
EC —Pero antes está la definición de las precandidaturas. Y usted en junio anunció que va a ser precandidato, que va a competir por la candidatura del PN.
JL —Siempre les dije a los compañeros que cuando faltaran menos de dos años para la instancia interna yo iba a tener una definición; lo dije en diciembre del año pasado, creo que hasta públicamente. Y luego de haber tenido una suerte de impasse, pero habiendo hablado con mucha gente en el año 15, en el año 16, en parte del 17, lo comuniqué primero a todos los compañeros, a todos los intendentes, a todos los compañeros de mi sector e incluso a los compañeros de fuera de mi sector dentro del PN. Se lo dije antes para que no se enteraran por la prensa. Y cuando llegó el 14 de junio comuniqué, como ya es de público conocimiento, mi intención de ser precandidato porque creo tener un proyecto político. Creo haber tenido la experiencia de 10 años como hombre ejecutivo al frente de una intendencia, eso me da un plus y un diferencial. Creo tener una experiencia de 17 años como senador de la República. Tengo la experiencia que dan las derrotas y levantarse de las derrotas. La fortaleza de haber apostado siempre, más allá de los resultados, al diálogo. Haber tenido iniciativas que entroncaran con el país y representar un proyecto que tiene vigencia más que nunca, a mi juicio, que es el proyecto de matriz wilsonista del cual siempre se habla pero que todavía no ha gobernado el país.
EC —Pero, casualmente, de esos nombres que acabo de mencionar, varios dudan de que el espacio wilsonista tenga su mejor expresión en Jorge Larrañaga como precandidato dentro del PN y manejan otras posibilidades.
JL —Las dudas entre los seres humanos son normales, de mañana uno duda entre escucharlo a usted o escuchar otra radio. Por supuesto, a nivel de un referente político pueden existir dudas, eso es natural.
EC —Pero son dudas entre dirigentes que pertenecen o venían perteneciendo hasta ahora a AN, justamente.
JL —Correcto, pero es admisible, lo he conversado con ellos. Creo que en el camino se ve la endurance, la fiabilidad y las posibilidades de una candidatura, y la consolidación de un proyecto, se trata de lograr que la gente crea. Yo tengo una trayectoria en que no he sido puesto en el banquillo de los acusados con el dedo de deshonestidad, he tenido años en la actividad pública y no tengo señalamientos. Tengo 61 años y no puedo ser espectador, me resisto a ser espectador de un país que va cuesta abajo. Y porque siempre he sostenido –lo aprendí de mi padre vasco y de mi madre gallega– que en la vida uno puede caerse, pero tiene que tener la voluntad, la diferencia está en saber levantarse y continuar.
EC —Usted va a ser precandidato de cualquier manera, va a llegar a las elecciones internas del PN del año 2019.
JL —No tenga ninguna duda. Pero no lo digo como una expresión soberbia, como una expresión porfiada, lo digo simplemente en función de lo que advierto y veo y converso. Y mire que yo recorro, he sido un recorredor permanente del país, y no en los tiempos electorales, en todo tiempo, y hablo con mucha gente. Todas las elecciones son diferentes, los referentes políticos son más o menos aceptados y diferencialmente aceptados en los procesos electorales en función de los hechos y de las circunstancias que el país vive. Por eso tengo mucha confianza en este proyecto político.
EC —¿Puede ocurrir que esa interna del PN no sea solo con dos nombres, Lacalle Pou y Larrañaga?
JL —Eso no depende de mí.
EC —¿Puede ocurrir que, por ejemplo, alguno de estos nombres que mencioné, alguno de los intendentes de la ruta 8 o Verónica Alonso, sean también precandidatos dentro de esa misma esfera wilsonista, que haya Jorge Larrañaga por un lado y otro nombre compitiendo también por la candidatura presidencial?
JL —Eso no depende de mí.
EC —¿Le parece que sería un error, que lo mejor es que haya dos candidatos, que de nuevo la cosa sea Larrañaga-Lacalle Pou?
JL —La historia, desde la reforma de 1996 a la fecha, es que en el partido y en la elección interna de los partidos ocurre una natural polarización. Pero yo no soy dueño de las decisiones de los demás, soy dueño de mi decisión compartida por la decisión de mis compañeros. Eso es lo que me importa. Me importa porque fíjese si puedo tener elementos de los cuales sentirme orgulloso pese a las circunstancias. He podido superar la adversidad y estar en la primera línea luchando por lo que pienso, por lo que creo y por mi partido.
EC —Pero ¿podría llegar a ocurrir que dentro de Juntos, ese movimiento más amplio que AN, hubiera dos precandidatos presidenciales?
JL —Creo que dentro de nuestro sector y de nuestro movimiento va a haber una candidatura en función de lo que se ha definido con los compañeros.
EC —¿Juntos va a tener solo un precandidato? Porque podría ocurrir que fueran usted y Verónica Alonso, por ejemplo.
JL —Pero las precandidaturas no acumulan. Como muchos compañeros piensan –y basado no sobre algo individualista, sino en algo real–, el candidato a la Presidencia de la República, la candidatura a la Presidencia de la República se elige el propio día de la elección, más allá de que tenga el 50 % o el 40 % con diferencia de 10 %.
EC —O sea, más allá de lo que establece la ley como posibilidades, porque está incluso la eventualidad de que el asunto se resuelva en la convención. Usted insiste en que por lo menos en el PN el primero gana.
JL —El que gana gana, y la candidatura a la vice puede ir a la convención. Otra hipótesis destrozaría al partido. Imagínese una candidatura con el 37 %, otra con el 32 % y una tercera con el 15 %; se juntan la de 32 y la de 15 y le ganan a la de 37. Eso es una fractura natural, disolvente, conflictiva. Ahí perdemos la elección. Por eso he sostenido –no es nuevo, de ahora, antojadizo– que el que gana gana. Lo dije en el 2004 cuando gané y el partido votó con el 35 %, y lo expresé también cuando perdí.
EC —Pero supongamos que de esos dirigentes que yo estaba mencionando surge un precandidato o una precandidata y se quiere tirar, quiere ir adelante y presentarse. ¿Eso implicaría que tendría que salir del espacio Juntos?
JL —No dependen de mí esas decisiones, yo confío en que se puedan dar entendimientos de cara a la fase final del último año, hacia junio del 19.
EC —O sea que confía en una negociación interna dentro del wilsonismo.
JL —En seguir conversando, porque es lo que uno tiene que hacer hacia dentro y hacia fuera.
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