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Entrevista central, miércoles 31 de mayo: Oscar Gil, Ylva Lucena, Salomón Rivas

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EC —Oscar, ¿cómo te ha ido a ti?

OG —Quisiera poder ser tan optimista como él, pero no puedo. A mí la Udelar me tuvo seis años en espera de una reválida que después me negó.

EC —Oscar es sociólogo, egresado de la Universidad de Oriente en el año 2006.

OG —Y después de seis años el expediente se perdió, la señora que tenía el expediente se jubiló, y después me ofrecieron un reconocimiento de título que sí salió en cinco meses y ya con ese reconocimiento de título podía por ejemplo postularme al Mides, a instituciones que trabajan con el tema social. Ya tengo credencial cívica, tengo todo lo que el Estado pide para eso.

Pero ha sido muy cuesta arriba ejercer, sobre todo porque Uruguay tiene una realidad social para ustedes muy compleja pero para que quien viene de una realidad social mucho más compleja es un pañuelito. Entonces cuando una persona del área social me entrevista para un trabajo, me dice “tú estás sobrecalificado para lo que yo necesito y presupuestalmente no te puedo pagar lo que vales”. Por eso me ha sido muy difícil ubicarme laboralmente.

EC —Estás trabajando como guardia de seguridad.

OG —Como guardia de seguridad en el Casino Parque Hotel. Esa sí te puedo decir que ha sido una grata experiencia, el día que me vaya del casino voy a llorar, lo reconozco, porque es un trabajo muy lindo, es un equipo humano muy lindo, el trabajo es muy bien, chévere, como decimos nosotros, muy satisfactorio, y me ha permitido subsistir no te voy a decir holgadamente, pero no me falta nada.

EC —¿Cuándo te parece que vas a poder trabajar en tu profesión?

OG —En pocas y cortas, cuando el Mides decida tomarme en cuenta.

EC —Ylva, ¿en tu caso?

YL —A mí me ha ido muy lindo desde que llegué. Siento que me he encontrado muchos ángeles aquí, y de conocer absolutamente a nadie ahorita me relaciono más con uruguayos que con los mismos venezolanos. Para mí ha sido una tierra muy amable, si me tienes que preguntar por una característica que los define, creo que es amabilidad.

EC —¿No sienten que haya ningún tipo de recelo con respecto a la inmigración? Hace poco se conoció una investigación que dieron a conocer Martín Koolhas y Sofía Robaina en Radio Uruguay, una encuesta telefónica realizada por la consultora Equipos, según la cual el 50 % de los uruguayos cree que la inmigración no es algo bueno.

YL —No sé si ustedes lo comparten, pero creo que la inmigración venezolana aquí está muy bien vista, creo que por el hecho de que la mayoría somos gente o con un oficio, como en el caso de Salomón, o profesionales, las características de los venezolanos aquí están muy bien vistas. En mi caso nunca he recibido ningún tipo de prejuicio, nunca he sentido nada sobre eso, pero creo que tiene algo que ver también.

SR —Mi silla de barbería, mi silla de peluquería es un sitio para obtener información en caliente…

EC —Un lugar típico para conversar con la gente. Un gran diván…

SR —Claro, entonces allí va gente de todo tipo, gente de cargos gerenciales, va el obrero más modesto, va el laburante. Y yo comparto lo que dice Ylva, porque en la mayoría de los casos, si no en todos, al uruguayo le gusta cómo es el venezolano, lo atiende, siempre tiene un buen comentario para los connacionales y eso nos llena de orgullo. De hecho nosotros en nuestras redes sociales siempre andamos en la campaña de “pórtense bien, vamos a dejar nuestro gentilicio en alto, hagan las cosas correctamente”. Y así vamos.

EC —¿Están intercomunicados con los otros venezolanos que viven acá?

SR —Sí, cómo no.

EC —¿De qué manera? ¿Con pequeños grupos de amigos, o hay algo más general que los une?

