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Entrevista central, viernes 10 de noviembre: Roberto Markarian y Cheung Koon-yim

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RM —Pero de hecho sí. La inauguración formal va a ser con la presencia del rector de la Universidad de Qingdao, creo que con el jerarca máximo de Hanban, y esperamos que con una autoridad china importante que vendría para un evento importante de orden económico que va a haber en Punta del Este.

EC —Sí, simultáneamente va a tener lugar en Punta del Este el China-LAC, el encuentro China-América Latina y el Caribe en materia de negocios.

RM —Exactamente. La embajada china insistió en que tratáramos de asociar la venida de ese personaje con la inauguración del Confucio, porque ellos le dan mucha importancia a tener un pie tan grande asociado con una institución importante como es la Udelar.

RA —¿Qué se va a poder hacer en la sede del Instituto Confucio? ¿Qué actividades están previstas?

CKY —Las actividades principales ya las dijimos: enseñanza del idioma y comunicación de la cultura sobre esa base. Tenemos un salón para 35 alumnos, otro para 15 alumnos y un salón de artes culinarias, que proyectamos con los arquitectos de la Udelar para enseñar cocina china. Tenemos un chef que nos está asesorando incluso en la instalación de esa cocina, allí se van a poner creo que cinco cámaras para poder registrar y difundir, para que mucha más gente pueda aprender eso. Sobre todo insistimos en que sea cocina casera, que cualquier ama o amo de casa pueda hacer su comida china con estos cursos.

RA —Ese sería un curso diferente, por un lado la enseñanza del mandarín y por otro lado el curso gastronómico, aunque van a enseñar ambas cosas culturalmente interrelacionadas.

CKY —Sí, además una de las mesadas de la sala de cocina es removible, para que cuando no se estén dando clases de cocina puedan darse clases de artesanía, de caligrafía, de escritura o de otras actividades referidas a la cultura china. Es un lugar muy fermental que queremos aprovechar, porque si damos clase solamente de idioma y cultura su trascendencia se limita a eso, y creo que el Instituto Confucio tiene que ejercer una función más bien de difusión, una especie de extensión universitaria, si me permite el rector. Es decir, que la Universidad se meta en el medio, con todos los conocimientos sobre China que no tenemos en Uruguay, o que tenemos muy distorsionados, porque hay malentendidos, malas interpretaciones. Queremos dar una versión objetiva de lo que podemos ofrecer de los 5.000 años de cultura para uso nuestro, para mejorar nuestra vida.

RA —Está claro que los universitarios son el público objetivo, pero no exclusivamente, como Instituto va a tener las puertas abiertas para todo tipo de público.

RM —El entusiasmo por conocer China y su cultura se muestra en el hecho de que recientemente, hace dos meses, el organismo de la Presidencia de la República nos solicitó que organizáramos un curso financiado por el Ministerio de Comercio chino. Mandaron nueve profesores que estuvieron dos semanas acá y dieron clase seis horas por día. Cuando abrimos inscripciones yo estaba temeroso de haber aceptado ese desafío, ¿quién iba a venir a un curso de tantas horas? Ellos querían que hubiera alrededor de 100 personas, porque venía mucha gente. Abrimos unas inscripciones por un procedimiento de internet que resultó muy eficaz y se anotaron 240 personas. Tuvimos que elegir a los candidatos, y los elegimos en una gama muy amplia: representantes de intendencias, cuatro militares, azafatas, un público variadísimo, y la mitad eran universitarios propiamente dichos, algunos funcionarios y otra gente, algunos de los cuales después reclutamos para nuestra estructura. Así que el entusiasmo es impresionante. Y estábamos temerosos de que abriéramos las inscripciones, se anotaran 20 y pasáramos un papelón con los chinos.

EC —Está claro que no, la avidez, el campo fértil es mucho más amplio, es enorme. Entonces, volviendo a las actividades del Instituto Confucio, el público puede ser de cualquier origen.

CKY —Es lo que la Universidad debe ser, es abierto a la sociedad.

EC —¿Qué duración tendrán los cursos?

CKY —Pensamos que los más elementales tienen que tener dos años. En dos años intentamos que lleguen a cierto nivel, modesto nivel, pero para poder dar el examen de suficiencia de conocimiento del idioma chino, el HSK.

EC —¿Esos cursos van a tener un costo?, ¿habrá una matrícula?

CKY —Ahí rige la política de la Universidad.

RM —Hay dos niveles de cursos, uno para estudiantes universitarios, que van a ser gratuitos, que va a ser administrado por la parte de Lenguas de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación, y otro para afuera, que va a tener formato de educación permanente, que la institución ha establecido que se pueden cobrar. Por lo cual va a haber simultáneamente las dos estructuras.

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