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Entrevista central, miércoles 8 de febrero: Ernesto Stirling

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EC —Tengo varios mensajes de la audiencia. Dice Marie: “Gracias por acercar el campo a la ciudad, sobre todo el Uruguay profundo. Es impresionante el modo de vivir de esta gente: sencillo, austero y muy sacrificado. Todavía hay parajes sin energía eléctrica, siempre mirando al cielo para ver si llueve o no”. Sobre esto de que todavía hay parajes sin energía eléctrica, ¿qué agrega usted?

ES —En el año 1988, el sector arrocero inició, junto con la Oficina de Planeamiento y Presupuesto (OPP), los trabajos de electrificación, del cambio de matriz de los sistemas de riego de bombas a gasoil a energía eléctrica. Con esto se empezó a desarrollar la caminería. Al lado de las líneas de luz, iba la caminería. Esto fue para el este, lo cual llevó a que las zonas arroceras de los departamentos de Rocha, Treinta y Tres y Cerro Largo tuvieran energía eléctrica. Y no solo los sistemas de riego de arroz, sino que además después las líneas podían abastecer a pueblos, a escuelas, a otros integrantes del Uruguay profundo.

En el año 2006, se realizó un convenio con OPP para la electrificación del norte, lo cual tuvo un impacto impresionante, porque se electrificaron más de 1.000 kilómetros, que llegaron no solo a los sistemas de riego. Y como en el norte los productores están mucho más dispersos que en el este, por las condiciones geográficas, también se electrificó todo lo que había en la cercanía: productores agropecuarios y algunas villas y pueblos chicos.

Después hubo una segunda etapa en el norte y ahora se está en la segunda etapa en el este, que culmina en este año 2017. Va para los departamentos de Treinta y Tres, Cerro Largo y Rivera y Tacuarembó, que era una zona en la cual faltaba electrificación. Cualquier productor o gente que viva cerca de las líneas puede conectarse a las redes.

EC —Vamos al tema en el que yo quería poner foco en esta entrevista: el Fondo Arrocero o, mejor dicho, el Fondo de Financiamiento y Recomposición de la Actividad Arrocera, que nació por una ley del año 2003. ¿Concretamente para qué?

ES —Todos recordamos lo que fue la crisis que culminó en el año 2002, con aquellos graves problemas del país. Ya los sectores productivos, y en especial el arroz, veníamos con serios problemas, ya que en el año 99 Brasil había devaluado la moneda. Estaba el PEC, un convenio de intercambio comercial con Brasil, en el cual al principio se negociaba mucho arroz para ese destino; después ya fue el Mercosur, y bajaron las ventas, pero Brasil –que era el principal mercado en aquel momento– devaluó, Uruguay no lo siguió y el sector arrocero cayó en una crisis muy grande que duró tres años.

A partir de lo que fue el 2002, la ACA, en conjunto con la gremial de molinos arroceros, les planteó a los ministros de Economía y de Ganadería una solución al problema de endeudamiento muy grave que tenían no solo los productores, sino también los molinos. Esa solución se plasmó, cuando era ministro el ingeniero Martín Aguirrezabala, en el Fondo de Financiamiento y Reconversión de la Actividad Arrocera, que es un instrumento fruto de una ley que fue votada por unanimidad tanto en el Senado como en Diputados.

EC —La ley estableció que los dineros que se recaudaran por este mecanismo podrían tener tres destinos: cancelar deudas de productores originadas exclusivamente en la actividad productiva arrocera con el Banco República (BROU) y otras instituciones de intermediación financiera que determinara la reglamentación y con las empresas industrializadoras exportadoras; financiar la actividad arrocera, y cancelar deudas contraídas por el Fondo para atender los objetivos anteriores. Para eso nace el Fondo. ¿Con qué dinero? ¿Cómo se nutre de dinero este fondo?

ES —Estos fondos se nutren mediante fideicomisos, se crean fideicomisos, ya van en el cuarto, 2004, 2007, 2014 y 2016, que está terminando ahora en el 2017. El primer fondo se nutrió con dineros que pusieron las AFAP, porque en aquel momento habían quebrado muchos bancos y no había financiamiento por ningún lado. El segundo fondo fue un aporte del Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) al mismo fondo, lo retroalimentó, y cobró una tasa de interés. El tercero recibió fondos aportados exclusivamente por el BROU, también con su tasa de interés. Y a este cuarto aportan el BROU y dos entidades bancarias privadas, que fueron las mismas que aportaron al Fondo Lechero.

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