OG —La cooperativa de vivienda fundada acá. Nosotros fundamos la primera cooperativa de vivienda para venezolanos por ayuda mutua en Uruguay, que fue la primera cooperativa de extranjeros que manejó Fucvam. En un principio fueron 25, en la segunda reunión 70 personas y hoy legalmente somos 32 familias, ya con personería jurídica y todo lo demás, ya estamos en cola para terreno para iniciar la construcción de las 35 primeras casas venezolanas en Uruguay por la modalidad de ayuda mutua. A raíz de la cooperativa hemos arrastrado mucha gente, mucha gente se ha salido, mucha gente ha llegado. La modalidad del cooperativismo uruguayo y la rigidez de la legalidad para el venezolano todavía son un poco difíciles de manejar, mucha gente entra y sale, entra y sale, entra y sale, pero a raíz de la cooperativa se han tendido muchas redes.

Y con respecto al tema de cómo nos percibe el uruguayo…

EC —¿Ustedes sienten algún tipo de discriminación aquí?

SR —No, en absoluto.

OG —No.

YL —Ninguna.

OG —Es al revés, el venezolano y el dominicano –hablo por las dos nacionalidades– hacemos horas extras, y cuando tú le dices a un uruguayo de cualquier renglón de la escala laboral de hacer horas extras el uruguayo se resiste. Es por eso que a la hora de contratar gente los grandes empresarios están contratando muchos venezolanos y dominicanos, porque estamos más prestos a trabajar más horas extras, a diferencia del uruguayo, que prefiere hacer las ocho horas e irse a su casa.

SR —Quiero hacer un comentario adicional. El año pasado tuvimos la grata experiencia –no sé si los compañeros participaron– de organizar el cuarto encuentro de venezolanos acá en Uruguay, el segundo en el que yo participo. Porque nosotros decimos acá –se lo decimos a todos– que lo peor que puedes hacer cuando llegas a cualquier país, pero cuando llegas aquí a Uruguay, es aislarte. Entonces a través de las redes sociales, bien sea Twitter, Instagram, por contacto personal, te vas enterando de las diferentes actividades que hacemos.

Te comento, Oscar, sobre el año pasado, no sé los números, pero te aseguro que eran no menos de 300 personas en el Parque Rodó, donde compartimos unas cuatro horas cosas nuestras, bailes, cantos, contacto. Y hace dos semanas tuvimos la presentación en el Teatro Solís de un director de orquesta venezolano que se llama Alberto Vergara, que dirigió la Sinfónica de Montevideo y dio un concierto de salsa a llenazo total. Entonces son lugares de encuentro, lugares donde tú haces tus contactos, vas ampliando tus redes, y aunque no es una reunión formal, no hay un sitio formal, hay algunas iniciativas de venezolanos que están acá y de una u otra manera nos vamos acercando, nos vamos uniendo.

YL —Siempre buscamos ese espacio donde nos encontramos. Y si no, en la calle, escuchás el acento e inmediatamente volteas.

SR —En las ferias, en las ferias siempre consigues gente, porque hay venezolanos haciendo ferias y son puntos de encuentro donde la gente pasa un rato cordial, conversa, hablamos lo que nosotros hablamos y hacemos los chistes, le ponemos la onda que nosotros los caribeños le ponemos.

EC —¿Se ayudan también?

OG —Sí.

SR —Cómo no.

YL —Sí, mucho.

EC —Hay iniciativas como Manos Veneguayas, que están destinadas a eso, al apoyo.

YL —Sí, de hecho en el centro donde yo trabajo recibimos a venezolanos que vienen en esta situación de vulnerabilidad de la que hablábamos, que vienen sin siquiera dónde estar esa noche. Entonces allí también estamos prestando ayuda también en alianza con Manos Veneguayas.

EC —¿Cómo ven esto de Manos Veneguayas? ¿Están participando, están vinculados?

YL —Sí, nosotros estamos ahí en alianza con ellos. Y nada, es solidaridad.

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