Entrevista con el maestro Héctor Florit, consejero de Primaria.
EN PERSPECTIVA
Miércoles 27.07.2016, hora 8.22
EMILIANO COTELO (EC) —¿Debe revisarse el sistema de Escuelas de Tiempo Completo (ETC)?
El profesor Daniel Corbo, exconsejero de la ANEP (Administración Nacional de Educación Pública) por el Partido Nacional, viene planteando una serie de preocupaciones sobre la evolución de las ETC, tanto en cantidad como en calidad. Estas escuelas –que se caracterizan por su horario extendido de siete horas y media, tres comidas diarias y un abordaje educativo más integral- fueron concebidas a finales de los 80 para mejorar el rendimiento académico de los niños menos favorecidos. Sin embargo, Corbo advierte que sus resultados han empeorado y que, además, el sistema ha cambiado de foco y ya no se concentra en los sectores de menores recursos.
El miércoles pasado, cuando lo entrevistamos en En Perspectiva, expuso los números de su análisis y lamentó que, pese a que el desarrollo de las ETC forma parte de un acuerdo multipartidario firmado en 2010, hayan sido relegadas por los dos últimos gobiernos.
¿Cómo responden las autoridades a estas advertencias?
Vamos a conversar con el maestro Héctor Florit, que hoy integra el Consejo de Educación Inicial y Primaria (CEIP), pero que en el período pasado llegó a ser su director general.
Empecemos por lo cuantitativo: el acuerdo firmado por el Gobierno de José Mujica y los partidos políticos en 2010 preveía llegar a 300 ETC a fines de 2014. Pero, según el Monitor Educativo del Consejo de Primaria del año pasado, las ETC estaban en 205. Creo que hoy son 206.
HÉCTOR FLORIT (HF) —Un poquito más, 210.
EC —De todos modos, estamos lejos de aquella meta que se había marcado para el 2014. ¿Qué pasó?
HF —Se habilitó una modalidad muy similar a la de ETC para superar algunas restricciones que teníamos como administración, fundamentalmente dificultades para proveer cargos de maestros en todo el país. Para superar eso se propuso una modalidad alternativa, la de Escuelas de Tiempo Extendido (ETE), que hoy tiene 50 escuelas en todo el país, en las cuales el segundo turno, en la tarde o en la mañana, quien sostiene la tarea docente es un profesor. Son grupos que tienen la misma jornada completa que en ETC, en la mañana tienen un grupo de maestros y en la tarde tienen talleristas y profesores. Fue una estrategia muy valorada, hoy este tipo de escuelas se continúa extendiendo.
Cuando decimos que cumplimos la meta de las 300 instituciones de jornada completa, nos referimos a lo sustantivo, no a la denominación. En lo sustantivo lo cumplimos. En marzo del año pasado, 2015, teníamos 301 escuelas entre las algo más de 200 ETC, las 48 ETE y los 51 jardines de infantes de jornada completa. Tenemos 300 instituciones que con denominación distinta y composición docente distinta cumplen el objetivo de asegurar educación y servicios de alimentación, de cuidado, de acompañamiento, de talleres a los niños durante entre siete y siete horas y media.
EC —Pero no estamos hablando de lo mismo. El acuerdo multipartidario decía Escuelas de Tiempo Completo, se tenía que llegar a 300 ETC.
HF —Creo que la precisión semántica tiene un valor relativo en este caso.
EC —¿Sí?
HF —Pongo un ejemplo claro. Los jardines de jornada completa tienen el mismo perfil y resultan imprescindibles para que haya una ETC a partir por ejemplo de primer año. La escuela de la que fui director hasta que fui designado en el Codicen, la Escuela 292 de Nuevo París, es una ETC que empieza en primer año, son 17 grupos a partir de primer año. Obviamente hay un jardín al lado, el Jardín 328, también de tiempo completo, que permite arreglos familiares, de modo que cuando el padre deja al niño de segundo, tercero de escuela en la 292, también deja al hermanito en el jardín que está al lado. Esta continuidad educativa de dos tipos de servicios similares hace a una coherencia desde el punto de vista organizativo y del servicio de Primaria que creo que es valiosa.
EC —De todos modos, el profesor Corbo no quedaba conforme cuando le manejábamos estos números. Decía: “No es lo mismo, no es lo mismo la ETC, su modelo pedagógico, que la ETE. Yo no quiero una escuela más barata, una escuela pobre para gente pobre, yo quiero una escuela de calidad para todos. Entonces me parece que dejar al margen e ir debilitando un modelo que estaba dando buenos resultados y que por esos buenos resultados todos los sectores políticos del país y todas las administraciones, desde la primera luego de la recuperación democrática, habían insistido en apoyar es desandar un camino que el país ha hecho con el beneplácito de todos”.
HF —Lamento ese comentario, porque el licenciado Corbo sabe que eso no es verdad. Sabe que las ETE justamente están insertas en barrios de sectores medios, no son para pobres; mis hijos fueron a ETC, a la Escuela 41, que tampoco es una escuela exclusivamente para pobres. Y el licenciado Corbo creo que recuerda que una de las condiciones desde que se forjó esta propuesta de tiempo completo fue que no fuera una propuesta estigmatizadora que se redujera exclusivamente a los sectores de pobreza.
Entonces si bien ETC tiene un énfasis en los niveles de requerimiento más altos, lo que en Primaria denominamos quintiles 1 y 2, es decir, el 40 % de las escuelas de contexto más complejo, donde están un poquito más del 50 % de las escuelas, en el resto de los quintiles también hay presencia de ETC. Pero particularmente el modelo de ETE no tiene un sesgo determinado hacia la pobreza. Es un modelo que se sigue en muchos colegios privados, por eso me resulta llamativa la afirmación de Corbo. Los chicos van en un turno con un elenco de maestros y en el contraturno tienen deberes vigilados, talleres, idiomas, inglés, segundas lenguas, arte, lo hacen con otro elenco de docentes, y nadie puede pensar que la educación privada en este país está pensada para los pobres. Hay instituciones privadas en sectores de pobreza, pero como modelo está muy orientada a la clase media.
