
EC —Pregunta un oyente: “¿Para qué el diagnóstico si la enfermedad va a seguir evolucionando y el final ya se conoce?”.
RV —Esto me recuerda lo que me comentaba un amigo cuando empecé a estudiar medicina: “Te veo tan metido con el examen, ¿para qué vas a estudiar tanto si después te vas a morir?”. Esta enfermedad no tiene cura pero podemos mejorar la calidad de vida de todos, del paciente y de la familia, con un diagnóstico precoz, con información a la familia y con medicación dada al paciente, preparando a los cuidadores. Se logra un bienestar en todos.
EC —Vayamos a lo que hace la Asociación. ¿Para qué se creó?
VR —Para apoyar a las familias. También a la persona con demencia, pero fundamentalmente a las familias, que es lo que hacemos en Audas. Es importante.
EC —¿De qué manera? Ejemplos.
VR —Tenemos un centro diurno especialmente diseñado para atender desde el punto de vista cognitivo a personas con demencia. Algunas familias me dicen “danos los ejercicios que ellos hacen acá diariamente y yo los hago con mi papá, con mi mamá”. Pero no es lo mismo, porque se necesita que estén todos reunidos, que son 10, 12, 15, 18, 20 personas, como tenemos ahora en cada turno. Entre ellos se van animando, van conversando: “¿Y tú qué tenés?”, “¿Ya tenés el diagnóstico?”, “A mí me diagnosticaron alzhéimer”, “Ah, yo tengo una demencia de tipo vascular o frontotemporal”. Saben lo que tienen y eso marca la diferencia, porque están en los primeros estadios de la enfermedad.
EC —¿Para qué son los ejercicios? ¿Cómo son?
VR —Tenemos una geriatra, la doctora Felicia Hor, que es la que se encarga del centro diurno, que manda ejercicios durante una hora en la mañana. Por ejemplo ejercicios de matemática para que ellos resuelvan, y realmente los resuelven mejor de lo que uno pensaba, está muy bueno. Después va un licenciado, que va uno por día en cada turno, ahí tienen gimnasia, laborterapia, talleres de memoria que se hacen con la Facultad de Psicología. Está muy bueno todo eso.
EC —¿Qué permite un taller de memoria?
VR —Permite reafirmar el pasado de cada una de las personas. Se refieren mucho a lo que fueron antes, y después vuelven a su estadio del ahora, qué es lo que sienten, qué es lo que les ha pasado, saben el diagnóstico, las perspectivas. Les preguntan: “¿Están contentos de venir a la Asociación?”, y realmente se los ve contentos, y además lo reafirman: “Yo vengo todos los días porque estoy feliz de estar con personas que tienen la misma enfermedad que yo”. Eso es maravilloso, cuando en nuestro país es un estigma, los uruguayos estamos muy estigmatizados con esta enfermedad.
EC —¿Qué carga horaria tiene esa actividad?
VR —Son tres horas y media por día.
EC —Tiene un costo, pero un costo muy razonable.
VR —Sí, es razonable, porque somos una asociación sin fines de lucro como sociedad civil y no podríamos pagar a todos los profesionales que van diariamente. Se autosustenta, por así decirlo.
EC —Son $ 4.800 por mes.
VR —Por todos los días del mes, de lunes a viernes.
EC —¿Cuántas personas están asistiendo hoy?
VR —Alrededor de 20 personas por turno. Tenemos un lugar pequeño, lamentablemente.
EC —Y lamentablemente solo en Montevideo.
VR —Sí, solo en Montevideo.
EC —¿Viene gente del interior también?
VR —Viene de Solymar, de lugares aledaños, cerca de Montevideo, lamentablemente.









