EnPerspectiva.uy

Entrevista central, miércoles 5 de octubre: Martín Fernández, Julián Ubiría y Joaquín Otero

Facebook Twitter Whatsapp Telegram

RA —¿Tienen una cifra concreta de cuántos libros se venden por persona?

JU —En Uruguay no está el informe Nielsen, como hay en España, que te dice exactamente cuántos libros se venden, hay que tratar de armar los datos a partir de indicadores de distintos lugares, pero se vende alrededor de un libro por cabeza por año; nosotros decimos que en Uruguay se deben de vender alrededor de tres millones de libros por año. Estamos hablando de todo: edición local, autoedición, ediciones que se publican como coleccionables con los diarios, todos los libros que se venden en el mercado. Es un porcentaje muy alto, probablemente el más alto de América.

A partir de esto, sí es cierto que nuestro mercado a escala es muy chico, porque es un país de tres millones de habitantes y eso dificulta todo lo que tiene que ver con el proceso editorial. Y lo que sale el proceso de edición de un libro no es muy distinto en Uruguay que en España. Me refiero al trabajo de corrección, de diseño, de armado, de edición, participan los mismos actores, básicamente no es distinto. El problema es que de repente en España un libro que tiene una perspectiva de tirada corta hace 5.000 ejemplares, y en Uruguay una tirada corta es de 500 o 400. Evidentemente ahí hay un tema de escala. Sin embargo, las editoriales gozan de la salud que pueden, pero siguen existiendo, eso es superinteresante.

NB —¿Qué se está leyendo? Obviamente por las diferencias de las editoriales donde ustedes trabajan sus experiencias pueden ser muy distintas. En el caso de Hum y Estuario, ¿qué es lo que se está leyendo, qué es lo que se está consumiendo más?

MF —Me quedé pensando en lo de las ventas. Si bien no va de la mano, acá un Libro de Oro, el más vendido del año, vende 20.000 ejemplares. Es tremendo, porque es como dice Julián, vos hiciste un laburo igual a como lo hubieran hecho en Brasil, en España, en Colombia, pero acá tu techito es como el macaquito del Mario Bros, sabés hasta dónde vas a llegar y por más que se coma el honguito no va a vender más de tanto. En cambio la proyección, el rédito… yo decía que vender 500 ejemplares en ficción es un gran número. Nosotros la baja no la vemos, desde nuestro lugarcito, donde venimos trabajando autores desde hace mucho tiempo; va de la mano con lo que decía Joaquín, ahí está el capital, en los autores y en la relación que tenés con ellos.

El año que viene la editorial va a cumplir 10 años, y ya hace ocho que venimos publicando a Mercedes Estramil y ves el posicionamiento cada vez mayor de Mercedes, ves que cada vez lográs llegar a públicos distintos. El caso reciente de Agustín Acevedo Kanopa lo mismo, por ahí cuando salió Eucaliptus se vendieron 400 ejemplares, más allá del premio nacional que le otorgaron el año pasado por Historia de nuestros perros, se llegó a otros públicos. Los premios son ruidos, son parte del runrún de la cosa, pero en nuestro caso, que publicamos a muchos autores que han ganado premios nacionales, como el Bartolomé Hidalgo, no nos dan un incentivo en las ventas. Es un galardón para el autor, mucho ruido y pocas nueces, si el autor es bueno lo vas a vender igual. Es el caso de Gustavo Espinosa, tanto Carlota podrida como Las arañas de Marte ya van cinco ediciones de 600, 500, 700 cada una, y Todo termina aquí, que ganó el Bartolomé Hidalgo en narrativa el sábado y se presenta hoy, es un libro que se viene vendiendo al ritmo al que se vende Espinosa. Vender a Espinosa en Treinta y Tres es dificilísimo, los libreros no lo tienen o tienen tres ejemplares, cuatro, no llevan 30. Señor librero, es gratis, los consigna, lleve 40.

NB —Siendo historias que transcurren en ese departamento.

MF —Exacto. Hay ciertas batallas con las cuales ya no voy. Van 39 años de la Feria Internacional del Libro, y dentro de lo formal que implica, para nosotros es un medio alternativo a la batalla de las librerías. Nosotros hacemos nuestro trabajo, pero ya está, no tenemos la capacidad de llegada a esa vitrina, a esa góndola como para que eso se convierta en una pelea diaria. Entonces tanto la Feria Internacional de octubre como la del Parque Rodó de fin de año son las vidrieras en las cuales podemos mostrar nuestros libros, moverlos directamente. Pero es alternativo, es tremendo esto, que una feria tan posicionada como la internacional, a nosotros, por decirte algo, nos banca la imprenta de todo el año.

Comentarios