Entrevista con Pablo Inthamoussu, director de Movilidad de la Intendencia de Montevideo.
EN PERSPECTIVA
Miércoles 27.12.2017, hora 8.18
EMILIANO COTELO (EC) —Acaba de cumplirse un año de la inauguración de las cámaras de control de tránsito en Montevideo.
El jueves pasado, la Intendencia presentó un balance de la marcha de este sistema, que parece que va a afianzarse y crecer.
Entonces, ¿de qué ha servido hasta ahora esta tecnología? ¿Qué se hará con el aumento de la recaudación por multas, que ha quedado claramente comprobado? ¿Qué planes hay para extender este tipo de monitoreo?
Vamos a hablar de estos aspectos con el director de Movilidad de la comuna, Pablo Inthamoussu.
Se cumple un año de la instalación de las cámaras de vigilancia en el tránsito, esa inauguración que vino precedida de tanta curiosidad, de tanta expectativa. Ya pasaron 12 meses. Son 31 cámaras…
PABLO INTHAMOUSSU (PI) —Son 31 lugares donde puede haber 15 cámaras.
EC —Empecemos por esa aclaración.
PI —Son 31 puestos fijos, establecidos en la ciudad, con unas cajitas grises que están a la vista, y dentro de esas 31 cajas puede haber o no uno de los 15 equipos que van rotando. Esa es la dinámica.
EC —¿Qué otros componentes tiene el sistema?
PI —Para Habar de lo que ya instalado –no de lo que viene ahora, que es la fase 2–, de los 195 cruces que hoy tenemos sincronizados desde el Cetro de Gestión de Movilidad (CGM), en todos esos cruces hay algún tipo de equipamiento. Están las camaritas de monitoreo, que son muy parecidas a las que tenemos acá, muy visibles, que no son esas cajas. Esas cámaras monitorean el tránsito en tiempo real y eso se está viendo desde nuestro centro. Eso nos permite tener una respuesta casi automática o inmediata cuando tenemos algún problema de tránsito, alguna congestión, algún siniestro, algún semáforo que deja de funcionar, en fin, eventos en la vía pública que podemos estar viendo. Y después todos los cruces tienen sensores que en forma permanente toman datos de la cantidad y el tipo de vehículos que pasan por cada uno de esos cruces. Todo esto nos genera un volumen de información que nos permite planificar mucho mejor la sincronización semafórica.
EC —Pasando en limpio, ¿en cuáles de esos aparatos se controla el límite de velocidad?
PI —No necesariamente en todos, porque hay cámaras de fiscalización electrónica que no están ubicadas en cruces con semáforo. Un caso concreto: en Millán y Cisplatina, que es un lugar donde se identificó como un problema la velocidad, se pretende bajar la velocidad y esto actúa como una lomada electrónica. Entonces se instala en ese lugar, no está en un cruce semaforizado. Los 31 lugares van rotando y ya estamos cambiando algunos. Aprovecho y paso el aviso a la población: que nadie se ponga nervioso, cada cambio que hagamos va a ser notificando y avisado con mucha antelación. Otro caso es bulevar José Batlle y Ordóñez –conocida como Propios– y Burgues, en realidad e Ibirocahy, una cuadra más abajo. Ahí tenemos una cebra, tenemos una escuela e identificamos que la velocidad es un problema, entonces acabamos de colocar una cámara de fiscalización y la vamos a poner a funcionar en el mes de febrero.
EC —También se controlan otras infracciones de esta manera. Por ejemplo el cruce con luz roja, etcétera.
PI —El cruce o el giro con luz roja. Hasta hace poco teníamos solamente las fotos, que son dos fotos, una fotografía en el momento en que el vehículo pisa la línea de detención, que es la línea gruesa antes del cruce, y otra cuando ya el vehículo está dentro del cruce con la luz roja. Ahora hemos innovado en tecnología y tenemos video, entonces podemos ver, y cuando uno ve realmente deja de discutir si se multó bien o mal.