Entrevista con el licenciado Juan José Marizcurrena, uno de los científicos que trabajan en la Antártida.
EN PERSPECTIVA
Viernes 13.10.2017, hora 08:30
EMILIANO COTELO (EC) —A 3.000 kilómetros de Montevideo, en medio del clima hostil de la Antártida, un grupo de científicos uruguayos lograron un desarrollo que puede tener aplicaciones comerciales a nivel cosmético y farmacéutico.
El lunes, al final del Consejo de Ministros, el titular de Defensa, Jorge Menéndez, hizo un anuncio que se salió de lo habitual: un equipo de científicos del Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable (IIBCE) y de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República (Udelar), apostado en la Base Artigas de la Antártida, logró producir, a un costo bajo, una enzima más eficaz que la que actualmente se emplea para reparar el daño producido por la irradiación de rayos ultravioleta.
Hoy viernes, el Ministerio de Defensa y la Udelar van a firmar un acuerdo para gestionar la propiedad intelectual del desarrollo, que puede ser utilizado en la prevención del cáncer de piel o en la fabricación de protectores solares más potentes que los que conocemos hasta ahora.
¿Cómo se llegó a este logro?
Vamos a conversarlo con Juan José Marizcurrena, uno de los científicos que integran el grupo que está trabajando en la Antártida.
Tú estás ahora en Alemania, desde agosto pasado, colaborando en un grupo especializado en fotobiología.
JUAN JOSÉ MARIZCURRENA (JJM) —Llegué el 30 de agosto. Estuvimos en un congreso en Israel con Susana Castro, y directamente luego vine a trabajar aquí con un grupo de investigadores que se especializan en fotobiología y fotoliasas.
EC —Eres licenciado en Ciencias Biológicas con orientación Biotecnología, y ahora estás continuando tus estudios…
JJM —Exactamente. En 2014 comenzamos con Susana a meternos en estos temas de fotobiología, y empecé una maestría, que luego pasé a doctorado en Biotecnología.
EC —Este desarrollo del que vamos a hablar es el resultado de una de las líneas de trabajo de un equipo de la Facultad de Ciencias y el IIBCE que se dedica en la Antártida al estudio de microorganismos, especialmente de su material genético y su potencial uso biotecnológico. Es el grupo que comanda Susana Castro desde hace 10 años y al que tú te incorporaste en 2013.
JJM —Exactamente, Susana tiene mucha experiencia en temas antárticos, empezó a trabajar en 2008 en microorganismos con aplicaciones tecnológicas en diferentes áreas. Por ejemplo, cuando yo empecé a trabajar con ella, lo hice estudiando enzimas capaces de cortar la leche, que podían ser usadas como detergentes (enzimas electrolíticas). Después, en 2014, iniciamos una colaboración y un contacto con la empresa Celsius, de la línea de Dermur, y surgió esta idea de trabajar en fotoliasas. Tanto para Susana como para mí fue comenzar de cero. Tuvimos que hacernos desde cero para entender este tema y trabajar en él.