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Entrevista central, miércoles 8 de febrero: Ernesto Stirling

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EC —Esa fue una primera etapa.

ES —Una primera etapa importante, porque ingresa un nuevo actor. Estaban los molinos que compraban y los productores, ahí ingresa el Estado. Eso duró muy poco, hasta el año 60; en ese momento el Estado se retira de la fijación del precio y comienza una nueva etapa, la de fijación del precio convenio, que en base a los precios de las exportaciones y deducidos los costos industriales, es el precio que el productor recibe. Es una negociación, a partir de ese trabajo conjunto que tuvieron que empezar a realizar los productores con los molinos industrializadores, ya el Estado mirando de afuera, comienzan a trabajar juntos y la cadena comienza a desarrollarse.

EC —¿La fijación del precio quedó establecida de forma tal que cuando surge es un número pacíficamente aceptado? ¿No hay conflicto por el tema del precio, que se resuelve internamente?

ES —Se resuelve internamente a partir del año 60, es un acuerdo que se firma y que tiene unas bases que respetan ambas partes. Sobre esas bases se discute el precio, se discuten los costos que tiene la industria, y se basa en la exportación, porque más del 90 % del arroz se exporta. En esa base se tienen las declaraciones juradas de cada uno de los negocios que hacen los molinos, que son miles, que son puntuales y se embarcan a más de 60 destinos, y a partir del promedio de esas ventas se comienza a armar esa estructura de negociación para fijar el precio al productor. La fijación de precio tiene una primera etapa, en la que se establece el precio provisorio al 30 de junio, en base a la cosecha, que es en fin de febrero, marzo y abril, es el 30 %, 40 % del arroz vendido, y después se negocia el precio final cuando se termina la etapa comercial, a fin de febrero, marzo del año siguiente.

EC —Ese sistema de precios implica que el productor chico cobra por su grano lo mismo que el grande.

ES —Es así, todos los productores, por lo menos los que integran el precio convenio, que firman contrato con los molinos industrializadores, con esta regla toman el mismo precio. Sea un productor de 50, 20 hectáreas, o un productor de 1.000, 1.500 o 2.000 hectáreas.

EC —Eso es una ventaja, ¿no?

ES —Eso sin duda le da fuerza y no expone la debilidad que puede tener un productor chico frente al molino en el momento de negociar. Yo mencionaba que en las décadas de 1930, 1940, casi hasta 1950, cada productor tenía su secador. Los molinos industrializadores hoy tienen secadores muy grandes, porque al arroz hay que secarlo inmediatamente, porque si no se mancha. Se cosecha con 22 % de humedad, y esa humedad tiene que ser bajada inmediatamente, porque si no a las 48 horas queda amarillo. Esos secadores colectivos o de productores individuales que siguen teniendo su propio secador y remiten a los molinos o comercializan en forma independiente hacen que el arroz mantenga la calidad, se pueda procesar y tenga las bondades que tiene hoy en el mercado externo. Es un sistema que no tienen otros países.

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