho el director nacional de Policía, Layera, estuvo a finales del mes de setiembre –justo cuando estaban sucediendo algunos de estos hechos– en Italia en una reunión de trabajo y de intercambio con la policía italiana. Ahí se conoció más en profundidad y se estudió en profundidad el funcionamiento del centro de comando unificado de Milán, en Italia, donde tienen una mesa de análisis estratégico. Esa mesa está conformada por un equipo de policías especializados que tienen mucha experiencia en situaciones de emergencia, en atención al 911, y un equipo de profesionales en el que en el caso de Italia hay dos sociólogos, dos comunicadores y tres especialistas en redes sociales.

Cuando se empieza a divulgar un audio como este de “secuestraron un niño” en la zona, como está al lado del 911, primero se chequea si está sucediendo algo en la zona, y a partir de que se confirma que nada de lo que se dice es cierto, se instala un mecanismo rápido de intervención en las redes sociales divulgando la información oficial porque esto en una hora y media o dos horas se divulga y se amplifica. Cuando fuimos a la escuela ya habían pasado casi 48 horas y esto ya era enorme de grande. Entonces lo que se hace es intervenir en las redes sociales con mucha potencia, incluso elaborando grabaciones, audios, dando la alerta de que esa información que se está divulgando es falsa.

Ahí siempre hay un dilema que ha tenido la policía y que tiene la comunicación: si yo salgo a desmentir esto que es falso, le estoy dando amplificación. Nosotros hemos asumido la idea de que en los casos de seguridad esa línea no siempre es la mejor y que hay que salir a cortar de plano. Nunca se lo va a cortar 100 %, pero se puede evitar y ganar adeptos en las redes sociales que divulguen la información de que eso es falso.

Video de la entrevista

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Transcripción: María Lila Ltaif

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