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Entrevista central, miércoles 24 de enero: Lucía Topolansky

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LT —Yo celebro las movilizaciones, creo en la organización social, esto es una organización social que se constituyó a través de lo que ahora vamos a tener que nombrar con frecuencia, la tecnopolítica, las técnicas de internet. La tecnología permite la tecnopolítica, la tecnopolítica es este tipo de organización a través de WhatsApp. Porque lo que más critico es un pueblo indiferente, eso es terrible, cuando un pueblo cae en la indiferencia es terrible. Está muy bien que la gente se movilice, plantee sus reivindicaciones, pero después nos tenemos que sentar en una mesa todas las partes, conversar y encontrar soluciones. Cuando yo converso y negocio encuentro soluciones, porque el Uruguay está acostumbrado a encontrar soluciones. Yo milito desde el año 58, soy vieja y tengo cierta experiencia en movilizaciones, así que la movilización la veo muy bien, me parece muy bien que haya una propuesta escrita negro sobre blanco, pero ahora viene el momento de analizarla.

En el tema del malestar, yo puedo decir que hace unos meses, cuando la rendición de cuentas, los zafrales del puerto tenían cierto malestar por una normativa. Malestar es un adjetivo, pero yo también podría haber coreado “viva el trabajo”, soy una persona que piensa que el trabajo dignifica, pero no lo veo por oposición con algo, sino como parte de algo. Entonces tratemos de poner las cosas en su contexto real y ver. Este es un país de base agropecuaria, soy de los que defienden eso, el 65 % de la producción agropecuaria abastece a la industria; eso es lo que se llama índice de encadenamiento: la industria láctea no tiene sentido sin los tambos, la industria frigorífica no tiene sentido sin los productores ganaderos, la industria arrocera no tiene sentido sin los cultivadores de arroz. Hay toda una zona industrial que está basada en esa materia prima, que es la materia prima por excelencia del Uruguay, desde el inicio de estas tierras, tierras de pan llevar, como se decía.

Entonces en eso no veo ningún conflicto, no hay nadie que diga “acábese el campo”, eso sería negar la esencia del Uruguay. Además basta con mirar nuestro escudo, ¿por qué tenemos una vaca y un caballo en el escudo? La vaca –o toro, no sé qué género tiene– significa la productividad, la producción, ese mundo del trabajo, y el caballo significa libertad. Entonces, si tenemos esos símbolos y todos estamos de acuerdo, porque no he visto ninguno que plantee cambiar el escudo, sentémonos a conversar. Ya le digo, lo repito a través de su medio, el Parlamento está abierto, en las comisiones hemos recibido.

RA —¿Por ahí puede venir la forma de descomprimir la situación?

LT —No creo que la situación esté comprimida. Hay voluntad del presidente de la República, lo dijo, de formar mesas de diálogo, pero se precisan dialogantes para eso. Y hay voluntad del Parlamento de dialogar en sus comisiones todo lo que sea necesario. Hemos tenido sesiones de horas y horas con delegaciones en el Parlamento.

DS —Esa es una de las cosas que decían, que reuniones hubo, muchísimas reuniones –incluso se destacó la figura de Aguerre–, pero no pasaban a resoluciones. Reuniones sí, pero no resoluciones. Esa es la crítica que percibí ayer allá.

LT —Las reuniones tratan de acercar posiciones, de tejer salidas nuevas, porque a veces se llega a soluciones nuevas, etcétera. Y después, si la solución que surge a nivel parlamentario, por ley –porque eso no lo podemos evitar, nadie está planteando actuar fuera de la ley–, precisa iniciativa del Poder Ejecutivo, hay dos caminos, o se pide directamente o se envía una minuta. Después el proyecto tiene que ingresar y se tiene que votar en las cámaras. Para bien o para mal, ese es el sistema democrático. Puede haber otros lugares en la Tierra donde todo sea por decreto, no es la situación del Uruguay. Y no está propuesto cambiar eso.

Que los tiempos parlamentarios –no lo digo con relación a esto, lo he dicho mucho antes y con relación a muchas cosas– a veces son largos lo reconozco y pienso que los parlamentarios vamos a tener que reflexionar sobre esos tiempos, si sobre un mismo tema tienen que hablar cinco de cada partido o basta con que uno, como es en Inglaterra, represente a la bancada de ese partido. Pero como existen los perfilismos, los sectores, ahora hasta para los homenajes tenemos este problema. Entonces creo que eso está abierto y que ese es el camino, la conversación. El camino no es “dame esto y ta”, eso no ha sucedido nunca, ni con las movilizaciones gremiales, ni sindicales, ni de ONG, ni de comisiones de fomento, siempre hay una instancia de conversación.

RA —Para el gobierno es un punto de inflexión en el sentido de que de alguna manera se va a sentar un precedente.

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