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Entrevista central, viernes 15 de julio: Rodrigo Goñi

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EC —Veamos algunos ejemplos.

ROMINA ANDRIOLI (RA) —Quizás los más conocidos sean Uber y Airbnb, la plataforma para alquiler de lugares donde alojarse, sobre todo en lo que tiene que ver con turismo. Pero a lo largo de esta experiencia de discusión en la comisión en la Cámara de Diputados quizás se enfrentaron a algunos otros ejemplos de aplicaciones que se están utilizando en Uruguay y no se conocen tanto. ¿Podemos mencionar algunas?

RG —Todos los días. Por ejemplo, el presidente de la ANII (Agencia Nacional de Investigación e Innovación) tuvo una participación muy valiente, porque en el fondo lo que tenemos que hacer para abordar este tipo de fenómeno es ayudarnos a entender, a aprender y a buscar soluciones que nos ayuden a todos. Esto no es un tema del gobierno; si se puede hablar de políticas de Estado, esta es una.

EC —Romina le preguntaba por ejemplos de otras aplicaciones que quedarían abarcadas por un proyecto como este.

RG —El presidente de la ANII hablaba de una aplicación para los que se tienen que hacer diálisis. Antes una persona que se hacía diálisis casi no podía pensar en hacer un viaje de turismo y recorrer varias ciudades, porque ¿dónde se iba a dializar? Ahora hay una aplicación que participó acá, que se hizo en Uruguay, que está recorriendo el mundo generando clientes y consumidores les permite viajar. Yo me hago diálisis, entonces voy a esa aplicación, pongo los lugares que voy a visitar, ciudades grandes, chicas, a lo largo y ancho del mundo, y ahí me aparecen oferentes de esos servicios, y ya conecto, contrato, por lo que en cada ciudad que llegue voy a tener un centro de diálisis que me va a estar esperando, ya tengo hora y tengo todos los servicios.

EC —Es un negocio, sin duda, pero al mismo tiempo es un servicio muy útil.

RG —Por supuesto que es un negocio. Por eso digo que estamos hablando de economía, más allá de que en la economía colaborativa también hay una cantidad de aplicaciones que conjuntan y conectan consumidores con otros consumidores, porque a veces ni proveedores son, acá se confunden el consumidor y proveedor, donde no hay ánimo de lucro. Todavía es imposible saber cuánto de esta economía nueva está teniendo ánimo de lucro y cuánto es simplemente una respuesta social, con aplicaciones no tienen fines de lucro y muchas veces quienes participan tampoco los tienen.

EC —¿Para usted hay que regular o no?

RG —En principio no sería necesario regular. Creo que hay más riesgos que ventajas en abordar una regulación, sobre todo por la señal que se manda al ecosistema emprendedor digital que cualquier regulación implica, más allá de que el presidente lo negaba: “no vamos a prohibir”. Cuando se dice “no vamos a prohibir” es porque se está pensando en restringir de alguna manera. Y este proyecto de ley, más allá de que se ha ido modificando gracias a este proceso, de alguna manera restringe.

EC —¿Y cómo maneja, si no se regula, el riesgo de la competencia desleal?

RG —Hay que ver los casos, que son mínimos. Romina me decía ¿quién le pone el cascabel al gato? El gato acá está haciendo mucho beneficio, está ayudando mucho; si rompe algún florero tenemos que proteger el florero, pero no encerrar al gato. Porque indudablemente todo este proceso tiene, para el Uruguay especialmente, muchísimos más beneficios. Ya hoy, pero en el futuro puede ser la vida o la muerte de la economía uruguaya si promovemos el desarrollo de la economía digital o lo restringimos y lo frenamos. Eso es lo que está en juego en una regulación.

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