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Entrevista central, miércoles 22 de junio: Elías Jaua

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EC —Hablemos de las libertades. Dice Almagro en su informe que “el Gobierno ha cerrado los canales de diálogo, ha criminalizado las protestas y ha encarcelado a opositores”. Para el secretario de la OEA, “esas son prácticas propias de un Estado opresor”. Y agrega que estas personas “están presas en la conciencia del Gobierno venezolano”. ¿Qué dice sobre este punto?

EJ —En primer lugar, sobre el tema del diálogo, es insólito de verdad, porque el presidente Nicolás Maduro ha convocado al diálogo desde el primer día de su mandato, cuando fue desconocido de manera violenta en las calles por el candidato perdedor, Henrique Capriles Radonski. El propio señor Almagro fue miembro de una comisión para facilitar el diálogo convocado por el presidente Nicolás Maduro. De manera que es absolutamente malintencionado ese argumento acerca de que en Venezuela el Gobierno ha roto los mecanismos de diálogo. Ahora mismo hay una mesa de diálogo convocada por el presidente Nicolás Maduro con el apoyo de Unasur, con los expresidentes, con Zapatero, que ayer hablaron ante la OEA, y es la oposición la que se niega a sentarse. Yo soy miembro de esa comisión por parte del Gobierno para ese diálogo de paz. Hemos ido tres veces a República Dominicana, lugar que se ha escogido para iniciar el proceso exploratorio, y la oposición no ha ido, ha dejado embarcados a los expresidentes, a la Unasur. De manera que es absolutamente irresponsable un argumento como ese.

EC —Le preguntaba a propósito de los presos. Los presos que, Almagro sostiene, son presos políticos.

EJ —Un preso político es aquel que está privado de su libertad o preso propiamente dicho por expresar sus ideas. En Venezuela no hay nadie que esté preso por expresar sus ideas. En Venezuela hay dirigentes que han asumido la lucha política no solo en el ámbito de lo legal, sino que han creado estructuras paramilitares para la violencia terrorista. En el 2014, todo el semestre Venezuela fue sometida a una violencia terrorista, al uso de artefactos explosivos, al ajusticiamiento de nueve policías y militares –ajusticiados por francotiradores–, a la destrucción de la propiedad pública y privada, al asesinato de ciudadanos en la calle mediante la colocación de obstáculos, de guayas, de cuerdas de acero, con lo cual se degollaron varios motorizados trabajadores, un saldo de 43 víctimas.

Los convocantes a esos hechos de violencia, que fueron públicos y notorios, fueron colocados a la orden de tribunales de la República, imputados por la Fiscalía General de la República. Están detenidos por instigar a la violencia, por promoción de la violencia, por planificación de la violencia, por ejecución de la violencia, por homicidios en el marco del ejercicio de la violencia. Esos son los presos que hay en Venezuela. ¿Son dirigentes políticos? Algunos de ellos sí, otros no, otros son delincuentes contratados, otros son expolicías de los viejos cuerpos represivos de los Gobiernos anteriores que tienen un historial de violación de derechos humanos, de tortura, de represión. Son los que están procesados por la justicia, algunos sentenciados.

EC —Dice Almagro, además, de su preocupación por la forma como se trata a los dirigentes de la oposición más en general, por ejemplo por el hecho de llamar “vendepatria” a varios de ellos: “Eso es un descontrol. Al ser un representante del Estado, estas manifestaciones son actos de intimidación, porque cuando un ciudadano pasa a ser presidente no habla a título personal, sino como jefe de un poder que tiene a su cargo las Fuerzas Armadas y los órganos de inteligencia y policiales de la nación. Acusar a personas que no coinciden con un tipo determinado de régimen y equipararlas con traidores a la patria o a la revolución chavista es, en su esencia, como diría Noam Chomsky, uno de los mecanismos más comunes en regímenes totalitarios”.

EJ —En Venezuela el debate político es álgido, nosotros somos Caribe. Eso habría que contrastarlo con las expresiones del presidente de la Asamblea Nacional, por ejemplo, que asumiendo la presidencia dijo: “Mi objetivo y el objetivo de esta mayoría es la salida del presidente de la República en seis meses”. Habría que observar el debate en la Asamblea Nacional.

EC —De todos modos, la posibilidad de la salida del presidente de la República en seis meses está prevista en la Constitución, es un mecanismo que existe.

EJ —Pero no es una competencia de la Asamblea Nacional, es una opción que tienen los ciudadanos, que efectivamente han activado. En Venezuela no hay posibilidad de estos golpes parlamentarios, porque quien quita y quien pone al presidente es el pueblo, no acuerdos parlamentarios ni arreglos de grupos corporativos en el seno de los parlamentos, como lamentablemente hemos visto en nuestro continente en los últimos años y recientemente en países hermanos.

Hay un debate político. Los presidentes de la República de Venezuela participan activamente en el debate político, en un ambiente altamente polarizado. Y los voceros de la oposición también esgrimen. Yo quisiera que usted viera el debate en la Asamblea Nacional: “los vamos a perseguir”, “los vamos a exterminar”, “no sé dónde se van a meter después que los derroquemos”, “hasta debajo de las piedras los vamos a buscar”. Nosotros no nos amilanamos por eso, entendemos que es parte del debate político en Venezuela. Es una manera discursiva con la cual en Venezuela y en algunos países se da la confrontación política, y más en un escenario polarizado.

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