
NB —Tenemos en línea a Rosario. Contanos brevemente qué te encontraste este año en la feria, aprovechando que podés recorrerla todos los años. ¿Qué viste?
ROSARIO CASTELLANOS (RC) —Una vez más, y sobre todo porque fui a media tarde de ayer, es un lugar que concentra una cantidad de gente de todas las edades. No sé si termina comprando, pero hay que ver la curiosidad con la cual la gente se va deteniendo en los distintos stands. Obviamente hay toda una zona, la de la carpa que se monta en la explanada, que posiblemente sea la que tiene más concurrencia porque allí están fundamentalmente las ofertas, los libros más baratos. Pero no por eso es menos importante lo que ocurre en el interior del atrio, porque allí están las novedades, los libros que se presentan. Y también en ese sentido me parece que la curiosidad estaba perfectamente manifiesta.
Por otro lado está lo que ocurre en el entrepiso, adonde curiosamente va mucho menos gente, donde Perú –que es el país invitado– ha hecho un despliegue con una gran instalación con pocos libros pero con muchas otras cosas. Por ejemplo una exposición fotográfica de la peruana Charo Echecopar sobre oficios limeños, propone una muestra bien interesante de Lima.
También el homenaje a Tomás de Mattos, recientemente fallecido, la venta y la presentación de su última publicación, Vida de gallos, y un homenaje que hace su hijo, Ignacio de Mattos, con una exposición de pintura que parecería que fue la forma de aceptar la muerte de su padre.
NB —Joaquín, Julián, ¿qué rol juega la Feria del Libro en cuanto a su planificación anual, por ejemplo?
JO —Es una de las instancias más importantes del año, creo que es la más importante a la hora de mostrarse como editorial directamente al público. El intercambio, el ver la reacción de la gente ante los títulos, la cantidad de presentaciones –hasta octubre debemos de haber tenido publicados unos 16 títulos– y hacer las presentaciones de los autores con el público es muy importante. También tiene la parte de venta, que es fundamental, es un agregado importante al presupuesto anual, ya que es venta directa de la editorial. Pero yo me quedo más con el contacto directo con la gente. Ahí tenés la posibilidad de hablar, de ver directamente qué es lo que le interesa, qué títulos, algunos comentarios buenos, otros malos. Tenés ese intercambio que es lo fundamental y que los libreros como nosotros, más allá de editores, tenemos que tener constantemente.
JU —La feria se puede ver desde esos ámbitos. Como decía Rosario, hay un interés de la gente por el tema de comprar libros a un precio menor, lo cual es totalmente lógico y todos lo hacemos y lo hemos hecho. Pero me parece que la feria tiene que ser otra cosa, me parece que debe ser un evento cultural importante que se instale en el seno de la ciudad y que intervenga a toda la ciudad. Creo que todavía nos falta un poco para llegar a eso y nos parece que es una cosa inapelable a la que tenemos que llegar porque, como decíamos, este país tiene una riquísima tradición literaria y además tiene muchos lectores y mucha gente que compra libros, por lo cual a las editoriales –creo que en esto podemos encontrar afinidades o similitudes entre los tres que estamos aquí– nos interesa mostrar el catálogo.
En Penguin Random House tenemos más de 5.000 referencias activas, 5.000 títulos que vendemos, y es imposible tener todos esos libros en una librería, por más grande y variada que sea. También es imposible que estén en la feria. Pero es importante la feria como una muestra de esto que se llama bibliodiversidad y que no es más que mostrar todo lo que uno tiene para ofrecer, para distintos públicos, en distintos segmentos.
En este caso nosotros, más allá de que hay muchas presentaciones y actividades, elegimos esta feria para hacer un homenaje a un querido amigo y a un enorme escritor como fue Tomás de Mattos, que falleció este año y que entendemos que todavía falta mucho por conocer y descubrir de su obra como escritor. Entonces aprovechamos para mostrar su obra, para hacerle una serie de homenajes. Está la exposición de cuadros de Ignacio, uno de los cuales forma parte de la portada de su nuevo libro. Son una serie de acciones que quizás no podíamos montar en una librería, que es el canal tradicional que tenemos durante todo el año, aunque lo vamos a hacer de alguna manera. La feria te permite eso. Pero desde el punto de vista numérico no cambia tanto –aunque es importante el tema de las ventas–, más bien es lo otro, lo de mostrar el catálogo.









