
EC —Usted no habla de ajuste, prefiere consolidación.
RLM —No hablo de ajuste no por temor, sino porque creo que da una mala perspectiva del problema. Creo que no corregir y no consolidar la situación que tenemos produce el abatimiento de la posibilidad de crecimiento, la caída de la inversión, la caída de puestos de trabajo genuinos, y eso a largo plazo baja el nivel de vida. Consolidar la fortaleza y el financiamiento de la inversión y la creación de empleo me parece el camino más positivo. Si usted quiere, lo pongo en términos que se comprenda. Cuando le digo “no fume, no tome excesivamente, haga ejercicio”, lo estoy consolidando, no lo estoy jorobando.
EC —Me causa gracia porque hace un rato usted hablaba de lenguajes, de posicionamientos y de cómo enfrentar o criticar tales o cuales situaciones. Capaz que acá está incurriendo en lo mismo, no utilizar una palabra, ajuste, que es antipática, que en determinados sectores de la población cae mal.
RLM —Yo he sido muy franco toda mi vida, he sido extraordinariamente crudo para poner los problemas y los dilemas que he enfrentado, porque me parece que los dirigentes tenemos una responsabilidad pedagógica y docente. Pero hay veces que usted usa una palabra que induce a una mala lectura, como que quita algo que es beneficioso. No, cuando le reduzco la obesidad, le reduzco el tabaquismo, lo hago hacer ejercicio físico, le estoy consolidando su perspectiva de vida.
EC —Vamos a no enredarnos en las palabras, sigamos adelante…
RLM —No, ese debate de las narrativas es muy crucial. Una de las cosas que yo siempre le observo al presidente Macri es que ellos no tienen una narrativa alternativa, y las sociedades necesitan una narrativa, necesitan saber cuáles son los dilemas que enfrentan, de dónde vienen y qué objetivo quieren alcanzar. Eso lo tengo claro. Ahora, si usted me dice cómo me gusta definirme, jamás haría lo que hizo Maduro, eso es una narrativa poderosa. Durante mucho tiempo la gente creyó que Maduro era un camino y fíjese a qué catástrofe llegaron.
EC —Entre las medidas que usted incluye en esa consolidación necesaria está el ajuste de las tarifas energéticas quitando los subsidios.
RLM —Creo que haber subsidiado groseramente las tarifas energéticas conspiraba contra el medioambiente. La reunión de París y todo el esfuerzo para reducir el calentamiento global en esencia es “gravemos al consumo de energía, hidrocarburos y […], porque eso contamina el planeta”. ¿Y qué se hizo en Argentina? Si el mundo hubiera seguido nuestra estrategia, no existiría más, ya estaría sobrecalentado. Nosotros bajamos los precios al 10 % de lo que valía la energía. Esa estrategia no solo produjo un desequilibrio fiscal muy grande, sino que indujo a la destrucción del capital y de las reservas que tenía Argentina. Más grave aún, antes de los Kirchner teníamos una macrocefalia en el puerto, una inmensa ciudad en el puerto, y un interior raquítico. Si algo no había que hacer en Argentina era concentrar los subsidios en esa macrourbe artificial que tenemos. Y el kirchnerismo volcó todos los subsidios ahí. Entonces no solo subsidió mal la energía, con su efecto sobre la contaminación, sobre la crisis fiscal, la crisis externa, la caída del empleo, sino que produjo estratégicamente una acentuación de la macrocefalia y del raquitismo en el interior. Es una estrategia suicida a largo plazo.
EC —Para usted, el gobierno Macri debió haber sido más profundo en la corrección de esos subsidios.
RLM —Creo que esa corrección habría generado menos fragilidad en términos del futuro, menos dependencia de los mercados de crédito y de capital del resto del mundo. Argentina tiene que salir todas las semanas a buscar plata para cubrir un inmenso déficit. No estamos hablando de un déficit chiquito, estamos hablando de más de US$ 40.000 millones.
EC —¿Y el impacto en la inflación, en una caída del consumo, en una recesión mayor?
RLM —No, no, al tener menos déficit habríamos tenido un tipo de cambio más alto, habríamos tenido más exportaciones, todos los sectores que dependen de competir con el resto del mundo habrían estado mejor. Los receptores de subsidios en general eran los de ingresos altos. ¿Quiénes consumían energía subsidiada? El 80-90 % del subsidio era a las clases más altas de Argentina. Un disparate fue eso.
Eso habría bajado la dependencia externa, habríamos tenido un tipo de cambio más competitivo, un modelo de recuperación más balanceado. En vez de estar asentado en el déficit del gobierno, en el gasto del gobierno, habría estado más asentado en las exportaciones. Creo que a largo plazo eso es más sostenible.
EC —¿No habría tenido impacto inflacionario, por ejemplo?
RLM —Habría tenido algún impacto inflacionario, naturalmente, como lo tuvo también la fuerte devaluación que hubo que hacer cuando se sacó el cepo. La idea de que usted sale de un régimen en el que está todo falseado, las estadísticas, los precios, el acceso a los bienes, y no pasa nada es una idea falsa.









