
EC —Lo que pasa es que el artículo 4 de la ley dice “serán beneficiarios del Fondo”, utiliza el término beneficiarios.
ES —Es verdad.
EC —Es un préstamo. ¿Entonces?
ES —La propia ley dice cómo se distribuye. Se hace la sumatoria de los productores que califican para el Fondo y son tantos; a partir de ahí el MEF y el MGAP firman decretos para aterrizar la ley, clarificar algunos aspectos y establecer cómo se instrumenta la ley. A partir de ahí, hay una comisión de administración del Fondo, que integran el MEF y el MGAP y la comisión de contralor que mencionaba. El ministro también fue beneficiario de los tres fondos anteriores, de dos fondos en el 2003 y 2007, en los cuales era productor y no era ministro, la ley ya estaba. Y con esta misma ley se realizó el nuevo fondo.
EC —Ustedes no tienen objeciones.
ES —No tenemos objeciones. En las páginas tanto de la ACA como del MGAP están todas las leyes y decretos, y sobre todos los decretos que marcan cómo se desarrolla y se instrumenta todo esto. La realidad es que está amparado por una ley, en este momento el ministro sigue siendo productor y lo es de hace veintitantos años, está comprendidos entre quienes reciben el Fondo Arrocero.
***
EC —¿Se puede definir al Fondo Arrocero como una herramienta contracíclica?
ES —Yo no diría contracíclica, contracíclica sería una medida por la cual en los buenos momentos se extrajera un monto del precio del arroz para alimentar un fondo. Sí podemos decir que es un buen instrumento, que también han tenido los lecheros, por ejemplo, que ya van en el tercer fondo, y nosotros en el cuarto. Es para los momentos difíciles, para pagar deuda de corto plazo y pagarla en siete, ocho años.
EC —El tema que le voy a plantear ahora da para otra conversación, simplemente le pido una respuesta en titular: ¿qué está diciendo el hecho de que haya que poner en marcha el Fondo IV? ¿Qué pasa hoy en el sector arrocero de nuestro país?
ES —No solo el Fondo IV, que en 13 años el sector precise cuatro fondos para seguir viviendo y dos fondos de US$ 100 millones entre el III y el IV en tres años, es una alerta importante. Se basa sobre todo en la pérdida de competitividad que hemos tenido. El sector creció en productividad a través de todo lo que se ha invertido en investigación, en innovación, en productos diferenciados, en las variedades, en productos inocuos –hace casi 20 años que estamos realizando estudios sobre si existen residuos de fitosanitarios en el arroz, porque los mercados están cada vez más exigentes, sobre todo Europa, que es el destino de casi el 10 % de nuestras exportaciones de arroz–. En base a eso tenemos productividad y todos los elementos que la integran; nos está faltando competitividad. La competitividad no es solo eso, son también otros asuntos macroeconómicos del país por los cuales como sector exportador estamos teniendo graves problemas para poder competir en el mercado internacional.









